El rock nacional ¿cultura patriarcal?

El rock nacional ¿cultura patriarcal?
27 abril, 2017 por Redacción La tinta

Por Flo Straso para La tinta

El rock nacional nació como sinónimo de contracultura, impulsado por los ideales de los jóvenes en un contexto de opresión militar. Como protesta y revolución, se ha instalado en la vida de generaciones pasadas y actuales, tornándose referencia y pasión. Pero a lo largo del  tiempo ha dado luz a otras fac etas, por ejemplo el machismo. ¿Somos los mismos de aquella vez? El rock no está exento de las problemáticas sociales, si nuestra sociedad es machista el rock lo expresará.

En la última semana de abril se cumple un año del episodio que cambió al rock para siempre. Estamos hablando de los testimonios audiovisuales que víctimas sexuales del cantante Miguel Del Pópolo hicieron públicos, y que ha desencadenado la denuncia de casos similares como las víctimas de Cristian Aldana, quien se encuentra preso en la cárcel de General Paz.

A raíz de estos hechos y en el contexto del #NiUnaMenos, es necesario echar luz sobre el rock y sus componentes esenciales y característicos. En el país donde diariamente muere una mujer en manos de un hombre, problematizar el rock como espacio de cultura, ideales y representaciones sociales nos arroja una pista.

Este estilo musical que llevamos dentro y que nos vio crecer, posee una serie de valores –hasta ahora poco cuestionados- que avalan la figura del rockstar de pasillos vip, camarines, drogas y minitas. De hecho, el concepto de groupie hace referencia a las fanáticas que quieren intimidad emocional y sexual con los músicos, pero que nunca son tomadas en serio sino como adornos y compañías ocasionales; y cuantas más haya mejor. Lo que habilita pensar que muchos rockeros aprovechan su fama y poder para abusar de mujeres.

En este cambio de paradigma en donde se busca revelar el carácter sistémico de la violencia de género, volvemos al rock para ver qué lugar ocupan las mujeres en él, a través del análisis de múltiples canciones que poseen mensajes machistas y misóginos, letras que hacen apología al femicidio, al sexismo, a la denigración de las mujeres y al refuerzo de los estereotipos.

¡Cambiame la pista! ¿El rock es machista?

La primera canción que presento a continuación es de Fito Paez, Rock and Roll Revolution que dice: «Vos pensás en tu revolución yo pienso que te falta mucho rock and roll. Que mierda son tus batallas culturales si te dan miedo los artistas siderales. Me preguntaste que cosa no haría nunca yo te mentí porque la libertad te asusta. A vos te gusta que haya buenos, que haya malos, yo creo que todos somos héroes y villanos. Si te dejo en una habitación, frente a frente con Charly García te orinarías y saldrías corriendo, te daría miedo no lo bancarías. No seas tarada no podes sacarte fotos con el león que se come a las fieras el rock and roll tiene la sagacidad y la energía de sobrevivir y soñar.

Es de público conocimiento que esta canción se la dedicó a su ex Julia Mengolini (abogada y periodista feminista) luego de su ruptura. Aquí el cantante la ataca ideológicamente y la llama tarada por no estar a la altura de su rocanrol que consiste en patear televisores (¡Qué heavy!) y juntarse con Charly García. Una piensa que artistas de este calibre podrían utilizar su poder para difundir canales de denuncia, sin embargo su misoginia se expresa en su despecho.

El próximo rockero argentino es Pappo, quien en una entrevista dijo que “semi- violó” a una mujer luego de un recital en el Luna Park. A merced de esto no hay mucho que agregar, pero vamos a analizar una de sus canciones más conocidas. «Yo sólo quiero hacerte el amor. E ir caminando un rato bajo el sol. Y de un momento a otro te diré que tengo que dejarte otra vez, pero estaremos juntos hasta el amanecer. Yo tomo el tren que sale a la hora dieciséis».

Ahora es el turno de Memphis La Blusera, un combo bastante machista, que en la canción La bifurcada lo deja bien clarito: «Te vas con tu amiga, feminista perdida, tus modernos inventos, que son puro cuento. Si te vas, no, no, no te voy a extrañar. Sabes, mejor, no queda otra que la separación. Te decidiste, te definiste, sos feminista yo machista. Anda por la sombra y cerrá el portón».

El cantante está muerto, sino le diría que el feminismo no es “moderno invento” sino la ideal radical de que las mujeres somos personas.

En esta ocasión nos detendremos en Para no verte más de La Mosca, una canción que prácticamente todos hemos cantado en cualquier fiesta sin ser conscientes del mensaje que transmite. «Cuando no tengas donde ir, cuando te sangre la nariz, cuando te duela la cabeza y se termine esa cerveza. Cuando las alas de tu avión se derritan sin razón y alcanzare la soledad que ya ha matado a la ciudad. Yo romperé tus fotos, yo quemare tus cartas, para no verte más. Y si logras sobrevivir habrá fusilo de maldad preguntarás en donde estás, preguntarás que te pasó, me voy a poner a fumar». Sorprende el contraste del ritmo bailable y el mensaje explícitamente violento, y el hecho de ponerse a fumar luego de consumar el hecho.

Los Auténticos Decadentes no quedan afuera. En su canción Vení Raquel nos figuran una clara situación de acoso: «Ay cuando la conocí a Raquel. Se zarandeaba provocativa. Para mirarla de atrás, se daba vuelta a toda la esquina. Yo la quería encarar, ay, pero solo no me animaba. Fui hasta el café, busqué a mis amigos, y la encaramos en barra. Vení Raquel, vení con los muchachos. Vení Raquel, te vas a divertir. Vení Raquel, vení no tengas miedo. Vení Raquel, que vas a ser feliz». La letra festiva muestra a una mujer sola que es encarada por un grupo de amigos.

La próxima banda se caracteriza por su rock “buena onda” y sus letras graciosas. Pero ya sabemos que el humor es una de las vías más frecuente que perpetúa, en estos casos, los estereotipos de género. Me refiero a Mujeres de Kapanga: «Todas las mujeres que quisiste, están drogadas, tan estropeadas, por eso dice: Oh, oh, oh, oh, oh. Dijo tu madre no te metas, con esa mina no sabes a dónde vas, no te cocina, se va al burdel, toda la guita se la gasta en un papel».

Ahora llegó el momento de una de las bandas más exitosas e históricas del rock nacional, pero también la más sexista de todas: Bersuit Vergarabat. No hace falta agregar mucho, desde el nombre ya sabemos su carácter falocentrista, misógino y machista en donde todo es “el palo” y la heteropatriarcalidad se luce en su máximo esplendor. En la canción C.S.M que está dedicada al ex presidente Menem, podemos observar la esencia sexista de la banda en donde romper culos parece lo más importante. «Comando culo Mandril tené a mano el botiquín, prepárate el algodón y bajate el pantalón, por más que intentes huir te lo vamo a destruir. Comando culo Mandril te asegura el porvenir, deflorando al por mayor gozando con tu dolor rompiendo culo a granel seguiremo en el poder. Pelando el culo CHE!»

Y qué decir del ex cantante principal de esta banda, el Pelado Cordera, quien se encuentra procesado judicialmente por decir que “algunas mujeres necesitan ser violadas”. Este hombre es uno de los máximos exponentes del sexismo y su cosmovisión es tan clara que la defiende a muerte en el juzgado. Nunca se le ocurrió pedir perdón, asumir el error, retractarse. En su disco solista La Caravana Mágica Vol. 2, dice: «Tuyo es mi tiempo, tuya es mi vida. Sos mi bandera, mi religión, mi independencia, mi rebeldía y el cierre de mi pantalón. Yo me hago cargo de tu alegría y recordarte que soy tu amor, aprovechame no te lo pierdas, yo soy un buen proveedor». La visión del macho proveedor dueño del deseo y el placer sexual se flamea en la bandera de este cantante, quien en la mayoría de sus recitales invitó a mujeres al escenario para que muevan el culo y muestren las tetas.

También podemos nombrar al Pity Alvarez con su canción Perra, a Los Violadores (¿por qué ese nombre?), el ex baterista de Callejeros que prendió fuego a su mujer y no nos olvidemos de Juanse, el cantante de la banda Los Ratones Paranoicos, quien fue denunciado en Jujuy por una joven de 28 años quien asegura haber sido abusada sexualmente por el Pomelo del rock.

La lista continúa y llegó el momento del destape del rock luego del episodio anteriormente citado con el cantante de la ex banda La Ola Que Quería Ser Chau, denunciado por ser un violador, abusador, manipulador y maltratador. La olla se destapó y con ella la polémica de las adhesiones y las contras. Wallas, el cantante de Masacre, publicó en sus redes: «La piba esta del video dice que la violó 2 veces, ¿que hizo en el medio? se fumó un pucho esperando que volviera? (…) Espero que este asunto no pase a mayores (pasó a menores) (…) La ola está de fiesta».

La denuncia a Miguel del Popolo sirvió para que otras mujeres se animen a denunciar. Así nació la página Víctimas de Cristian Aldana, el cantante de El Otro Yo, quien se encuentra preso por cometer abusos sexuales. Y no es para sorprenderse si nos detenemos en sus letras: «A mi lado nada nos separara, Nadie te hará daño A mi lado nadie te tocará, Nadie se acordará de ti. Cuando no te acuerdes de nada serás mía. Y estas bajo mi control, Solo yo puedo tocarte, Y puedo ahogarte en el vértigo del sadismo. No me importa morir, No me importa morir, En la oscuridad. Cuando no haya aire para respirar. Te estaré asfixiando, Encadenada con mi foto Condenada a pensar en mi. El pasado desaparece. Y eres mí».

En la misma línea, el ex cantante de Attaque 77 –Ciro Pertusi- es catalogado de pedófilo luego de que se viralizara una vieja entrevista, en donde asumía que le gustaban las nenas. La banda de punk nos regala temas como Yo Te Amo, Morbo Porno, Barredas Way y No Te Pudiste Aguantar, entre otros, en donde expone claramente su pornografía. Pero en el tema Jumper, del disco Un Día Perfecto, nos sugiere su lado pedófilo al dedicarle una canción a unas chicas del colegio: «Caminaba por el parque cuando llegó fue tanto que casi perdí el corazón, era un panorama tan encantador hacia en la noche milagrosa de sol. La primavera llegó junto a vos inundando en colores las calles tus ojos hablan de amor, pero puedo ser tu padre, puedo ser tu padre».

Queremos un rock responsable

Luego de esta extensa pero no finalizada lista, cabe preguntarse cuál es el límite de la música. La respuesta es la no discriminación. Sus letras poseen mensajes cargados de fuertes violencias simbólicas que pueden denunciarse bajo la figura de Violencia Mediática sancionada por la legislatura argentina.

Si los rockeros no usan su poder para ayudar a prevenir, sancionar y erradicar la violencia hacia las mujeres, lo ideal sería que sigan los pasos de Café Tacvba y Karamelo Santo, bandas que decidieron retirar algunas canciones de las plataformas virtuales por su alto contenido violento. Problematizar es la tarea.

*Por Flo Straso para La tinta

Palabras claves: machismo, Pappo, Rock

Compartir:

Un femicidio no es un espectáculo

Un femicidio no es un espectáculo
27 marzo, 2025 por Jazmín Iphar

Néstor Aguilar Soto era el único imputado en la causa por el femicidio de Catalina Gutiérrez y fue condenado a prisión perpetua. En el juicio, había declarado: “Soy un homicida, pero quiero defenderme y no soy un femicida”, y mostró detalles del momento y cómo cometió el asesinato. Esa escena, que ocurrió en la sala donde se desarrollaba el proceso legal, fue replicada por muchos medios locales como Telefé, Canal 12, La Voz, entre otros. ¿Por qué se piensa que es útil la información difundida? En 24 horas, ocurrieron dos femicidios en Córdoba, uno en Río Ceballos y otro en La Granja.

Por Verónika Ferrucci y Jazmín Iphar para La tinta

#ColegasNoSon

El pasado 19 de marzo, culminó el juicio por el femicidio de Catalina Gutiérrez, ocurrido el 17 de julio de 2024, donde el único imputado era Néstor Aguilar Soto, quien fue condenado a prisión perpetua por las autoridades de la Cámara en lo Correccional y Criminal de 11º Nominación de Córdoba, luego de un juicio con jurado popular. La cobertura mediática que vimos fue, al menos, irresponsable.

En la 6° audiencia del juicio, la abogada defensora de Soto, Ángela Burgos, sostuvo la estrategia judicial para que se cambie la carátula y el acusado no sea juzgado por un caso de violencia de género, ya que consideraba que eran “descabellados” esos términos, e insistió en que debía ser sentenciado por «homicidio simple». Ante los jurados populares, el acusado declaró: “Soy un homicida, pero quiero defenderme y no soy un femicida”. Y, durante la audiencia, mostró la mecánica que utilizó para matar a quien era su compañera de facultad, usando a su abogada de víctima en la simulación.

Desde la Organización Feministas en Derecho, que congrega a estudiantes y abogadas de la Facultad de Derecho de la UNC, repudiaron la actuación de la abogada Burgos por incumplimiento de deberes éticos. «Ilustrar gráficamente un femicidio no solo revictimiza a la víctima y a la familia, sino que implica una falta al Código de Ética de los abogados y abogadas en Córdoba. Tal como lo establece el art. 21 de la Ley provincial 5805 del Ejercicio de la Profesión de Abogado: ‘Los abogados son pasibles de algunas de las sanciones establecidas en esta Ley (…) por cualquiera de las siguientes faltas: Inc. 15) Excederse en las necesidades de la defensa formulando juicios o términos ofensivos a la dignidad del colega adversario o que importen violencia impropia o vejación inútil a la parte contraria, magistrados y funcionarios’”. 

Carlos Hairabedián, abogado querellante, había solicitado que se vuelva a incluir el agravante de alevosía en la causa, retornando a la carátula inicial. La fiscalía modificó la carátula del caso y sumó la agravante de criminis causa. Finalmente, la condena contempló como agravantes femicidio y criminis causa. 

¿Por qué se puso en juego la figura del término femicidio?

A tono con la época, la abogada trabajó durante todo el proceso legal para que no sea juzgado por femicidio e hizo su parte en los medios que amplificaron su voz, donde tuvo un protagonismo central. En muchos casos, sin repreguntas, aun cuando se expresaba con gritos y discusiones con quienes les hacían preguntas. Fueron pocos los casos de quienes cuestionaron el posicionamiento de la abogada, entre esos, las panelistas del programa «Mujeres Argentinas» de Canal 13, cuando Burgos dijo que “la víctima podría haber sido un hombre» y que «si sos mujer y matás, te van a juzgar como se les dé la gana”. Ante la contraargumentación, terminó abandonando la entrevista. 

En estos momentos, donde es necesario volver a aclarar no solo los marcos normativos vigentes para los casos de femicidios, también se debe insistir sobre los términos del concepto. Como aclararon las Feministas en Derecho, tomando una cita de Mariana Villarreal: “El femicidio es un término político. Es una denuncia a una sociedad patriarcal que sostiene el ejercicio de violencias como modo para controlar que las mujeres se comporten conforme a los mandatos de género, donde la razón detrás de su muerte es la de asegurar lo que se espera de ellas”.

El scroll por los portales web y redes sociales de noticias locales y nacionales estuvo lleno de las fotos donde Soto muestra la maniobra con que mató a Catalina, junto a titulares que hablan de “relato escalofriante” o “el minuto a minuto del crimen”. Canal 12, La Voz, Telefé: ¿por qué piensan que es útil difundir esa información? ¿En serio nos van a poner a debatir cosas que creíamos saldadas desde 2015?

Este año, se cumple una década del Ni Una Menos y, en enero de 2025, tuvimos 1 femicidio cada 26 horas, según relevó el Observatorio «Ahora que sí nos ven». Mientras tanto, los grandes medios cordobeses parecen ignorar los marcos legales nacionales e internacionales, protocolos de acción, guías de trabajo periodístico, capacitaciones en perspectiva de género y los años de debate e investigaciones que indican con claridad cómo realizar coberturas éticamente responsables y con perspectiva de género. 

Desde el Colectivo Ni Una Menos, detallaron: «Ilustrar gráficamente un femicidio, con un enfoque sensacionalista, más que una cobertura, se parece a una manual de información para posibles agresores. Además, cuando se detallan maniobras, métodos y circunstancias de un femicidio, se revictimiza a la víctima y a su familia. Este tipo de coberturas deshumaniza a la víctima, reduciéndola a un mero objeto de morbo, perpetuando la cultura de la violencia en la que los agresores pueden encontrar justificaciones en la narrativa que se les ofrece”. 

Relatar desde la perspectiva del femicida habilita la justificación del actuar: “Catalina me pegó una cachetada y me agarró del cuello, y ahí se me apagó la tele, arrancó el Néstor loco”. 


Ya lo ha dicho Rita Segato en los comienzos de sus investigaciones y desarrollos teóricos: «Los femicidios se repiten porque se muestran como un espectáculo. La curiosidad morbosa llama a la gente a curiosear. Cuando se informa, se informa para atraer espectadores, por lo tanto, se produce un espectáculo del crimen y, ahí, ese crimen se va a promover. Aunque al agresor se lo muestre como un monstruo, es un monstruo potente y, para muchos hombres, la posición de mostrar potencia es una meta. Entonces, el monstruo potente es éticamente criticado, es inmoral, pero, a pesar de eso, es mostrado como un protagonista de una historia y un protagonista potente de una historia. Y eso es convocante para algunos hombres, por eso, se repite».


La mediatización y espectacularización, el enfoque policial, el relato constante y detallado de cómo se mata a una mujer se transforma en un espectáculo. Lamentablemente, no es novedad la forma en que muchos medios locales abordan los contenidos de las violencias de género en un contexto donde los femicidios y las denuncias por violencias en los hogares aumentan, y la política del Gobierno nacional ha sido el desmantelamiento de las políticas de prevención y asistencia como parte de la batalla cultural contra feministas y diversidades, frente a un nuevo discurso negacionista y odiante propulsado por el presidente Javier Milei.


*Si fuiste víctima de violencia de género, en Córdoba, podés comunicarte con el Polo de la Mujer al 0800-888-9898 las 24 horas del día, todos los días del año. También podés enviar un mensaje de WhatsApp al 3518141400. O acercarte y hacer la denuncia en la Unidad Judicial de Violencia Familiar, ubicada en la calle Entre Ríos n.° 680.

*Por Verónika Ferrucci y Jazmín Iphar para La tinta / Imagen de portada: La tinta.

Suscribite-a-La-tinta

Palabras claves: Catalina Gutiérrez, Femicidio, Néstor Aguilar Soto

Compartir: