Charo Bogarín: “Me siento representada y orgullosa por nuestro género”
“Vengo de un matriarcado. Son tres generaciones de mujeres que por una u otra razón tuvimos que salir adelante y criar solas a nuestros hijos. Mi madre por su marido desaparecido, yo también tengo una hija de 22 años que crié sola porque su padre falleció cuando ella tenía un año y medio. Somos mujeres que no dependemos de nadie ni de factores externos: le ponemos el pecho a todo y eso es buenísimo porque somos mujeres independientes y fortalecidas que nos hacemos cargo de nuestra historia. Cuando te haces cargo y responsable transformás tu historia.” dice Charo en el camarín del Teatro Griego.
Por Florencia Ogas
Tonolec es la fusión entre Charo Bogarín y Diego Perez; entre paisajes, olores y colores del Chaco profundo y los beats y samplers de la música electrónica. Ambos recorrieron un camino de regreso a sus raíces esenciales: la música nativa, la resignificación de lo propio y la identidad jamás perdida.
-Gracias por recibirme. Sé que anoche tocaron en Buenos Aires y deben estar cansados.
Charo sonríe y acerca dos sillas negras, nos sentamos casi mirando de frente a un ventilador que, en su aleteo, nos ayuda a aliviar la humedad y el sudor manifiesto.
-En el Festival Mujeres al Griego hay muchas musas. Me preguntaba cuáles son tus musas, qué mujeres te inspiran y por qué.
-A nivel personal hay dos mujeres que me inspiraron siempre: mi madre que tiene un espíritu de acero. La verdad es que ha sabido forjar nuestro camino transmitiéndonos enseñanzas constructivas y sanadoras. Somos una familia signada por la desaparición de un padre y mi madre por la desaparición de su marido. Creo que esto hay que sobrellevarlo de buena manera o te termina sobrepasando la historia, la tragedia y en esto ella ha sabido enseñarnos a transformar ese suceso penoso, ese dolor, esa gran angustia, transformarla en arte, en canción, en una danza o una pintura: maneras de extirpar esos dolores. Creo que nos brindó las herramientas necesarias como para llevar una vida de fortalecimiento y sanadora.
Al lado de ella, la imagen de mi abuela que también ha sabido acompañarla y me ha transmitido esa alegría de vivir. La recuerdo escuchando chamamés haciéndose cargo de sus raíces, de su folclore, y eso es hermoso. A nivel profesional, tengo grandes guías que son las mujeres originarias, con las mujeres cantoras del coro Chelaalapí , la abuela Zunilda Méndez, Rosalia Patricia y Mercedes Sosa que es la gran voz de Argentina; ella trascendió nuestras fronteras y nos representó maravillosamente en el exterior; creo que es para todas las cantantes y compositoras argentinas es una gran estrella en el cielo guiándonos.
El camarín es amplio: espejos, instrumentos apilados, botellas de agua y casi un silencio que invita a la escucha profunda. Afuera los músicos van y vienen probando sonidos y ajustando volúmenes. Charo tiene una fuerza arrolladora; una mirada hipnotizante. Cada palabra y cada idea contiene una reflexión previa y sentida: se toma su tiempo para responder. Bucea en las palabras para decir de forma precisa lo que siente y yo quiero escuchar lo que tiene para decir. Hay muchas mujeres en su vida; referentes necesarias que la ayudaron a reencontrarse con su ADN nativo: y mujeres que ven en ella una representante de la cultura popular y nativa de nuestro país.
-Fue una semana agitada, sobretodo por el Paro Internacional de Mujeres y la posterior marcha. ¿Qué análisis haces del Movimiento de Mujeres?
-Me siento muy orgullosa de nuestro género y muy representada por esas mujeres valientes que toman las calles y alzan su voz, que le ponen el pecho y el hombro a estas situaciones que aún prevalecen de desigualdad entre los géneros. En una época en donde por fin se están dando a conocer los femicidios o feminicidios, queremos transformar este mundo que hace tiempo viene siendo de los varones y que vienen siendo la voz mandante y cantante. Nuestra tierra, nuestra sociedad y nuestro mundo de hoy necesita más que nunca este costado femenino.Dentro de las dos partes que componen la naturaleza: lo masculino, lo femenino, lo oscuro, lo luminosa, el ying y el yang, esas dos partes son complementarias. Hoy mas que nunca es necesaria la parte creadora, y nosotras somos creadoras de vida; venimos con ese don innato, con esa gracia de la naturaleza. Nuestro continente y el mundo nos esta pidiendo que tomemos la voz, nuestra armas y que sean pacificas. Estas formas de expresarnos: tomando la calles, los lugares que nos corresponden y donde somos necesarias. Por fin nos estamos haciendo cargo y muchos de nuestros compañeros nos están acompañando.
Marzo es sinónimo de resistencias y luchas: Charo supo refundar su historia a partir del dolor y la pérdida de Francisco Javier “Pancho” Bogarín, su papá. Fue congresista peronista de las ligas agrarias y lo desapareció la última dictadura militar el 12 de Septiembre de 1976: se lo llevaron de su casa en Clorinda, Formosa. En ese momento -decidido a proteger a su familia y a los primos de Charo que se encontraban allí- no opuso resistencia alguna.
“Lo que él hizo fue un sacrificio y un acto heroico -propio de los mártires- que no dudan un segundo en dar su vida por sus ideales. El legado que nos dejó fue transmitir valores que son irrevocables ante cualquier factor externo que venga a corrompernos; valores como la libertad de expresión, la democracia y la igualdad dentro de la sociedad. El dio su vida por eso y ese es su gran ejemplo; el espíritu de guerreros de estos grandes combatientes que perdimos en la lucha contra el poder de facto en Argentina. Son ejemplos de vida: estos 30.000 desaparecidos son nuestra historia.”
La cifra resonó en mi cabeza: recordé los sucesos del año pasado, donde el ex Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Darío Lopérfido, puso en duda la cifra de los 30.000 desaparecidos. También el decreto -luego rectificado por el Presidente Mauricio Macri– que convertía los feriados del 24 de Marzo y el 2 de Abril en movibles. La presión y el repudio de los organismos de Derechos Humanos lograron que se diera marcha atrás con la medida.
Le pido a Charo su opinión y responde: “ Los ciudadanos tenemos que hacernos cargo de que somos centinelas de nuestros gobiernos. Somos quienes vamos a subir o bajar a nuestros gobernantes. Mas allá de que hay un poderío que es enorme y que siempre existió; que es el económico y que tiene que ver con intereses que no tienen la mirada puesta en la sociedad, sino en el mercantilismo, en el valor y el dinero. Esto que hemos logrado en relación a los Derechos Humanos y a la búsqueda de justicia por estos crímenes de lesa humanidad no tiene marcha atrás: tenemos grandes centinelas que son nuestra Abuelas y Madres de Plaza de Mayo y nuestras manifestaciones y expresiones públicas repudiando a estos señores que creen que, por estar nuevamente en un gobierno neoliberal -que no tiene que ver con lo popular ni las minorías-, puede empezar a hacer ese tipo de juegos dentro de la sociedad; creo que tampoco se dan cuenta que nuestra sociedad ha madurado. Democráticamente hemos subido un gobierno y democráticamente podemos torcer nuestros destinos de acuerdo a nuestro voto. Considero que lo único que tenemos que cuidar es nuestra democracia y nuestro derecho a la libertad de expresión: si tenemos eso lo demás esta garantizado, porque un error lo comete cualquiera.»
-Una vez te escuché decir que las miradas son ventanas al mundo, ¿cuál es la mirada de Tonolec sobre el mundo?
-Te diría que nunca pensamos que íbamos a llegar a este momento en donde fuéramos referentes de nuestra música con identidad. Es maravilloso, porque generalmente uno empieza a hacer arte para saciar una necesidad interna que tiene que ver con un egoísmo sano, con un adentro. De repente nos encontramos eligiendo un camino de exploración de nuestras culturas ancestrales, de resaltar nuestra sangre nativa; yo como guaraní, mestiza y criolla. Esto nos posiciona en Latinoamérica como un grupo con identidad y originalidad dentro de lo que es el espectro musical; más allá de eso, lo más importante de Tonolec es el mensaje que transmitimos y que tiene que ver con nunca dejar de mirar nuestras raíces, nunca dejar de volver a casa. Y como artistas poder tener una mirada nueva, fresca y resignifcadora de estos valores de nuestras tierras; de esos valores ancestrales, de grandes maestros como Atahualpa Yupanqui o Leda Vallaraderes que han dejado una huella profunda por ser amantes amorosos de nuestros territorio y de nuestra cultura.
La mirada de Tonolec hacia el mundo y hacia nuestro continente es de la misma manera; nos cargamos con mucha responsabilidad, somos muy responsables de este mensaje y es un trabajo que lo hacemos con mucho respeto hacia nuestros ancestros y hacia nuestras comunidades. Me siento con mucha responsabilidad hacia nuestro género, hacia las mujeres, porque sé que estoy representando a esas mujeres guerreras de armas tomar: armas como la música, la palabra, las expresiones pacíficas en las calles que son herramientas poderosas para nuestro género. Me siento fortalecida en ese sentido, porque mi sociedad es también reflejo de mi, es mi espejo y yo me miro en ese espejo que es hoy mi sociedad con esas mujeres puestas de pie y me siento hermosa, bella, realzada y me parece fantástico.
Desde muy chica Charo llevó una vida nómada: de Formosa a Resistencia, de Buenos Aires a Mar del Plata y luego al mundo. Dice que le gusta viajar y extrañar a su país, su cultura y su lengua. En ese andar itinerante intenta descifrar la mirada del extranjero sobre el dúo: “Cuando alguien de afuera va a escuchar música de otros territorios, de otros países, lo que pretende ver es la identidad de ese lugar. Son los colores de esos paisajes, las costumbres de la gente, la manera de hablar y de vestirse. Todo esto esta reflejado en el arte de Tonolec. Creo que somos un combinado perfecto de lo que la gente esperan recibir; de artistas que están representando a un país, a un continente y a una porción de tierra que para ellos es algo muy interesante. La mirada del mundo está puesta y volcada en Latinoamérica.
Está volcada en nuestros artistas, en nuestros diseñadores argentinos y eso es porque somos jóvenes, pujantes, atrevidos, irreverentes y además somos muy innovadores. Lo más llamativo es comprobar que la música es lenguaje universal: no importa el idioma en el que uno cante, que no se entienda el contenido literal de lo que uno este expresando, sino que la música entra por las fibras íntimas. El tipo de canto ancestral que nosotros tenemos hace fluir su sangre nativa y sienten esa ancestralidad corriendo por sus venas. Eso es lo más llamativo dentro del público que tenemos y quedan emocionados -al borde de las lágrimas- porque es un mensaje con corazón, con identidad y que tiene que ver con fibras muy íntimas de nuestro ser: van más allá de la razón.»
Tonolec llegó para romper estructuras y prejuicios: lo demuestra en el trabajo casi antropológico que lleva adelante a la hora de componer sus canciones. Pasaron cinco años hasta editar su primer disco; el tiempo estuvo atravesado por un aprendizaje y un intercambio fluido con las comunidades qom y guaraníes: “Nuestro modo de trabajo comunidad originarias tiene que ver con un trabajo de campo exhaustivo a mediano y largo plazo. Primero fuimos a nutrirnos del coro Chelaalapí de Resistencia Chaco,comando por la abuela Zulinda Méndez, Rosalia Patricio, Juan Recio, Florencia Lescano que son los más ancianos; alguno de ellos ya no están entre nosotros.
Como abuelos nos abrieron sus brazos y nos enseñaron sus canciones con toda la paciencia; logramos aprenderlas en cinco años por fonética y a componer en lengua qom. De esa manera fue el funcionamiento con ellos, primero ir a nutrirnos y luego regresar luego de cinco años a compartir escenario con ellos, regresar con nuestro material a publicar. Estábamos temerosos del resultado que pudiera tener, por ser versiones y tener beats electrónicos; con la abuela Zulinda Méndez probamos si iba a resultar o no la música que estábamos haciendo.”
-Imagino que habrá anécdotas.
-Sí, claro. Fuimos con temor a mostrarle a la abuela Zulinda Méndez las versiones de sus cantos antiguos y le pusimos unos auriculares; ella empezó a escuchar el canto tradicional de su pueblo que se llama Noyetapec y la abuela empezó a escuchar la música y de repente empezó a moverse y a cantar; toda su carita llena de arrugas era un mapa de la felicidad. Ellos nos enseñaron que a veces el gesto puede mucho más que la palabra, en el sentido de que a veces uno siente esa necesidad de decir esto esta bien o esta mal; a veces hay que dejarse atravesar por lo que está pasando y reaccionar ante eso. La reacción de la abuela fue la más maravillosa que pudiera haber deseado o esperado; fue esa manera de responder con su cuerpo, con su gesto y con su baile: había aceptado lo que estábamos haciendo.
Con las comunidades guaraníes la dinámica fue diferente: veníamos de un trabajo de años con la cultura qom; llegamos, nos presentamos y se produjo un intercambio. Con los qom fue ir a nutrirnos y después volver a brindar lo que ellos habían sembrado en nosotros y nosotros en ellos. Con los guaraníes fue un intercambio de mostrar esa música que habíamos aprendido de nuestros ancestros y que ellos nos muestren lo suyo. Fue una integración y pudimos plantarnos de igual a igual porque habíamos transcurrido diez años de trabajo con la cultura Qom y eso nos dio un bagaje como para abordar a esta cultura de manera diferente.
Llevábamos media hora de charla y afuera del camarín se sentía mucho movimiento. Me habían preguntado cuánto tiempo iba a tomar la entrevista y dije que quince minutos: jamás calculo números de forma correcta y además el tiempo es por demás finito. No quería despedirme sin preguntarle sobre Mitaí, el último disco de Tonolec que tiene un ingrediente fascinante: “Es un compilado de cantos nativos infantiles en lengua qom y en lengua guaraní. Esto es a pedido y por necesidad de un sector muy importante de nuestra sociedad que nos viene acompañando con nuestros cantos y nuestra presentaciones: son nuestros docentes, nuestros niños. Ellos nos están pidiendo para sus actos de fechas patrias y para sus celebraciones nuestras canciones; me pareció muy interesantes hacer confluir los cantos en lenguas originarias para los niños en un solo disco, de manera que sea un material de difusión y de estudio para nuestras escuelas y nuestros educadores. Ahí tomamos una vez más la responsabilidad de como artistas no solo entretener sino educar, concientizar a través de la obra de uno.»
Por Florencia Ogas para La Tinta. Fotos: Colectivo Manifiesto.