Ana Prada: “Uruguay está mejor que nunca”
La cantautora y psicóloga uruguaya Ana Prada, de 43 años, se encuentra en un momento importante de su carrera, realizando la gira Otra pecadora sola, que la llevó a distintos puntos de la Argentina en los últimos meses. Con un concierto en el Teatro ND/Ateneo, la ciudad de Buenos Aires -en la que vive la mitad del tiempo- la recibirá el próximo 25 de octubre. En Con el pie izquierdo de Radio Sur entrevistaron a la autora de Soy sola y Soy pecadora y recorrieron la actualidad uruguaya, hablaron de la despenalización del aborto y abordaron la esencia de su música.
El próximo 26 de octubre hay elecciones en Uruguay, ¿cómo ves el panorama político y social en tu país?
Estas elecciones están un poco peleadas porque está el Partido Nacional con un candidato joven, Luís Lacalle Pou, que viene dando muy bien en las encuestas, lo que es una sorpresa. Pero pasa que por otro lado, el país está mejor que nunca. Con índices de desocupación bajísimos, como no sucedía desde los años ’60 y en estos días se terminó de electrificar la última escuela que quedaba sin luz eléctrica en el interior del país, por ejemplo. Nos rompe en los ojos que estamos muchísimo mejor. Lo ves en la calle, en el parque automotor, en la capacidad de consumo de la gente. Y eso también es discutible, ¿no? el baile en el que nos metimos con el tema del consumo. Es un país que se ve que progresa, que suceden cosas.
A nivel cultural, por ejemplo, hay un montón de incentivos. Estamos trabajando mucho los músicos y otros artistas. Una buena cantidad estamos pudiendo vivir de nuestro arte, de nuestro trabajo. Yo estoy contenta con lo que se viene haciendo durante los dos últimos períodos de gobierno y quisiera que se mantenga este proyecto de país para no volver para atrás, con un montón de políticas que benefician a unos pocos.
En Uruguay se generó mucho y se distribuyó muy bien en estos diez años. Y agarramos un país devastado, después de una crisis brutal. Y cuando hubo crisis en el resto del mundo, Uruguay paró de crecer, pero ni siquiera se tocó en ese sentido. Para mi gusto se han hecho las cosas muy bien. Hay millones de cosas todavía para seguir trabajando. Para ser un país de primera falta mucho todavía. Pero me parece que venimos bien rumbeados y yo quiero apoyar este proyecto.
¿Cuál es tu balance a más de un año de la despenalización del aborto?
El balance es total y absolutamente positivo. No hay ni más ni menos gente que aborte. Primero es una estupidez pensar que alguna mujer llega a ese momento porque sí, livianita de cuerpo. Cuando una mujer tiene que tomar esa decisión que es dolorosísima y traumática, lo digo como psicóloga, es una cosa muy dura para la mujer, para la pareja, la familia, quien sea que esté a su alrededor.Y si encima te transformás en una delincuente es peor.
Entonces de lo que se trata es de no llegar a ese momento. Y si se tiene que llegar o la decisión está tomada y hay un montón de cosas que justifican esa decisión, hay que acompañarla y no además transformarla en una delincuente o en una mujer muerta. Clínicas clandestinas, malas condiciones, infecciones… entonces eso se controla y se hace bien.
Antes abortaban lo mismo, lo que pasa es que las ricas abortaban en clínicas privadas que salían mil y pico de dólares y la gente humilde que no tiene acceso a esas condiciones lo hacía en un galponcito escondido. Me parece que en ese sentido es dejar de ser hipócritas. Es doloroso, es un tema difícil, pero simplemente es dejar de ser hipócritas y acompañar a esas pobres mujeres que tienen que abortar. La idea es antes trabajar en educación sexual y reproductiva, sobre métodos anticonceptivos, sobre el placer, el goce, el disfrute y un montón de cosas que no se hablan, para disfrutar y ser feliz responsablemente.
Hablaste de goce y disfrute que son temas que suelen aparecer en tus entrevistas junto a mujer, música, pecado, ¿qué lugar ocupan estos conceptos en tu obra?
– Creo que el rol de la mujer siempre ha sido en la sociedad básicamente reproductivo y no de disfrute, eso estaba reservado más a los varones, históricamente hablando. La mujer accede al goce o a tenerse en cuenta en ese sentido, después de los años ’60 y la invención de la píldora anticonceptiva. Las mujeres recién ahí empezamos a entender que además de ser madres podíamos tener un disfrute, un goce sexual, erótico.
Y también con tu pareja. Porque muchas veces sucedía que los varones tenían eso fuera del hogar y después tenían la esposa santa, madre de sus hijos en su casa, donde muchas cosas no las hacían con esa señora, sino con otra. Hay una revolución, un cambio muy fuerte a partir de los trabajos sobre género y hemos ido avanzando. No solo en conquistar espacios de trabajo y fuera del hogar, sino que también hemos ido conquistando espacios a partir de nosotras mismas, de lo que nos gusta, de imponer nuestro deseo, nuestro disfrute.
El amor es así. Una no goza con lo que elige, eso no se elige. Uno se enamora de quien se enamora. Lamentablemente y por suerte es así. Si uno se enamorara de la persona correcta siempre, capaz que no habría ni canciones de amor. Sería todo muy fácil. Creo que el amor es puro y maravilloso cuando nace con quien nazca. Si es una mujer con una mujer, si es con un hombre con un hombre, una pareja transexual, no importa. Yo creo que el amor hay que festejarlo, celebrarlo y respetarlo. Y cuando te pasa en la vida tenés que atender eso, porque no te pasa siempre. Que uno se enamore, ser correspondido y que te pasen un montón de cosas a nivel emocional no se da siempre. Y cuando te pase con alguien, pelealo. Un poco por ahí viene mi búsqueda, mi lucha.
La letra de Sal y Agua habla de irse y no volver, ¿por qué esa canción?
Siempre jorobo con eso, porque me pregunto, ¿para qué fue a decirle que se va? Hola, ¿qué tal? ¿cómo estás? vengo a decirte que me voy. Me da mucha gracia eso. Es muy despechado en ese sentido. Mandame una carta si te vas a casar, mandame una invitación porque voy. No me pasó a mi. Esa canción es una que yo reversioné de un grupo venezolano, la escuchaba en Paysandú, en los bailes en el sector de cumbia. Cuando estábamos en el estudio grabando nos sobraba un tiempito y grabamos en vivo algunas canciones, como esa. Fue como un juego y ha sido una canción bastante promovida del disco Soy Pecadora. Me gustó mucho porque me pareció que iba con el tono despechado que tienen varias canciones del disco. De una mujer enojada desde un lugar fuerte.
¿Te gusta tocar en Buenos Aires?
Estoy muy contenta de tocar en ese teatro hermoso y de ir a Buenos Aires, siempre disfrutamos mucho de esos conciertos porque la gente acompaña, canta los temas, pasan cosas lindas. Estoy nerviosa, me cuesta dormir con El Ateneo en la cabeza.
Por Notas.org
