Baladre: mirada feminista, desobediencia colectiva
Mary Arrabalí y Nata Ayla vienen del Estado Español, forman parte de Baladre, un espacio de coordinación de colectivos y personas de distintas partes del mundo. En su paso por Córdoba, participaron de las Jornadas de Economía Crítica y aprovechamos para entrevistarlas. Un acercamiento a las luchas del otro lado del charco.
Sobre Baladre
Baladre es una coordinación de colectivos de la Península ibérica y norte de África, donde también participan colectivos y personas del Cono Sur americano. Con diferentes sensibilidades y una voluntad común: denunciar la desigualdad, el empobrecimiento y la exclusión en cualquiera de sus formas.
La Coordinadora participa de diferentes luchas, algunas a nivel local, como: vivienda digna, transporte gratuito, reparto de los trabajos, no a la cárcel y a la represión. Otras a nivel global, como las Marchas contra el desempleo, contra la Europa del Capital o el Fondo Monetario Internacional. Una de ellas es unificadora de la diversidad de reivindicaciones en la Coordinación de Baladre, el derecho a la Renta Básica de las Iguales, que permita vivir dignamente.
Por la igualdad
La Renta Básica de las Iguales es una herramienta que posibilita hablar sobre la diferencia del empleo y del trabajo. La Coordinadora plantea que el trabajo que sostiene la vida debería ser remunerado por parte de las políticas públicas. La propuesta permite juntarse con mujeres de los barrios, pueblos y discutir esto: “Si yo voy a otra casa y limpio me pagan pero si limpio la mía no y hago el mismo esfuerzo; igual que el cuidado de otros niños pero no el nuestro. Hago el mismo esfuerzo de trabajo. La locura capitalista de cambio de esfuerzo físico por trabajo pero siempre que haya alguien que lo pague. Si es una necesidad en un núcleo familiar no hay quien lo pague”, sostiene Nata.
Esta herramienta también permite discutir sobre cuáles son los trabajos socialmente útiles y cuáles no. La repartición de la riqueza, ese mito del pleno empleo, “es mentira” dicen. “No hay empleo para todas, no fue ni va a ser así. Hay algunos que se mantienen por la producción de riqueza material pero no lo es la crianza de las criaturas. Los seres humanos nos reproducimos y es la subsistencia de la vida, entonces desde ahí la herramienta sirve para cuestionar todo eso.”
La Renta Básica propone disponer de una cantidad de recursos que dificulte la explotación laboral y permita empoderar a toda la sociedad, y a las mujeres en particular. Desde Baladre sostienen que, si la riqueza se reparte, las empresas no van a poder encontrar mano de obra dispuesta a soportarlo todo a cambio de un salario. “Yo hago mi trabajo, sostengo la vida y no voy a ir a una empresa a que me maltraten, me saquen mi tiempo, mi vida si no es un sueldo digno”, dicen las entrevistadas. Mary Arrabalí y Nata Ayla comparten la situación de las mujeres en su sociedad. Muchas son sostenidas por sus parejas, sin disponer de ingresos individuales. En esos casos sí están sometidas a situaciones de violencia, realizar la denuncia se hace más difícil ya que implica quedarse sin sostén económico. A veces, incluso después de denunciar terminan volviendo con el maltratador, porque separarse implica caer en un empobrecimiento brutal. Este tipo de situaciones, también aquí se replican.
Por eso desde Baladre se propone que la Renta Básica sea individual y no familiar; que no sea necesario tener una estructura familiar para tener una prestación. Actualmente, el Estado Español otorga beneficios solamente por familia o hijo a cargo, “te quitan el derecho a la vida, si no reproducís el sistema de familia que el Estado y la Iglesia dicen que tenemos que tener”.
Mujeres en el Estado Español
Allá como acá, mientras conversábamos con Mary Arrabalí y Nata Ayla, coincidimos en muchas de los problemas que enfrentamos como Movimiento Feminista. Ellas son parte Zambra, una colectiva que forma parte de la Coordinación Baladre. Explicaron que en España existe una Ley Integral de Violencia de Género -que establece la protección de la mujer en casos de violencias-, aprobada en 2004, y surgida al calor de la lucha de organizaciones feministas. Sin embargo, hace 12 años que el número de femicidios se mantiene sin disminuciones.
Zambra realiza un importante trabajo en torno a dos fechas relacionadas a las mujeres: una de ellas es el 8 de marzo, intentando visibilizar y problematizar la relación con el trabajo, inclusive el trabajo doméstico. La otra es el 25 de noviembre, día de la lucha contra la violencia de género, saliendo a las calles a marchar. Sobre ésta, las entrevistadas dicen que “parece un funeral más que un acto de protesta”, porque se recuerda el alto número de femicidios.
Mary y Nata sostienen que su horizonte como militantes es manifestarse contra todo tipo de violencia machista: “cuando se nos invisibiliza por el aborto, cuando nos ponen como objeto de consumo en los medios de comunicación, o por las condiciones laborales que tenemos”. Las entrevistadas cuentan que en el Estado Español el aborto es legal, pero se intentó vulnerar ese derecho mediante la Ley Gallardon: “no pudieron imponerla, hubo respuesta de grupos feministas, organizaciones de mujeres y tuvieron que dar marcha atrás”, relatan.
También cuestionan el uso que algunos políticos dieron a la consigna “Ni una Menos”, señalan la contradicción con las reacciones habituales frente a casos de violencia hacia las mujeres: “cuando hay casos de violaciones, agresiones, siempre hay cuestionamiento hacia las mujeres, ¿por qué iba sola?, ¿qué perfil psicológico tiene?, ¿qué ropa llevaba?, ¿qué habrá hecho? Se la pone a ella en el centro y no se lo trata como un problema estructural.”
Mujeres, trabajo y crisis
El contexto actual de crisis profundiza las problemáticas que desde Zambra analizan. Así nos explican cómo ante el entrecruzamiento de pobreza y machismo, se profundizó la feminización de la pobreza, algo que relacionan fuertemente a la propuesta de Renta Básica. Actualmente las mujeres son los blancos predilectos de la crisis, dando por resultado mayor opresión de género, y la asignación de roles que promueven la división de trabajos por género.
Las entrevistadas cuentan que la situación de empleo y trabajo de las mujeres ya era mala, y en este contexto se profundizó. Entonces, vuelven a reflexionar sobre la distinción entre trabajo y empleo en relación a la propuesta de la Renta Básica: “hay muchas cosas que se pueden dejar de hacer pero el trabajo de cuidado no se puede desatender”. Esto sucede en el Estado Español y en muchos otros países, promoviendo la explotación a las mujeres, como ya nos mencionaron: quienes realizan los cuidados sin cobrarlos o bien quienes cuidan las familias de otros.
Las entrevistadas detallan sobre la cadena global de cuidados, la cual consistía en mujeres migrantes que llegaban a los barrios periféricos de las grandes ciudades del Estado Español. Llegaban a cuidar a las familias españolas, produciéndose en la mayoría de los casos, situaciones precarias de empleo, salarios demasiado bajos, y terribles condiciones laborales. Las migrantes lograban sobrevivir y mandar algo de dinero a sus familias, pero actualmente con la crisis han tenido que volver a sus países porque no les era rentable. Nata cuenta: “las mujeres de América Latina van a Europa, al Estado Español, y dejan de cuidar a sus familias. Nosotras tenemos que ir a Alemania y tenemos que cuidar a otras familias. Al final estamos haciendo (todas) lo mismo que es cuidarnos y sostener la familia. Al final hacemos lo mismo que es cuidarnos y sostener la vida.”
Despatriarcalizando las luchas
A modo de cierre, Nata y Mary reflexionan sobre la necesidad de despatriarcalizar nuestras luchas. “Tenemos modos muy patriarcales, ritmos muy rápidos, que no respetan el cuidado que necesitan los grupos o las personas que las habitamos. Una manifestación con megáfono en mano está muy bien pero igual la centralidad política la vamos a poner en quien grita en la calle pero también quien se queda en la casa cuidando a los niños”. Señalan que el cuidado no es visto como un trabajo, mucho menos como un trabajo político; es necesario que eso también sea transformado, dicen con énfasis. Es necesario que “haya espacios colectivos para cuidados, para crianzas y para desobedecer… una desobediencia más colectiva”.