“La vida es más que la novela y estar en casa: hay que moverse”
Ana Esther Russo es sanvicentina, de nacimiento y por convicción. A sus 65 años forma parte de dos organizaciones de su barrio. Afirma que ama a sus tres hijos pero que su vida no depende de ellos, que participar y organizarse es imprescindible: “porque hace bien y porque es aportar un granito de arena para alguien”
Ana Esther Russo nació en 1951. Vivió la mayor parte de su vida en barrio San Vicente, salvo algunos años en los que se cruzó al otro lado del río, a General Paz. Es Licenciada en Ciencias de la Educación, a sus 65 años trabajó en el cine de su barrio, fue docente, llegó a ser vicedirectora y tiene tres hijos. Está jubilada y desde entonces es radialista, forma parte de una biblioteca popular y escribió un libro para rescatar la historia de uno de los íconos de su vida y de su barrio: la plaza. Compartimos fragmentos de una entrevista realizada para el programa radial Corazones Despiertos, en la que compartió su historia.
El libro
Siempre fue inquieta y desde que es jubilada, su actividad se modificó pero no mermó. En un momento se dio cuenta que era “necesario que alguien compilara algo de lo común, lo vulgar, de la historia de su barrio. Ana vivió su infancia frente a la Plaza Urquiza, después de divorciarse volvió a su casa natal. La historia de la “placita”, como ella la llama, no se contaba. Entonces decidió que era necesario hacer algo. Recogió datos sobre las vecinas y los vecinos más antiguos, como por ejemplo el caso de Modesta Peralta, que le contó sobre su esposo que era locutor del Saturno.
Una mole de cemento con un planeta de metal en la punta, anclada en la plaza Urquiza: la “Propalación Saturno”, era la radio del barrio. Modesta le contó que la central estaba en la calle Olmos, y desde ahí se transmitía a diferentes propalaciones en otras plazas. “Todos pensabamos que habia un hombre dentro” del Saturno. Escuchaban valses, tangos, pasos dobles. Muchas historias como ésta, están en su libro: Había una vez una plaza. En el cual relata historias sobre la Plaza Urquiza: “no lo edité, no me parece que tenga valor editorial”, pero lo tiene entre sus manos.
La organización
Ana ha participado de diferentes organizaciones en su barrio, apoyó la lucha por “mantener el paisaje barrial, la fisonomía con perfil propio”, impulsada desde hace años por la Red de Vecinos y Asociaciones de San Vicente; procurando frenar el avance inmobiliario que descuida y destruye el patrimonio cultural.
Actualmente participa de la Biblioteca Popular Julio Cortázar y de la Radio Comunitaria La Quinta Pata, organizaciones de su barrio, que comparten actividades en la misma casa.
¿Por qué estar en una radio comunitaria?
Formábamos un trío: una amiga con su marido y yo. Hacíamos radio en Radio Cultura, frente al Ala (de la ruta 20), desde el año 2002 o 2003. Yo estaba a punto de jubilarme, nos gustó mucho la actividad radial. Las dos somos Licenciadas en Ciencias de la Educación, nos jubilamos pero seguíamos en actividad. El programa se llamaba “Paradojas de nuestro tiempo”.
Después nos fuimos a Radio Vital, nos interesó la radio, acercarnos más a un barrio, a General Bustos, nos quedamos un año ahí.
A través de la revista El Portal de San Vicente, nos enteramos de la radio (comunitaria La Quinta Pata). Los sanvicentinos tenemos un defecto o una virtud, no sé, queremos que todo sea acá. Nosotras andábamos buscando dónde hacer algo que nos atrajera, queríamos sentirnos cómodas. Y seguimos nosotras dos, con Liliana, con el programa Shopping San Vicente.
Así empezó Ana, pero sigue creciendo su participación. Este año dejó de hacer Shopping San Vicente y hace otros dos programas en la radio. Uno sola, Tardes de Música y Cine los días martes de 17 a 18hs. Otro, junto a Gastón Busso, Clase Tomada, sobre educación. Además es parte de la Comisión Directiva de la biblioteca popular, realiza atención al público y se encarga de las actas de las asambleas.
¿Qué te parece que podes compartir, contagiar con mujeres de tu edad? ¿qué se puede hacer?
Si tuviese que ir a la esencia de la cuestión, cualquier cosa en San Vicente se puede hacer.
Yo tengo tres hijos, los amo y me aman, pero mi vida no depende de ellos. Hace un tiempo habíamos proyectado un taller en la Biblioteca, el objetivo era sacar (a las personas mayores) de adentro de su casa. Era una propuesta de recreación sociocultural para las personas mayores, estén o no jubiladas, y sin límites de edad. Con miras de que a su vez generaran también reuniones y se acostumbraran a que la vida pasa por otras aristas que la novela y estar en casa. No tengo nada en contra de las novelas, te digo, soy adicta a las novelas, soy adicta al facebook y a la televisión, pero también soy adicta a moverme, a caminar, a los talleres tendría que estar todo el barrio aprovechando las propuestas que hay.
Nuestra biblioteca, es un lujo, y no está la sala de la biblioteca llena de vecinos. Debería estar plena, debería estar el lugar con un cartel que dijera “Silencio, vecinos leyendo”.
Participar
La Biblioteca Popular Julio Cortázar así como la Radio Comunitaria La Quinta Pata, son de las múltiples organizaciones que existen en la ciudad de Córdoba. En la Biblioteca, como en muchas, la mayor parte de sus integrantes son mujeres, que diariamente discuten, planifican, deciden qué hacer, cómo hacerlo y por qué. Resuelven desde el pago de servicios, la limpieza de la casa, hasta las dificultades técnicas, el sistema de socios, el préstamo de libros, la programación y salida al aire de la radio.
Ana dice que ella siente que miembro de algo tiene que ser. “No me quiero poner de ejemplo de nada, pero hace bien, y ojalá se contagiara. Mis amigas ponen en facebook ´qué divina Ana, siempre estás en todo´, y yo pienso ojalá que vengas vos también”. Le preocupa la organización y la participación, especialmente en su barrio pero en toda la sociedad “tiene que pasar algo, tengo miedo porque la sociedad no va hacia la calidad, va para la indiferencia”, pero insiste “existen las redes, que pueden servir para eso, para unirnos”.
Ana desafía e invita, “parece que participar es votar, ¡no!, participar es ´yo me siento incluída´”, es acercarse, formar parte de algo. Dice que cuando se pregunta por qué participa, se responde “primero porque a mi me hace bien y porque también aporto mi granito de arena para alguien”.
Participar es una puerta que está siempre abierta, sin límites de edad. Como dice Ana, es una obligación. Como el desafío de escribir la historia, así como hizo Ana con su barrio, es necesario hacer públicas las palabras y las voces de las mujeres que hacemos historia.
Fuente: Corazones Despiertos