Un salto a la gloria
Ni el fútbol ni el voley aún le han dado una medalla olímpica a Brasil. Otros deportes han saldado la cuenta. Entre ellos, Thaigo Braz no sólo ganó un oro en salto con garrocha, sino que regaló un nuevo récord olímpico. Su historia, como todas, tiene algo para contar. Cuando se da un final feliz (solo por un capítulo), a todos nos da ganas de saltar… otra vez. De eso se trata.
Mientras aún se aguarda que el fútbol y el vóley (ambas pasiones brasileñas) rindan en el medallero olímpico, son otras las disciplinas que han sumado las actuales 11 preseas para el país anfitrión.
La historia de Rafaela Silva, tras lograr el primer oro para Brasil, conmovió al mundo y expuso la dura realidad que viven aquellos marginados ocultos en las favelas de Río, donde las cámaras de TV no llegan por estos días.
El lunes, otro hijo de la adversidad logró romper con todos los pronósticos. Thiago Braz conquistó la medalla de oro en salto con garrocha, marcando un nuevo récord Olímpico con sus 6,03 metros.
Desde la página oficial de los Juegos, eligieron al nuevo héroe brasileño para destacar algunos hechos claves que hacen a la vida y formación del atleta que pasó a la historia del deporte de Brasil.
1. Acogido por sus abuelos
Thiago Braz da Silva tenía apenas tres años cuando su madre lo abandonó. El vacío de esa ausencia fue llenado por sus abuelos, quienes siempre lo incentivaron a que fuera tras de su sueño: a diferencia de otros niños de la misma edad, ser atleta de salto con garrocha era su obsesión, luego de haber incursionado en el baloncesto. «Fueron como mis padres, les debo todo», comenta el atleta.
2. Enfoque en la familia
Lejos de cualquier tipo de diversión, el nuevo campeón Olímpico se casó con apenas 21 años. Su mujer, Ana Paula de Oliveira, es atleta de salto de altura y su escudera fiel. Cuando Thiago se lesionó el puño en 2014 al caer fuera del colchón en Diamond League, en Lausana (Suiza), fue ella quien le brindó un apoyo decisivo. El saltador tuvo que someterse a una cirugía y una larga recuperación. Perdió la temporada, pero no el año: caminó al altar en Marilia, su ciudad natal, en diciembre de ese año. Poco después, la pareja armó las maletas y partió rumbo a Europa.
3. Enfoque en el trabajo
La ciudad de Formia, Italia, queda a 100 km al sur de la capital Roma. Allí existe uno de los mejores centros de entrenamiento de atletismo del mundo cuyo director es el ucraniano Vitaly Petrov. El atleta siguió un régimen de estricta concentración para mejorar los resultados ya obtenidos: la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de la Juventud (Singapur 2010) y el oro en el Mundial Sub-20 (Barcelona 2012). Además de enfocarse en los entrenamientos, también se centró en el estudio: ya concedía entrevistas en inglés y en italiano.
4. Entrenado por el mejor
Al mudarse a Italia, Thiago comenzó a ser entrenado por el ucraniano Vitaly Petrov, considerado como una de las leyendas de salto con garrocha del mundo. Petrov es uno de los mentores de quien ostenta hoy en día el récord mundial en la disciplina, el ucraniano Serguei Bubka, y también guió la carrera de la rusa Yelena Isinbayeva, la actual poseedora del récord mundial entre las mujeres.
5. La caída…
No bastó haber tenido que someterse a una delicada cirugía justo en el momento en que obtenía los mejores resultados de su carrera. Braz sufrió además su primera caída a causa de los nervios en los Juegos Panamericanos de Toronto, el año pasado. Erró todos los saltos y no logró obtener ninguna medalla.
6. …y el auge en los momentos correctos
«Con mi entrenador venimos trabajando en eso desde hace mucho tiempo. Me ha preparado para saltar en más condiciones para que pueda vencer las barreras. Todo lo que planificó dio frutos y hoy soy campeón», contó luego del suceso sin precedentes en Brasil, precisamente en los Juegos Olímpicos de Río 2016. La culminación perfecta.
7. El factor de local a su favor
Lo que fue y es un cuco para los seleccionados de fútbol, resultó ser el pilar de Braz. Su rendimiento en el Estadio Olímpico, en la gran final, encendió a la hinchada. Conforme pasaban los percusionistas y el atleta iba superando e incrementando la altura del listón, los brasileños se dieron cuenta de que llegaba la medalla. Y estaban exaltados. Él supo canalizar muy bien toda esa energía a su favor.
8. 6,03m
Cuando vio que el francés Renaud Lavillenie se quedó en los 5,98m, Petrov le señaló a Thiago que había llegado el momento. Tenía que superar su gran desafío profesional, pasarle toda la presión a su rival y saltar por encima de los 6m por primera vez en su vida. El listón estaba en los 6,03m, y su salto fue simplemente perfecto. Incrementó en 11cm su mejor marca al aire libre. “Es algo que esperaba hace mucho tiempo, hace tres competencias que tratábamos de batir el récord de los 6m y hoy, en los Juegos Olímpicos, creo que fue incluso mucho más intenso y más sorprendente de lo que esperaba”, confesó el atleta.
9. El rival correcto en el momento correcto
El actual campeón Olímpico y campeón del mundo, el francés Renaud Lavillenie, terminó siendo la cereza del croissant, es decir, el postre de una carrera extensamente planificada. Fue para no dejar dudas. Ya hacía algún tiempo que el francés había dejado de hablarle al brasileño, algo que aún no entiende. «Hace un año, un año y medio que ya no me habla», explica. «Desde que cambié de entrenador, algo pasó. Ni siquiera sé qué fue», comenta. Si Lavillenie no quiere charlar con Thiago, el norteamericano Sam Hendricks, medallista de bronce, le dio un abrazo fuerte luego de que el brasileño superara los seis metros. «Es muy agradable, me cae muy bien», comentó.
Cada medalla tiene una historia por detrás. Sin dudas todos los atletas que llegaron a Río tienen algo para decir. Una o mil adversidades superadas (o a superar) por relatar. Aquí hemos contado algunas de vencedores vencidos, que también bajan del Olimpo de los dioses al deportista más terrenal. Mientras el fracaso nos advierte que el mundo no es rosa, las conquistas nos quitan el miedo a saltar de nuevo, como Thiago Braz y sus 6,03 metros.