#7M: Identidades Lésbicas en existencia y resistencia

#7M: Identidades Lésbicas en existencia y resistencia
6 marzo, 2020 por Julieta Pollo

Por Julieta Pollo para La tinta

Somos tortas, presas, viejas, originarias, villeras, estudiantes, chongas, inmigrantes, madres, obreras, intersex, locas, gordas, niñas, transbianas, negras, antiespecistas, discas, perimenopáusicas; somos infinita diversidad de vidas que convergen en identidades lésbicas. Somos identidad política reunida en lucha por autonomía y libertad, celebramos nuestras existencias y nos organizamos frente a la violencia que recrudece.

Hace diez años que nos falta la Pepa Gaitán, fusilada por la espalda por el padrastro de su pareja. Hace tres años que Higui está criminalizada por defenderse de una violación correctiva por parte de diez hombres. Hace menos de un año que Marian Gómez fue condenada por besar a su esposa en el espacio público y sufrir una agresión abusiva por parte de la policía. 

Además de la humillación, el disciplinamiento y la violencia a la que fueron sometidas, hay que agregar la (in)justicia heteropatriarcal que sistemáticamente desconoce los delitos de lesbodio, asegura impunidad a los agresores y pretende aleccionar, así, a la sociedad toda: la balanza está torcida bajo el peso de la heteronorma. La Pepa, Higui y Mariana son tres de tantísimas identidades lésbicas expuestas diariamente a una violencia social que va de las casas a las instituciones y que condena con firmeza nuestra rebeldía disidente.

Al silenciamiento, estigmatización y hostigamiento, nosotras respondemos con visibilización, cultura torta y desobediencia. A la penitencia fundamentalista y al heterosexismo obligatorio, nosotras respondemos con el disfrute de nuestros cuerpos y modos de vida. A la persecución, criminalización y mutilación de nuestros derechos, nosotras respondemos con organización, comunidad y lucha.

Y memoria, por aquellas que nos arrancaron y por las que aún resistimos.

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La Pepa es memoria y fuego

La Justicia de Córdoba negó que, en el fusilamiento de la Pepa Gaitán, haya habido violencia de género, por lo que la condena de su asesino no recibió agravante por esta causa. El 6 de marzo de 2010, Daniel Torres, el padrastro de su novia, le disparó a Pepa en el tórax con una escopeta calibre 16 de un solo caño, a menos de cinco metros de distancia. Siete horas más tarde, en el Hospital de Urgencias, la Pepa se fue. Desde entonces, nos falta una de nosotras. Y también falta justicia, aunque eso ya es una costumbre. 

Su mamá Graciela luchó incansablemente en búsqueda de justicia, hasta que murió en 2018. Yamila Gaitán, hermana menor de la Pepa, que, cuando murió Graciela, sintió mucho la ausencia de su hermana porque ella siempre fue como su segunda madre. “Siento una mezcla de tristeza y bronca porque a mi hermana la mataron como a un perro y la justicia no existió en ningún momento. El tipo tiró a matar y fue un caso totalmente de discriminación, odio y violencia de género. Estoy orgullosa de todo lo que generó mi hermana, pero es muy triste. Hay que ponerle el pecho a todo porque, si una se hunde… a mí me fortaleció el contenerla a mi madre cuando asesinaron a la Pepa”, cuenta Yamila que, siguiendo los pasos de Graciela, dirige la Sala Cuna que funciona hace veinte años en Barrio Parque Liceo II y donde todos los días setenta chicxs reciben educación, alimentación y cuidados mientras sus madres salen a trabajar. 


La Pepa es la sonrisa ancha en las banderas de lucha, referente torta popular que habita cada encuentro, hace diez años, es también un nudo en la garganta. Hoy, la Pepa es memoria y fuego que nos acompaña. 


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Foto: Colectivo Manifiesto

Tirando del hilo de la Visibilidad

Desde el lesbicidio de la Pepa Gaitán, cada 7 de marzo, tomamos la plaza de la Intendencia en celebración de la Visibilidad Lésbica y la reivindicación de nuestra cultura y modos de existencia. Este fue un espacio que nosotras creamos y habitamos, y que hoy es tanto memoria histórica como presente de lucha. 

Ayer, se formalizó la Ordenanza Municipal que estableció institucionalmente que cada 7 de marzo se conmemore a la Pepa Gaitán, bajo el nombre de Día de la Visibilidad Lésbica. El proyecto fue impulsado por los colectivos en lucha y presentado junto a las concejalas Soledad Ferraro y Laura Vilches. Tortas, travas, trans, intersex, putos, bisexuales y no binaries reivindicamos el derecho a ser nombradxs -y no ser licuadxs una vez más en un término que acaba siendo vago-, y esta Ordenanza es también un logro del activismo lésbico en nuestra visibilización identitaria. 

Si bien no descansamos en papeles, podemos tirar un poco del hilo de la visibilidad… ¿cuál es el avance que plantean las leyes y los pronunciamientos estatales? ¿qué impacto tienen en la lucha concreta contra la violencia hacia las identidades lésbicas? ¿somos todas las identidades lésbicas visibles por igual? ¿visibles ante quiénes? ¿es lo mismo que una chonga camine el barrio que en el centro de la ciudad? ¿y el campo? ¿y si es una torta pobre? ¿y si es madre homoparental? ¿qué memoria colectiva de las resistencias lésbicas hay en una cancha de fútbol, en el asfalto pintado de Güemes, en una plaza cercana a Circunvalación?  

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

El silenciamiento adopta múltiples formas. A medida que los feminismos avanzan, resignificando e instalando nuestras voces donde ya no pueden ser desoídas, el patriarcado se enmascara en nuevas estrategias trazadas por los fundamentalismos y el capitalismo. Algunos nos pretenden sumisas en una actitud de disimulo vergonzante (“que no se te note tanto” o “de tu vida privada no me hablés”), mientras que otros nos ofrecen una visibilidad de corrección política al “incluirnos” al interior de discursos, lógicas y dinámicas estructuralmente machistas que siguen complaciendo ciertos roles o estereotipos de género. 

La maquinaria capitalista, que nunca duerme y todo lo coopta, reproduce ficciones de lo es y cómo es “una lesbiana” (así de genérico y desacertado). En un contexto de opresiones múltiples contra nuestros cuerpos, ¿toda visibilización es un avance? ¿la lucha de visibilizar tiene que ver con romper estereotipos? ¿se visibiliza igual una identidad chonga que una femenina? ¿cómo preservar el dinamismo de las identidades lésbicas, en esta permanente deconstrucción y reconstrucción? Nuevamente, ¿qué lesbiandades se visibilizan a través de esos medios? ¿Y quiénes están mirando?  

“…las lesbianas somos invisibles, pero no tanto, somos invisibles cuando se trata de incluirnos, reconocernos, reparar, pero no somos invisibles cuando se trata de señalarnos y decir ‘ahí va la torta, caguémosla a trompadas’. Una lesbiana se hace invisible para los ojos que decodifican los cuerpos o las existencias. Si tu expresión de género o cómo llevas tu ser no se condice con lo que generalmente se decodifica como lesbiana, ahí te invisibilizás también”, decía, en 2017, la artista y comediante Ana Carolina a Lavaca

Respeten nuestra existencia o esperen resistencia

Hemos canalizado dolor, impotencia, bronca y horror en lucha colectiva. Estamos organizadas y entendimos que ocupar las calles sigue siendo el modo de denunciar el odio, de poner en agenda nuestras luchas y de ejercer presión ante la indiferencia y la impunidad. Porque respondimos a la criminalización de nuestros besos y nuestros cuerpos, con besazos, tetazos y otras estrategias de resignificación y visibilización colectiva. 

Estamos trazando nuevas formas de política disidente y feminista, que volcamos en las calles y en todos los espacios que habitamos. Disputamos el reconocimiento de nuestras identidades lésbicas, incluso al interior de los movimientos feministas, porque entendemos que no hay feminismo sin disidencias y porque nuestras luchas, aunque diversas, están hermanadas.

Enfrentamos juntas la violencia patriarcal que no nos deja ser, que nos enferma y se nos cuela en los huesos. Pero estamos sanando porque no estamos solas: nos acompañamos, nos enredamos y estamos elaborando una resistencia colectiva fundada en el deseo, el respeto y la libertad.  

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Foto: Colectivo Manifiesto

Celebrar la lucha

“Este sábado 7 de marzo, nos reunimos en la plaza de la Intendencia y volvemos a salir a la calle a visibilizar la vida lésbica porque no solamente nos une la violencia, sino todo un modo de vivir, un modo político y de activismo en torno a la vida lésbica«, dice a La tinta María Cecilia Quinteros, lesbiana, activista y madre.

Cecilia es una de las iniciadoras de Alerta Torta, forma parte del espacio Familias Homoparentales y Diversas de Córdoba, y también está activando el Tortazo 2020, Encuentro de Identidades Lésbicas, que reunirá a personas de todo el país en Córdoba este 21 y 22 de marzo. «A diez años, nos sigue faltando la Pepa y no queremos ninguna agresión más sin respuesta. Por invisibilización o por agresión, las lesbianas seguimos siendo un frente donde la sociedad deposita su violencia. Este sábado, va a haber radio abierta, una asamblea del Alerta Torta, deportes, juegos, música y eso, encontrarnos de cara al 21 y 22 de marzo que va a ser el Tortazo”, sostiene.

Sobre Alerta torta, cuenta que comenzó a gestarse en junio del año pasado luego de la condena a Marian Gómez: “Esta jueza, en un acto aleccionador, condenó a Marian Gómez un 28 de junio, precisamente a 50 años de Stonewall, sin importarle en absoluto la ley de matrimonio igualitario, por ejemplo. Condenó a un año a una torta por defenderse de la agresión recibida por la policía por besar a su esposa en el espacio público. Era muy fuerte desde lo simbólico porque también construimos derechos desde ahí para avanzar en el cambio cultural. Tenemos unas leyes maravillosas, pero estamos viviendo violencias institucionales, físicas y falta de políticas públicas hacia nuestras identidades. Entonces, hicimos un llamamiento a las identidades lésbicas de Córdoba porque necesitábamos juntarnos, reflexionar y hacer algo frente a todo lo que estaba sucediendo. Hoy, es una asamblea de más de cincuenta identidades lésbicas que construyen para posicionar como prioridad una agenda torta”.

La importancia de nombrarnos como identidades lésbicas, dice Cecilia, tiene que ver con la construcción del cambio cultural: unimos desde las violencias que sufrimos, pero también para “visibilizar toda una cultura y un modo de vida lésbico que es una posición política”. Y agrega:  “El llamamiento de Alerta Torta fue a quienes estábamos en el campo del arte, en la docencia, en las profesiones y oficios, porque, sea cual sea el lugar en el que estés, deberías poder desarrollar también tu identidad política lesbiana. Sucede que hay una gran invisibilización en los espacios de trabajo, en los medios, en la cultura, incluso en las agrupaciones políticas y sociales, está absolutamente naturalizada la invisibilización”.

*Por Julieta Pollo para La tinta.

Palabras claves: Alerta Torta, Día de la Visibilidad Lésbica, Disidencias, Higui, identidad de género, lesbianismo, Mariana Gómez, Pepa Gaitan, Tortazo

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