Cuando se rife el país no diré nada, pero habrá señales

Cuando se rife el país no diré nada, pero habrá señales
15 agosto, 2024 por Adrián Camerano

La incorporación de capitales extranjeros a la industria armamentística estatal configura una escalada en una política de cesión de soberanía que no es nueva: tiene raíces en el pasado reciente, aunque avanza rápido y furioso en este gobierno de los hermanos Milei. La denuncia de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) señala que un sector de la Fábrica Militar de Río Tercero sería operado por inversores extranjeros, revela una visita secreta en junio pasado y adscribe estos movimientos a una estrategia de entrega de soberanía que excede, por lejos, al establecimiento fabril que sufrió el atentado del 3 de noviembre de 1995.

En Instagram, el secretario general de ATE Córdoba señaló, días pasados, que “en junio de este año, hubo una visita extraoficial, secreta, por parte de funcionarios del Departamento de Estado yanquis, en conjunto con empresarios de grupos económicos vinculados a la industria armamentística e integrantes del Ministerio de Defensa y del directorio de Fabricaciones Militares”, y enmarcó la incursión en las “relaciones carnales del gobierno de Milei con el imperio yanqui”. A los dichos de Federico Giuliani, se suma la información que da cuenta de intereses españoles y checos con ansias de asociarse a lo público, en línea con lo que también se reportó desde la CONAE y otros entes públicos.


Fuentes de la fábrica riotercerense señalan que, para estos días, se espera la visita ya no de funcionarios, sino de militares estadounidenses y apuntan que, por este tema, el gremio tendrá una audiencia la semana próxima con el directorio de la todavía empresa estatal. Soberanía, go home.


De S. E. a S. A. sin escalas

A la fecha, Fabricaciones Militares (FM) es una sociedad del Estado que depende del Ministerio de Defensa de la Nación y que sostiene cinco plantas, dos en Córdoba: a Villa María y Río Tercero, se suman Jáchal (San Juan), Azul (Buenos Aires) y Fray Luis Beltrán (Santa Fe). En la Fábrica de Pólvoras y Explosivos Villa María, hay «nueve líneas productivas: Planta de Nitrocelulosa, Planta de Ácido, Planta de Pólvora Monobásica, Planta de Éter, Planta de Pólvora Bibásica, Planta de Explosivos, Planta de Nitroglicerina, Planta de Nago y Planta de Sipolex», reza la web oficial. En Río Tercero, las líneas productivas son dos: Químicos y Fertilizantes, para el abastecimiento de otras industrias; y Metalmecánica y Transporte, enfocado actualmente a la reparación de vagones de ferrocarril. Este segundo sector, que es el de menor actividad, es donde ingresarían los capitales foráneos en modo de «socios inversionistas».

El entramado jurídico que permitiría la maniobra es mérito exclusivo e indiscutible del actual gobierno. Fabricaciones Militares, en el verano, integró el listado de unas 43 empresas estatales pasibles de ser privatizadas que, negociaciones mediante con los gobernadores, quedó reducido a 8 empresas; son las nominadas en la sancionada Ley Bases. Aunque FM quedó fuera de esa lista, el riesgo no mermó: rige el DNU 70/23, que habilita la transformación obligatoria de todas las empresas que son sociedades del Estado hacia sociedades anónimas. 

El encargado de ejecutar la decisión política es Diego Chaher, un ex Corporación América que, al comienzo de la gestión, avanzó sobre los medios estatales y que ahora está a cargo de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas. El combo se completa con decenas de trabajadores acogidos a retiros voluntarios, un paso que, desde el gobierno, consideran de imprescindible ejecución antes del ingreso de capitales extranjeros. Primero, vaciar para transferir, concesionar o directamente cerrar luego.

La generala

La cesión de soberanía no es una novedad de la era Milei. Largo sería apuntar distintos episodios de la historia reciente argentina que entrañaron claudicación de intereses argentinos ante actores foráneos, pero sí podría señalarse la instalación de un radar británico en la provincia que incluye las islas Malvinas, nada menos, o la compra de tierras fronterizas a manos de extranjeros en la Patagonia Austral. La explícita sintonía del actual Gobierno con los Estados Unidos y lo que ello significa en el mapa geopolítico mundial explica la reciente visita de la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur. 

Aunque sendas incursiones similares se habían registrado en 2022 y 2023, esta vez, la funcionaria alcanzó logros inéditos, como la construcción de una base conjunta en la estratégica Ushuaia y la declaración de amor presidencial: «Nuestra alianza con los EE. UU. es una declaración de la Argentina para el mundo», disparó Milei. Faltó decir que es una jugada que se complementa con el apoyo a Ucrania (léase OTAN) en la disputa con Rusia, presencia de Zelenski en la asunción presidencial incluida, y respaldo al Estado de Israel en la masacre de Gaza, entre otras delicias. Esta “nueva doctrina de política exterior para la Argentina” (Milei dixit) enmarca el ingreso de capitales extranjeros al conglomerado de producción armamentística estatal; para la ATE, “un mojón más de la presencia yanqui en el país”. “Permitir que el Departamento de Estado de Estados Unidos haga pie en Córdoba va en desmedro de esa soberanía y democracia que supimos construir”, completaron.

Sin información ni memoria

La enigmática visita a Río Tercero motivó un pedido de informes de la diputada nacional Gabriela Brouwer de Koning, en una ciudad que, desde 1995, parece sufrir un loop: al tremendo atentado, le siguió un calvario de casi 30 años sin que lxs vecinxs afectadxs puedan cobrar las correspondientes indemnizaciones e, incluso, está en stand by la creación de la Universidad Nacional, que se ideó como reparación ante el hecho más grave y de mayores consecuencias sociales en toda la historia de Río Tercero.   

En la fábrica, en tanto, el secretismo es total. Desde abril, está al mando el militar José Ignacio Rama, cultor de una gestión que no se caracteriza por el diálogo fluido con los trabajadores organizados. Los mismos laburantes que asistieron impávidos al retiro de una serie de siluetas emplazadas en homenaje a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. “Enviamos notas para recuperarlas, pero no tuvimos ningún tipo de respuesta”, señalaron desde ATE.

*Por Adrián Camerano para La tinta.

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Palabras claves: ATE, Fabricaciones Militares, industria armamentística, Soberanía

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