Por Aída Navajas para La Nota Tucumán
Personalmente, considero que la percepción involucra todos las cualidades que nos hacen ser seres sintientes, pensantes y creadores. Si planteásemos a la percepción como un algo que se alimenta por lo que consumimos, pues bien podemos pensar en que somos el resultado de aquello que dejamos que ingrese a nuestra existencia.
Algunas veces, esta decisión es voluntaria: tomás la decisión de ver este tipo de películas o de ir a ver tales obras de teatro o de juntarte con este grupo de amigues, que están en el orden de tus deseos y alimentan tu percepción del mundo. Otras veces, esta decisión ya fue tomada por otres y te topás con aquello involuntariamente.
Sobre estas decisiones caminamos diariamente por las ciudades que habitamos. Al transitarlas, te topás todos los días con las imágenes que te producen diferentes sensaciones, imaginarios y emociones, tanto positivas, como oler los jazmines del vecine que, siendo el héroe de esta sequía, florece; como negativas, como el olor a cloacas que azota a San Miguel de Tucumán.
Así se crece en la provincia de Tucumán, entre lo que queda de disfrutable de público acceso, mezclado con alguna demolición y muchos, muchos carteles con los nombres, caras y fotos poco creíbles de algunas figuras de la clase política (actuales y pasadas porque nadie se ocupó de borrarlos), así crecés, to-da tu vi-da.
Amplios muros, en las afueras y los adentros de la ciudad, nos cuentan día a día nombres pintados por quienes, a lluvia o sol, despliegan el encargo con cal o la pinturita que les donan y los cuales, hay que valorar, desarrollaron un nivel de tipografía y colorimetría específico que, al verlos, ya sabés de lo que se trata (Coca-Cola, ¿quién te conoce?). Y con ellos crecés y te acostumbrás, y ya ni le prestás atención. Metros cuadrados valiosísimos para la incorporación de alguna expresión que te descanse los ojos porque, a estas alturas de las pandemias y conflictos, tu corazón ya tiró la toalla.
Pero siempre hay quienes se resisten a esta tortura visual y silenciosamente te dejan un gesto para que disfrutes cuando lo encuentres, pa’cuando lo necesite. Casi como ese amiguite tímide del barrio que te veía enojade y te dejaba la cartita bajo la puerta: “Todo va a estar bien”.
Eso te producen los murales de Verónica Corrales, obras hechas sobre paredes que ella, con su furia santiagueña, raspa y prepara, dejando caer las cáscaras de pintura con pedacitos de apellidos.
La Vero me dijo: “No sabés lo que me cuesta pintar cuadros ahora, imposible volver después de los murales”. Y sí, hermana, nos estás dando imágenes nuevas que tanto necesita nuestra historieta de ciudad. Cuando me contó de la alegría del señor que donó ese pedazo de muro, me comentó: “Decía que estaba cansado de las pintadas políticas” y, en la foto, lo ves posando sonriente frente al mural y decís… posta, está contento.
¿Sabés lo que es sacarle una sonrisa a alguien hoy en día? Casi el mismo acto heroico que el jazmín floreciendo en este octubre seco.
Artistas como Vero Corrales se ocupan de poner un poco de sensibilidad sobre lo brutal y violento de cada día en Tucumán, y lo hace a través de las habilidades técnicas y sensibles que propone el arte urbano. Los murales que está haciendo la Vero hablan de abrazos, de colores saturados y brillosos que la sequía le arrebató a la primavera, de la naturaleza a la que tanto necesitamos ir y todo cerquita de la realidad: los abrazos son con barbijos y las personas tienen proporciones reales, porque, para ideales inalcanzables, ya están las publis de belleza.
Y adiviná qué: no tenés que pagar para acceder a sus obras. ¿No es lo que siempre buscás? ¿Cualquier cosa que reúna las 3B? Bueno, bonito y barato.
El muralismo y el grafiti son acciones de afecto y obras de libre acceso y, ya que las salas, cines y teatros están cerrados (lugares en donde culturalmente nos predisponemos al encuentro con las imágenes), tenemos la oportunidad de darle el lugar a estas obras como lo hizo nuestro amigo de bermudas, harto de que le “saquen onda” a su pared.
Necesitamos que nuestros muros sean el soporte de las imágenes que nos hablen de lo que nos sostiene, contiene y sean un buen alimento visual. Necesitamos una ciudad que hable en imágenes más amables con sus habitantes, que contengan expresiones vitales, en este contexto de tanta muerte y dolor.
Si usted ve alguna de estas obras en la calle, piense que, antes de estar ahí, estuvieron en el papel de alguien que se ocupó en pensar en usted y en las imágenes que consume cada día. No, no (solo) es pasión por el arte, es trabajo y de esos que urgentemente necesitan más lugar, legitimización y dignidad.
Verónica Corrales es una artista multidisciplinaria de Santiago del Estero, pero vive y trabaja en Tucumán. Desarrolla sus obras con diferentes técnicas, escalas y formatos, representaciones en dibujo, pintura, arte textil, mural, escultura, animación y mapeo. En redes: @vero_corrales
Aída Navajas es arquitecta, actriz de teatro y cine, escenógrafa, diseñadora y curadora nacida en Tucumán, Argentina. Su práctica está marcada por el cruce entre las artes vivas, la arquitectura y las artes visuales. En redes: @aídanavajas
*Por Aída Navajas para La Nota Tucumán.