Qué ven cuando lo ven: Milei en la mirada internacional

Qué ven cuando lo ven: Milei en la mirada internacional
15 mayo, 2025 por Redacción La tinta

Desde que Javier Milei asumió la presidencia, la política exterior de Argentina ha estado marcada por un fuerte alineamiento ideológico. Con un acercamiento explícito hacia Estados Unidos e Israel, abandona el pragmatismo para generar una ruptura con la naturalidad que siempre caracterizó a nuestra nación en el juego internacional. El último informe de Zuban Córdoba, de abril, revela que 54,1% de los argentinos cree que la imagen del país en el mundo ha empeorado desde la llegada de Milei al poder, mientras que un 41% cree que mejoró.

Por Rocío Daghero para La tinta

Aunque la política exterior no suele ser moneda corriente en el debate cotidiano de la sociedad argentina, es inevitable pensar en cómo los dichos y acciones del presidente afectan la diaria del país. La consultora Zuban Córdoba analiza que un 54% de los argentinos cree que la imagen de Argentina en el mundo ha empeorado desde que Milei asumió. En concordancia con lo anterior, un 58,6% está de acuerdo con la afirmación: “La política internacional de Milei no es la que necesita Argentina”. Además, ante la creciente tensión entre China y Estados Unidos, el 55,5% opina que Argentina debería mantener su histórica naturalidad, mientras que solo un 19,3% se alinea con EE. UU. y un 20,9% con China. 

Santino Córdoba, consultor político, analiza la contraposición entre lo que Milei considera, irónicamente, un“fenómeno barrial” y dice que, en realidad, «el gobierno ha tenido una presencia importante en la prensa internacional, pero no siempre positiva. Gran parte de esa aparición en medios ha sido desde un periodismo muy preocupado por las formas, por los discursos de odio que tiene el presidente, por ejemplo, en el Foro de Davos”. Así, vemos cómo las formas de Milei en materia de política internacional rompen con la tradición diplomática de pragmatismo y multilateralidad que siempre tuvo Argentina. Su enfoque genera, en cambio, menos niveles de confianza internacional, priorizando la afinidad ideológica liberal sobre los vínculos históricos, culturales o económicos con la región y el mundo. 

De hecho, el pasado 2 de abril, en vísperas de la conmemoración de la guerra de Malvinas, el presidente irrumpió el discurso público con una retórica nunca antes promovida desde la gestión oficialista. En el acto frente al monumento a los caídos en la guerra, se distanció del reclamo de soberanía bilateral con el Reino Unido, apelando a un supuesto “derecho de autodeterminación de los isleños”: “Si de soberanía sobre las Malvinas se trata, nosotros siempre dejamos claro que el voto más importante de todos es el que se hace con los pies”. Las escandalosas tapas en medios internacionales a raíz de la criptoestafa son otro ejemplo de cómo las acciones del presidente impactan en la percepción que construye el mundo de la política económica argentina y cuáles pueden ser sus consecuencias. 

Alineamientos selectivos 

Milei ha priorizado las relaciones con Estados Unidos, demostrando en repetidas ocasiones su admiración al presidente Donald Trump y al magnate ―ahora parte del gobierno republicano― Elon Musk. Recientemente, el mandatario obtuvo un préstamo de 20.000 millones de dólares del FMI. Además, ha manifestado abiertamente su intención de firmar un tratado de libre comercio con el gigante norteamericano, incluso, a costa de la permanencia en el Mercosur. También, ha impulsado la construcción de una base naval conjunta con EE. UU. en Ushuaia. De hecho, la semana pasada, el jefe del Comando Sur norteamericano, Alvin Holsey, visitó por primera vez la Argentina a fines de continuar el proyecto.

En la misma línea, realizó su primer viaje oficial a Israel en febrero de 2024, donde expresó su repudio a Hamas y anunció la intención de trasladar la embajada argentina a Jerusalén. Frente a la última escalada de violencia, el mes pasado, el presidente se reunió con Eyal Sela, embajador de Israel, para ratificar su respaldo y apoyo irrestricto. Sumado a ello, según medios locales, Argentina ha manifestado la intención de enviar asistencia al gobierno de Netanyahu para paliar los incendios forestales que está sufriendo cerca de la capital.

¿Y con el resto del mundo? 

Si hay algo que marca la política de Milei es la sobreideologización. Constantemente, el presidente apela a las bases del libertarianismo para justificar su toma de decisiones. Y la política exterior no es la excepción. En cuanto a Latinoamérica, las relaciones con Brasil han sido frías, con roces directos entre Javier Milei y Lula da Silva, generando tensiones con el principal socio comercial de Argentina y con el país líder de la región. Lo mismo ha pasado con países como Colombia, Venezuela, Chile y Perú, a los cuales el presidente ha incluido dentro de los afectados por el socialismo en el siglo XXI. En la misma línea, la negativa a formar parte de los BRICS y el distanciamiento con el MERCOSUR evidencian que no está dispuesto a transar con «la izquierda empobrecedora», defendiendo, ante todo, el libre mercado y alineándose a los intereses de Estados Unidos. 

En Europa, las relaciones con España se deterioraron tras las múltiples declaraciones de Milei contra Pedro Sánchez, que llevaron al retiro temporal de la embajadora española en Buenos Aires. Aunque la crisis diplomática se resolvió meses después, el hecho demostró la fragilidad del mandatario argentino a la hora de mantener las relaciones diplomáticas estables. Sin embargo, sí vemos un alineamiento con países gobernados por mandatarios de derecha como Giorgia Meloni, presidenta del consejo de ministros de Italia, con quien mantuvo un sentido abrazo durante la misa de despedida del papa Francisco. Por último, el presidente se ha posicionado manifiestamente en desacuerdo con Rusia y China, que representan, hoy en día, la principal amenaza contra Estados Unidos y su hegemonía global. Sin embargo, China se consolida como el segundo socio económico de la Argentina, por lo que las relaciones de cordialidad parecen preservarse. 

Bonus track: el fallecimiento del papa Francisco 

Si de política exterior hablamos, las relaciones entre Javier Milei y la figura del papa Francisco pasaron por periodos de tensión y ambivalencia. Durante su campaña y primeros meses de gobierno, Milei mantuvo una postura crítica hacia el pontífice, a quien, incluso, llegó a calificar como un “representante del maligno en la Tierra”. Sin embargo, en febrero de 2024, el presidente cambió el tono y expresó su deseo de visitarlo en Roma para invitarlo formalmente a la Argentina, lo que marcó un gesto de reconciliación. Además, tras su fallecimiento, Milei decretó siete días de duelo nacional y viajó a Roma para su funeral, pese a las tensiones previas. En términos simbólicos, el presidente hace un esfuerzo para preservar las relaciones institucionales con la Santa Sede, aunque sea por medio de bochornosas publicaciones en Instagram creadas con inteligencia artificial.

¿Hacia dónde va la política exterior Argentina?

El giro que ha tomado el gobierno libertario frente a la estrategia diplomática tradicional de Argentina, la cual abogaba por la neutralidad y el multilateralismo, tendrá sus consecuencias sin dudas. El alineamiento ideológico con gran parte del norte global y el distanciamiento de bloques regionales para el progreso latinoamericano son parte de una política exterior disruptiva que responde a lógicas internacionales más funcionales a las hegemonías mundiales que a los países en desarrollo. El fanatismo de Milei hacia Estados Unidos hace que Argentina quede inmersa en una relación nociva de profunda asimetría, donde la cooperación a ciegas pierde legitimidad. Medios norteamericanos comunican que  “Trump va a poner a Estados Unidos primero. No China, no India, no a la carne de Argentina ni a los productos lácteos de Canadá”.

Si bien sus políticas han generado apoyos en algunos sectores de la sociedad y han permitido el acercamiento con los grandes poderes mundiales, también presentan serios desafíos en términos de diversificación económica y estabilidad diplomática con la región. Frente a un panorama global en reconfiguración, con simultáneos conflictos armados a lo largo y ancho del mundo, y una constante competencia entre las hegemonías globales, la evaluación de la nueva estrategia argentina dependerá de su traducción en beneficios concretos para el país y de su sostenibilidad en el cambiante escenario internacional.

*Por Rocío Daghero para La tinta.

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Palabras claves: Encuestas políticas, Javier Milei, Relaciones internacionales

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