El Encuentro Azul de Muralismo llega a Paravachasca


Este fin de semana, en el Valle de Paravachasca, culmina el encuentro que nuclea arte mural, trabajo territorial y problemáticas ambientales. Se trata de un colectivo de artistas que buscan recuperar el valor y la historia de nuestros ríos y pueblos. Con una grilla de diversas actividades y con sede en La Bolsa, esta es la cuarta y última fecha del 3° Encuentro Azul de Muralismo. En esta nota, conversamos con algunos de los organizadores y artistas que participan del evento.
Una de las funciones más preciosas de las artes es la de vehiculizar luchas y reivindicaciones poniendo en agenda problemáticas sociales, ambientales e históricas, invitando a la reflexión. El muralismo, desde sus comienzos, viene a gestarse en territorio y con miradas colectivas que convidan esperanza y colores a los tiempos grises y al desánimo. El arte es con otras y otros, ya sea en los procesos del hacer o en los de la recepción de las obras. El arte mural confía en los procesos sociales y se hace parte de ellos.
Durante este verano caliente al extremo para quienes quedamos en la ciudad, se desarrolló, por tercer año consecutivo, el Encuentro Azul de Muralismo, organizado por un colectivo de artistas comprometides con la cultura y el medioambiente. Realizan intervenciones artísticas y comunitarias posando la mirada en la importancia que tiene tejer lazos territoriales para reflexionar sobre el cuidado de nuestros cursos de agua y las historias sagradas que se entretejen en sus márgenes.



Más de 60 muralistas se congregaron en muros de San Marcos Sierras, Villa de Soto y San Esteban. Este fin de semana, el convite de cierre es en Villa Los Aromos y Villa La Bolsa, honrando el río Xanaes. “Sembramos color” es el lema que los reúne este año. Una siembra que viene a teñir de abrazo colectivo y cuidados a nuestro medioambiente. Un sembrar que tiene que ver con imprimir recuerdos de los días compartidos y los aprendizajes en el trabajo en red.

«Encuentro Azul tiene como objetivo particular poner de manifiesto la increíble acción transformadora de los murales para las comunidades, resignificando los espacios naturales y urbanos serranos donde se despliega. También, poner en valor la gran capacidad de las comunidades a la hora del arte colectivo. Todos somos parte necesaria, con el fin mayor de encontrarnos en alegría, a través del arte que trasciende la palabra”, afirman desde la organización del evento y agregan: “Ofrendamos nuestros dones al servicio de la comunidad y al río, ya que el agua es sagrada. Con ella, todo; sin ella, nada”.
Es importante mencionar que la agrupación de jóvenes autoconvocados Sierras Limpias acompañan por segunda vez al colectivo en sus acciones, generando limpiezas, charlas y actividades comunitarias en torno a las cuencas hídricas, de forma autogestiva y gratuita.
Desde La tinta, conversamos con Seba Barraco, uno de los impulsores del encuentro, y con Rodri Oroná y Viento, muralistas que estarán participando este fin de semana en Paravachasca.



A Seba Barraco, lo moviliza estar en el evento la importancia del agua en los territorios: “Los ríos unen, no separan los territorios. Son una confluencia. En ese sentido, el Encuentro Azul es un río que tiene muchos afluentes, porque es multidisciplinar, va integrando expresiones. Nos mueve el agua. Es un rezo al agua en el que ofrendamos la pintura al río, al territorio”. Cuenta que a los murales los regalan, ya sea en muros de casas particulares o en espacios públicos, “porque dar es ley, porque ahora es cuando. Ahora es cuando transformar desde la imagen que trasciende la palabra que está muy torcida en esta sociedad. En esta coyuntura que estamos viviendo, proponemos el arte, el amor y el encuentro. Que los territorios tengan la posibilidad de expresarse, tejer con todes”.
Encuentro Azul nació en Cerro Azul y un poco esa serranía inspira su nombre, pero, como nos cuenta Seba, más tiene que ver con un concepto del pueblo mapuche.
«El tiempo azul es el tiempo sin mal, el tiempo anterior, cuando todos estábamos juntos y todavía no había mal en los corazones. Es un tiempo mítico y es un tiempo hacia donde vamos. De darse la gran transformación por la que todos pulsamos, lo que sobrevendrá será el tiempo azul, el tiempo de todos juntos”, detalla Barraco.
En relación con las imágenes que quedan plasmadas en los muros, Seba explica que la construcción siempre está conversada con les vecines y artistas, son una confluencia de saberes, historias y memorias. “El encuentro se teje en palabras, pero florece en imágenes. Los murales son como los hongos de un gran micelio que venimos fortaleciendo. Pasa muchísimo más por abajo del encuentro que lo que pasa en los muros, se deja muchísima fuerza, entrega y corazón en esto”, dice. Los temas que se reflejan en las obras tienen que ver con la memoria y los colores de los pueblos de América, y con la naturaleza, los recursos hídricos, los animales del monte y las personas que construyeron historia en los territorios donde se congregan a pintar.


Rodri Oroná es uno de los muralistas que van a pintar este fin de semana. Dice que, más allá del placer que genera el arte y plasmar en una pared lo que se siente, lo convoca a participar ―por tercera vez― la manera en la que se genera el encuentro: “Es circular, sentís el abrazo del resto de los muralistas. Es hermanarse desde el arte y compartir. Nos encontramos con distintas experiencias, formas de contar. Aprendemos de los acuerdos que surgen para compartir una pared, del vecino o la vecina que se acerca y te cuenta historias de ese muro, de ese barrio o de ese pueblo. Emergen memorias y formas, lo que está latente y que, de otra forma, no hubiese salido. Participar del encuentro es participar de la circularidad que existe en un territorio, revivirla y poder contar algo de eso. Se generan instancias con la gente y eso es lo que uno se lleva: la reciprocidad, el intercambio”.
Oroná también reflexiona sobre la necesidad de revincularnos como sociedad: “El tema de estar en la calle no es menor. Escuchar y escucharse, compartir, intercambiar ideas, teléfonos y hacer nuevas amistades. Hay una necesidad muy grande de reconstruir tramas y pedacitos de tejidos comunitarios. Estos pedacitos que surgen desde el arte, para mí, son totalmente necesarios e imprescindibles hoy”.



Viento va a participar del encuentro en el Valle de Paravachasca y tiene varias ideas para pintar, pero especialmente va con la apertura a la sinergia que se presente en el momento, ya sea a pintar sola o en equipo. Nombra al evento como una gran familia que no para de crecer y nos comparte un poco de su experiencia en ediciones anteriores. “Es muy nutritivo ir a los encuentros, ver como pintan otrxs, la diversidad de estéticas, de lenguajes que se van sumando. Es de mucha riqueza. Hay un clima muy festivo, de encontrarse amiguxs, compartir el muro, compartir unos mates. Sobre todo, me llama el mensaje del encuentro, el cuidado de la tierra, el cuidado del agua. Es re importante aprovechar nuestro arte para compartir ese mensaje con toda la potencia que implican muchos muros hablando de un mismo tema”, afirma.
El Encuentro Azul de Muralismo comienza hoy con una ceremonia de apertura en el SUM de Villa La Bolsa, continua con diversas actividades como foros, talleres, slam poético, actividades para infancias y caminatas mientras se irán pintando todos los murales. Cierra este domingo con un festival a las 20 h en la Feria Artesanal La Bolsa. Podés conocer con más detalles de las actividades previstas en el Instagram del Encuentro.
Cuidar el agua, cuidar la tierra, cuidar el monte, es cuidar la vida. Militemos siempre en la vereda de los cuidados y la ternura.
*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta / Imagen de portada: Encuentro Azul de Muralismo.
