Gira, el mundo gira: atentado en Rusia, elecciones en Venezuela y Bolsonaro puede ir preso
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Atentado en Rusia
El pasado viernes, cerca de 6.000 personas asistían a un concierto de rock en el Crocus City Hall, a las afueras de Moscú. Un grupo de hombres armados ingresó y comenzó a disparar contra la multitud. Por estas horas, la cifra de muertos es de 140, con decenas de heridos, muchos de ellos de gravedad, convirtiendo al atentado en el más mortífero de los últimos veinte años en Rusia.
Al ataque se lo atribuyó el Estado Islámico, Daesh, o ISIS, como se lo conoce popularmente. Que este grupo terrorista atacara a Rusia era, en principio, la hipótesis más extemporánea y menos probable, en un contexto donde el terrorismo extremista no está en la centralidad de las preocupaciones de la comunidad internacional, aunque se encuentre lejos de ser erradicado. Pero, sobre todo, en un momento donde el Kremlin se encuentra enfrascado en un conflicto militar con Ucrania que, el mismo viernes a la mañana, tomó, por primera vez, el estatus de “guerra”.
En un modus operandi similar al de los atentados del Bataclan de 2017 en París, lo primero que vino a la mente cuando sucedieron los atentados fue el recuerdo del terrorismo que asoló a Europa durante aquellos años y que hoy parece lejano. No obstante, Rusia tiene tropas y combate en varios países africanos, sobre todo, en la región del Sahel, en Mali, Burkina Faso, países donde el Daesh tiene todavía una presencia importante, aunque fue derrotado en Siria. Entonces, también puede llegar a tener ahí cierto asidero la hipótesis del ISIS.
Los sangrientos hechos se produjeron el mismo día que Rusia elevó el «estado de operación militar especial» en Ucrania a «estado de guerra», cinco días después de que Putin fuera reelecto con casi el 90% de los votos. Cabe recordar que, el día de su proclamación para la reelección, el mandatario ruso habló de la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial a gran escala si las potencias europeas seguían incluyéndose en la cuestión rusa y ucraniana. Es decir, Rusia está en el ojo de la comunidad internacional y se cruzan varias cuestiones.
La inteligencia británica y estadounidense habían advertido, a finales de febrero y comienzos de marzo, respecto de que algo así podía desencadenarse en Rusia e, incluso, le había pedido a sus ciudadanos viviendo allí que no concurran a lugares públicos o de asistencia masiva. Los servicios de inteligencia rusos, considerados unos de los mejores del mundo, hicieron caso omiso de esta situación. La gran pregunta es por qué.
Los hombres, que fueron capturados mientras intentaban huir del país, asistieron a comparecer con signos de haber sido gravemente golpeados y torturados por las fuerzas de seguridad. Aseguraron haber sido contratados “de manera anónima” y “a través de Telegram”, y que les ofrecieron una suma de 500.000 rublos, es decir, unos 5.000 dólares, para cometer los atentados. Por lo pronto, a diferencia de los atentados anteriores en Europa, no se trataría de fanáticos radicales, sino de mercenarios.
Otro gran interrogante tiene que ver con el escape de los terroristas hacia Ucrania. ¿Lo hacían porque era lo más cómodo geográficamente o pensaban escapar allí por un supuesto involucramiento de Kiev? Eso es lo que, dice, está investigando el Kremlin. Más allá de la verdad, el gobierno ruso tiene una buena narrativa para sus fines y lo realmente importante es ver cómo la construye y comunica de cara a lo que viene. Lo cierto es que la opinión pública rusa hoy está prácticamente al 100% alineada con el relato de Putin.
Al día siguiente de los atentados, Ucrania bombardeó la región de Lugansk, bajo control ruso, y el Kremlin respondió con misiles hacia las principales ciudades ucranianas. Por ahora, la conexión ucraniana no está descartada para el Kremlin, que asegura que pudo haber habido un apoyo logístico o, incluso, una autoría intelectual proveniente de Kiev. Una cosa es afirmarlo, pero probarlo ya es otra historia.
Elecciones en Venezuela
Corina Yoris, candidata presidencial respaldada por la coalición opositora Plataforma Unitaria Democrática (PUD) en Venezuela, expresó el lunes que el régimen de Nicolás Maduro le está impidiendo formalizar su inscripción, a pesar de que el plazo para el registro de candidaturas para las elecciones del 28 de julio vencía el mismo lunes 25 de marzo.
Yoris fue designada por la mesa opositora como la candidata para reemplazar a María Corina Machado en la carrera presidencial, después de que esta última ―la candidata que había ganado las primarias opositoras con el 92%― fuera inhabilitada en enero para ocupar cargos públicos y se le negara la oportunidad de participar en la contienda. En una publicación en su cuenta de X este lunes, Machado afirmó: «Si el candidato es elegido por Maduro, no se puede considerar como unas elecciones legítimas”.
El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela inhabilitó a Machado para postularse como candidata presidencial después de que la Contraloría General de Venezuela la sancionara por presuntamente no declarar el pago de bonos de alimentación en su declaración de patrimonio. Machado ha denunciado que esta inhabilitación es ilegítima y ha seguido llevando a cabo campañas en todo el país en contra del gobierno oficialista.
En el día final del plazo de registro fijado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) del 21 al 25 de marzo, Maduro, por su parte, presentó su candidatura y se registró como candidato por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Allí, le dijo a la oposición que “habrá elecciones con o sin ustedes”. Las fuerzas opositoras agrupadas en la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) solicitaron el domingo una extensión de tres días. Argumentaron que no habían podido acceder al sistema para inscribir a la académica Corina Yoris como candidata presidencial, aunque ya hay habilitados otros nueve candidatos opositores para presentarse en los comicios.
Bolsonaro puede ir preso
La Justicia brasileña puede interpretar como intento de fuga que el expresidente, Jair Bolsonaro, haya pasado dos noches en la embajada húngara en Brasil, por lo tanto, puede ser detenido y esperar el resto del proceso judicial en la cárcel. Hoy es una posibilidad. Según información revelada por el New York Times, los acontecimientos tuvieron lugar en febrero, cuando la Justicia nacional le retiró el pasaporte a Bolsonaro. El expresidente brasileño es aliado del primer ministro húngaro de extrema derecha, Viktor Orbán, con quien ha compartido elogios públicos en ocasiones anteriores.
El periódico publicó imágenes de un circuito cerrado de TV que muestran a Bolsonaro llegando a la embajada de Hungría en Brasil y también imágenes de satélite que indican que el vehículo que transportó al expresidente estuvo estacionado en la representación diplomática del país europeo entre el 12 y el 14 de febrero. El NYT describió el incidente como «un aparente intento de obtener asilo». En caso de que el expresidente estuviera dentro de la embajada húngara y se emitiera una orden de arresto por parte de la Justicia, los agentes de la Policía Federal no tendrían la autoridad para ingresar al lugar y detenerlo, ya que la embajada está fuera de la jurisdicción de las autoridades brasileñas.
Bonus track
- Donald Trump pidió el cese inmediato del fuego en Gaza, afirmando que Israel “está perdiendo mucho apoyo” de la comunidad internacional con sus acciones.
- La princesa Kate Middleton reapareció en un video y contó que está peleando contra el cáncer.
- Un tribunal británico frena la extradición de Assange y reclama a Estados Unidos más garantías de un juicio justo.
*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta / Imagen de portada: REUTERS.