Trabajadores judiciales intervinieron Tribunales en reclamo por la insalubridad de sus tareas
Con una movilización y una proyección artística sobre la fachada del Palacio de Justicia, el sindicato AGEPJ llevó a cabo una nueva acción gremial para visibilizar el histórico reclamo por la declaración de insalubridad en Policía Judicial. El conflicto podría tener importantes novedades en las próximas semanas, antes del cambio de gobierno en Córdoba.
Hace más de 30 años que el gremio de trabajadores judiciales de Córdoba reclama que las tareas que llevan adelante los cuerpos operativos de Policía Judicial sean consideradas insalubres.
Se trata de un universo de más de 200 profesionales de diferentes disciplinas que se desenvuelven en áreas como Balística, Fotografía Legal, Huellas y rastros, Planimetría Legal, Medicina, Química, Pericias automotrices, choferes y camilleros, que están en constante contacto con la muerte y situaciones de altísimo estrés.
Por ello es que le exigen al Ministerio de Trabajo de la Provincia de Córdoba que se expida a favor de declarar estas tareas como insalubres, lo que otorgaría mejores condiciones laborales para las y los trabajadores, y repercutiría, a fin de cuentas, en la mejora del servicio brindado a la ciudadanía.
En este contexto es que, el pasado viernes, casi medio centenar de empleados del Poder Judiciales se pusieron sus tyveks (trajes protectores caractéristicos) y marcharon hasta Tribunales I para volantear y compartir información con los transeúntes que circulaban por el Paseo de Sobremonte, mientras el artista audiovisual Gabriel Orge proyectaba imágenes sobre la fachada del edificio.
«Intentamos que este tema vaya permeando en la sociedad, que se entienda el trabajo que realizamos. Es bastante invisible lo que hacemos, no se sabe y eso dificulta que se declare la insalubridad. Por eso llevamos acciones más artísticas como una obra de teatro, o actividades académicas de divulgación como un libro o un audiovisual», sostiene Federico Cortelletti, titular del gremio AGEPJ.
Convivir y trabajar con la muerte
Noelia hace siete años que trabaja en Policía Judicial. Estuvo cuatro años en la Unidad Operativa y desde 2020 que se desenvuelve en Fotografía Legal. Parte de sus tareas diarias es trasladarse y registrar la escena donde ocurrieron hechos violentos como accidentes de tránsito, hechos de violencia urbana, femicidios, suicidios, incendios y accidentes domésticos, entre otros casos judicializados.
«Más allá de lo que ves en cada caso, que puede ser cuerpos, sangre, líquidos, restos de material biológico y demás, lo que más te interpela es el contexto. Muchas veces te encontrás con una familia destrozada por su pérdida y vos tenés que pedir permiso para hacer tu trabajo», cuenta Noelia en diálogo con La tinta.
Además, la profesional en criminalística señala que con el correr de los días «vas naturalizando» el peligro y ves situaciones peligrosas que para el resto pasan desapercibidas.
«Siempre pensás que puede pasar algo malo. Los días previos a las guardias te da mucha ansiedad, no dormís bien. Muchas veces, si vivís hechos complicados, soñás con eso (…) Al estar expuesta a tantas situaciones, una va acumulando. La muerte se te vuelve parte de tu vida y ves peligros en todos lados. No está bueno vivir así y hay gente que hace décadas trabaja acá», agrega Noelia, destacando que en el sector hay muchas licencias psiquiátricas y muchos profesionales piden cambiar de área.
Hay algo que, entre quienes comparten estas tareas, llaman informalmente como «turismo judicial» y hace referencia al infortunado recuerdo de casos judiciales mientras te trasladás por la ciudad o la provincia. «Venís pensando en otra cosa y pasás por un lugar y te acordás automáticamente de todo: quién estuvo y qué pasó».
Tener de patronal al Superior Tribunal
Ante la falta de asistencia psicológica por parte del Tribunal Superior de Justicia, que en este caso tiene responsabilidades de empleador, el gremio creó años atrás un Gabinete Psicosocial para contener a los trabajadores.
«Las conclusiones de las psicólogas fueron presentadas como pruebas al expediente. Hubo inspecciones del Ministerio de Trabajo, en nuestro edificio y nuestros lugares de trabajo. Inspectores que quedaron con secuelas por solo haber ido dos o tres veces. Imaginate los compañeros que van durante años (…) Trabajar con esa violencia todos los días te va minando la salud psicofísica a los compañeros. Es indudable y está probado«, sostiene Adrián Valán, secretario gremial de AGEPJ.
Luego de estar trabado por un año y medio por la falta de aportes del TSJ, el expediente finalmente se encuentra en el Departamento Legal del Ministerio de Trabajo, que es la última etapa, y desde el gremio esperan que haya una definición por parte del ministro Omar Sereno, antes del cambio de gobierno provincial.
«No sé por qué el TSJ lleva tantos años trabando este tema. Cualquier empleador debería velar por la salud de sus trabajadores, e incluso en beneficio de la propia institución, porque va detrimento de la productividad que el empleador debería querer. Hay muchas injusticias en el Poder Judicial, pero la más grande de todas es esta. Lograr corregir esto sería muy importante porque estamos hablando de salud», sostiene Valán, que destaca que el actual presidente del TSJ, Domingo Sesin, es con quien más han podido dialogar desde que sostienen el reclamo.
El problema del pedido de insalubridad de los judiciales -o al menos, lo novedoso-, es que no se trata de una insalubridad clásica, como por ejemplo los trabajadores gráficos, que por su contacto con el plomo pueden sufrir saturnismo. Aquí se trata de una insalubridad de salud mental, lo que también repercute en el cuerpo, pero es más difícil de verlo.
«Entiendo que esto sería abrir un camino. No hay muchos antecedentes y allí está un poco la dificultad de esta declaración, pero no por eso es menos cierto que tiene que salir y que hay que darle una solución a una afectación grave en la salud de los trabajadores», agrega Cortelletti.
En concreto, la insalubridad no otorgaría beneficios económicos, sino mejores condiciones laborales: menos horas mensuales de exposición a las tareas, aumento de personal, equipamiento adecuado y licencias sanitarias.
«El daño se produce sí o sí y queremos que tenga el menor impacto posible», concluyó el titular del gremio AGEPJ.
* Por Ezequiel Luque para La tinta.