#ReseñaTrava: Unas ganas de morderte el cuello
“La sed”, de Marina Yuszczuk, es una novela que retoma la estética vampírica para llevarla a la sensualidad lésbica. Un libro de Blatt&Ríos, editado en 2020.
Por Vir del Mar para La tinta
Este libro tiene dos tiempos: el primero está marcado por la vida mortal de una mujer que vive en Buenos Aires quizás en el mismo tiempo que nosotrxs y que acompaña el proceso lento de la muerte de su madre; el otro es la historia de una vampira que atraviesa los siglos y también el mar en un intento de seguir sobreviviendo lo que algunxs llamarán una maldición. Historias que eventualmente confluirán en el borde peligroso que separa (¿o une?) las necesidades monstruosas con el aburrimiento mortal. Si temblaste con la historia de Edward Cullen y Bella Swan, este libro es para vos. Porque es mucho, mucho mejor que la saga crepuscular. De hecho, si de pelis hablamos, los pasajes y las imágenes de este libro me recordaron más al universo de Only lovers left alive, obra deliciosa de Jarmusch que, si no viste, ya sabés qué hacer el finde.
Hija de su época, Marina Yuszczuk nos entrega una visión gregaria de lxs vampis, algo así como una sororidad endiablada de estas criaturas que se agrupan para protegerse y arman su manada.
“Con el tiempo, perfeccionamos el mecanismo, agregamos la seducción a la violencia. Dejamos de parecer animales. Mis hermanas y yo nos trenzábamos el pelo unas a otras, adquirimos los modales de la nobleza, aprendimos a vestirnos. En cada sitio al que íbamos, aprendíamos el idioma de los hombres, lo comprendíamos al instante. Recorríamos pueblos y aldeas, y en cada uno permanecíamos el tiempo justo como para no levantar sospechas”.
Esta grupalidad se romperá porque, como nos cuenta la narradora en primera persona: “Las leyendas se convirtieron en noticias. Empezaron a creer en nosotras”. Su manada será cazada y la ciencia avanzará para dejar al descubierto el horror de llevar dos marcas en el cuello. Nuestra vampira buscará durante ese siglo que pasa, de maneras más o menos desesperadas, terminar con el aburrimiento de la muerte en vida en el deseo de estar acompañada, como lo hicieron con sus hermanas en un tiempo otro. El tedio con el que atraviesa la Historia es insoportable, pobre mujer. ¿Se imaginan vivir para siempre, en soledad, escapando de un deseo permanente por la sangre?
No voy a mentirles: empecé a leer “La sed” porque me prometieron erotismo vampírico lésbico. No es 50 sombras de Grey (afortunadamente), pero el erotismo es algo más bien fragmentario o esporádico. Ahora: cuando aparece, vale la pena.
“Era pálida y tenía los ojos negros más hondos que había visto, lo sentí, incluso en la poca claridad que entraba a través de la ventana. Ojos en los que podías hundirte, que me hicieron sentir que hacía demasiado tiempo que nadie me miraba. Tenía algo en la piel que recordaba la textura de los cadáveres; parecía muerta y, a la vez, con esos ojos inyectados de vida, me miraba como si estuviera a punto de comerme. Había algo en ella que me daba ganas de morirme o caer de rodillas”.
En este aspecto, la novela renueva algo del imaginario vampírico y lo hace abordando también una construcción muy robusta del cliché. Tenemos escenas decimonónicas de la vampira bajando de un barco y llegando a Buenos Aires, viviendo en mansiones deshabitadas durante la fiebre amarilla, usando vestidos viejos y cortinas de terciopelo. De eso tenemos mucho, una belleza melancólica a raudales que hará que la vampira se encuentre con enemigxs y aliadxs, algunxs que cazará y otrxs con lxs que tendrá treguas.
La sed es lo que une las vidas de estos dos tiempos que les decía al principio, de estas dos ¿mujeres?, la vampira y la porteña de nuestros días. La sed de una por tener un anclaje en la difusión del tiempo eterno y la sed de la otra por salir del tedio de una vida tan, pero tan aburrida, que preferiría cambiarla por otra.
Sobre Marina Yuszczuk
Marina Yuszczuk nació en Quilmes, Buenos Aires, en 1978. Se radicó en Bahía Blanca en 1984. Es licenciada en Letras por la Universidad Nacional del Sur y doctora por la Universidad Nacional de La Plata. Ha publicado varios libros de poesía y narrativa; con “La Sed”, recibió Primer Premio Nacional Sara Gallardo, otorgado por el Ministerio de Cultura de la Nación. También es crítica de cine y colabora en el suplemento Las 12 del periódico Página/12. Flor de escritora para seguir leyendo.
*Por Vir del Mar para La tinta / Imagen de portada: A/D.