Para tanta agua está el mar

Para tanta agua está el mar
9 diciembre, 2021 por Gabriel Montali

Con la llanura como leitmotiv que no remite al letargo, sino a lo incierto, el Taller Literario Municipal de San Francisco acaba de publicar una antología de cuentos en los que el paisaje pampeano se define como territorio de invención, como espacio que, por su propia condición minimalista, exige poner en juego una mirada especulativa.

Por Gabriel Montali para La tinta

En los pueblos de llanura, suele ser habitual una presunción engañosa: que en la llanura nunca pasa nada, solo el tiempo, y a veces ni siquiera eso. Esa sensación de continuidad, letargo o estado de suspensión en una rutina que parece calcarse a sí misma y que, en su eterno retorno, tiene al paisaje como aliado: la geografía simétricamente plana y el horizonte apenas interrumpido por alguna nube. Todo un imaginario de chatura existencial que suele traducirse en la certeza de que aquello que se llama aventura, o peor, vida, ocurre siempre en otra parte.

Pero se trata de un lugar común. Porque en la lisura aparente del campo, en su repetición de caminos de tierra, alambrados y vastas extensiones de soja y maíz, ya casi desprovistas de monte, dice Juan José Saer, hay un momento en el que ese paisaje familiar se vuelve irreconocible y extraño, como si una fuerza ultraterrena pusiera en pausa la sensación de asfixia y nuestros ojos comenzaran a notar, por primera vez, que el paisaje los desborda, que les es ajeno, que hasta entonces apenas habían captado el contorno de ese lugar en el que ignorábamos estar viviendo.

tanta-agua-mar-libroEse es el eje que organiza los relatos de Para tanta agua está el mar, publicado en Córdoba por la editorial Recovecos. El libro reúne unos veinte cuentos elaborados por los integrantes del Taller Literario Municipal de la ciudad de San Francisco, que coordina desde hace casi una década la poeta Laura Pratto. Se trata de una iniciativa que comenzó a planificarse en 2019, cuando el grupo ganó una beca del Fondo Nacional de las Artes para llevar a cabo el proyecto y que, además, les permitió realizar un filme en el que se representan algunas escenas de los relatos, y al que se accede mediante un código QR impreso en la solapa del libro.

Ya desde su título Para tanta agua propone un juego irónico en el que la llanura deja de ser lo opuesto a lo fantástico, detalle que los cuentos exploran dentro de los límites de la estética realista. Hay relatos en los que el viento, la lluvia y los animales se recortan del decorado para participar de la acción como si fueran personajes –lejos de la parsimonia romántica de la literatura costumbrista, en el campo la naturaleza actúa, a veces al punto de hacernos sospechar sobre el nivel de inconciencia de sus acciones. Junto con esto, en otros relatos es el espejismo de la memoria lo que desconcierta a los protagonistas. Y está también presente la tradición pueblerina del secreto familiar nunca revelado, menos como una carga que como una inquietud que moviliza la imaginación de los autores.

La consigna, en cada texto, es encontrar el punto en el que, como se dice en el habla rural, “entramos a desconocer”, en este caso, al paisaje y al supuesto letargo de la sociedad pampeana. De ahí el tono ambiguo y a la vez forastero con el que fueron escritos estos relatos.

“El libro brota de nuestra porción de llanura”, dice Laura, en referencia no solo a que la acción de brotar designa tanto lo que surge de la tierra como lo que mana de su fuente, sino también a otra característica del paisaje del este cordobés: la llanura como territorio que convoca a la invención, que exige, desde su sobriedad y su minimalismo, poner en juego una mirada especulativa, como sucede en esas escenas de los grandes westerns –el inicio de Por unos dólares más, de Sergio Leone, es un buen ejemplo– en las que el enfoque de la cámara en gran plano general recorta una vasta porción de planicie desértica en la que, poco a poco, comenzamos a divisar la silueta de un hombre a caballo: una imagen que remite a la esencia del concepto de aventura y que anticipa, en tono épico, las peripecias del héroe.

Aquí, por cierto, la ironía del título se duplica si tomamos en cuenta que San Francisco, principado sojero en el que transcurren la mayoría de los relatos, pese a carecer de río, cuenta con un ingenio popular que ha bautizado como “costanera” al parque aledaño a la ruta 19, en el acceso oeste de la ciudad. Todo un chiste de la idiosincrasia campesina que, en su necesidad de mostrarse tan interesante como cualquier otro sitio –en un dejo de esa costumbre varonil de andar peleando o, lo que es más sospechoso, quizás tanteando longitudes–, descubre que no solo el agua tiene costa, ya que también en la ruta hay reminiscencias al río, al viaje, a la aventura, a lo extraño y a lo desconocido.

Pero la acción de brotar suma, en este caso, otra faceta. Para tanta agua es una compilación de cuentos surgida de un taller literario, es decir, de un espacio que conjuga dos objetivos primordiales. Por un lado, como dice Laura, “la búsqueda por despertar a la otredad que escribe en nosotros, muchas veces en forma de influencia inconsciente”, y por otro, parafraseando a Fogwill, la construcción de un ámbito que permita ejercitar el sabor del encuentro.

Después de todo, un taller literario, como toda comunidad, como todo espacio en común que supone una identificación y un reconocimiento compartido, también constituye un accidente en el paisaje. En especial, cuando se quiere y se necesita llevarle la contra a quienes definen ese paisaje como una llanura existencial.

Y es que si la planicie pampeana tiene algo que ver con el arte, ese algo no es un hipotético vacío de origen, horizontal y despojado como una página en blanco, sino la misteriosa conexión que hace de lo fantástico una experiencia tan real como imprevisible.

Sobre el libro

Para tanta agua está el mar, Editorial Recovecos, 2021.
Autorxs: Laura Peretti, Germán Yennerich, Patricia Arias, María Rosa Terraf, María Jimena Franco, Natalia Vagliente, Martha Damiano, Gustavo Bianco, Jorge Bonomini, Mariela Zanabria y Gustavo Valdez. Compiladora: Laura Pratto. Lo podés conseguir en El Espejo Libros (Paseo Santa Catalina, Deán Funes 163, Córdoba capital).

*Por Gabriel Montali para La tinta.

Palabras claves: Laura Pratto, literatura, San Francisco

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