La libertad negacionista de la derecha “nacional libertaria”
La corriente de ultraderecha “antiglobalista” refuerza su posición en el mundo, aprovechando la pandemia de coronavirus y un discurso en defensa de las “libertades individuales”.
Por Andrés Kogan Valderrama para La tinta
A propósito de las distintas protestas en el mundo en contra del uso obligatorio de mascarillas, es necesaria una lectura política de un proceso que va más allá de la acción de un grupo de creyentes de teorías conspirativas, siendo, más bien, una ideología negacionista de ciertos sectores de ultraderecha, cada vez más presentes en Europa, Estados Unidos y América Latina, los cuales plantean un discurso fundamentalista de carácter nacional libertario.
Un discurso nacional libertario que pone a la familia tradicional, la patria, la propiedad privada y la libertad de consumo como ámbitos de la civilización occidental, la cual, desde esta mirada, estaría en peligro ante una agenda global impuesta por grandes organismos internacionales, los cuales estarían subordinados a China.
Es lo planteado por personas como Donald Trump, Jordan Peterson, Ben Shapiro, Milo Yiannopoulos, Hans-Hermann Hoppe, Richard Spencer y Steve Bannon, quienes señalan que nos encontramos en un mundo amenazado por el globalismo y el marxismo cultural, los cuales obligan a los gobiernos a aprobar pactos y tratados internacionales en distintos ámbitos (medioambiental, laboral, migratorio, diversidad sexual, género, étnico).
Esta ultraderecha está en una verdadera cruzada contra todo lo que sea asociado a miradas más progresistas, como es el caso de apoyar la equidad de género, la reducción de emisiones de CO2, el reconocimiento de pueblos indígenas, la despenalización del aborto y el consumo de marihuana, el matrimonio igualitario, ley de identidad de género, etc.
En otras palabras, para esta ideología, sólo es deseable un Estado-nación mínimo y con fronteras cerradas para la inmigración, el cual únicamente debe dedicarse a garantizar una igualdad ante la ley meramente formal, y que su centro esté puesto en defender los derechos de propiedad, negando así cualquier otro tipo de derecho para las personas y comunidades.
En consecuencia, para este discurso nacional libertario, todo lo que cuestione mínimamente el orden patriarcal, colonial y capitalista, a través de ciertas políticas públicas (impuestos, aumento de gasto público), es considerado de izquierda o comunista, aunque sea en la práctica un mero reformismo liberal.
De ahí, que tilden de izquierdista tanto a la CNN, al Banco Mundial (BM), a Naciones Unidas (ONU) e, incluso, a gobiernos de derecha en el mundo, por el solo hecho de impulsar políticas mínimas de inclusión y no discriminación. La idea de cuestionar el discurso políticamente correcto ha llevado al extremo a estos grupos de ultraderecha de instalar la idea de que mega empresarios y gobernantes del establishment, como Bill Gates, George Soros, Emmanuel Macron, Mauricio Macri, Sebastián Piñera, son meros agentes del globalismo.
En consecuencia, son unos fervientes negadores del clasismo, racismo, androcentrismo y ecocidio imperante, el cual, en este contexto de pandemia, evidencia un nuevo negacionismo de corte sanitario, al tildar de globalista a organismos como la Organización Mundial para la Salud (OMS) por ser, supuestamente, parte de un plan para destruir a Occidente a través de las medidas que están implementando los distintos gobiernos para reducir las muertes y contagios por la COVID-19.
No obstante, lo que más llama la atención de este discurso de ultraderecha es su colonización de la noción misma de libertario. Así como Adolf Hitler se apropió de la noción de socialismo para formar una ideología supremacista blanca, de carácter nacional-socialista desde el Estado, ahora, estos sectores nacional libertarios hacen exactamente lo mismo, solo que desde un patriotismo de mercado.
La idea de anarcocapitalismo, por ejemplo, es una muestra más de cómo la ultraderecha actual instrumentaliza miradas que lo que buscan originalmente es cuestionar el autoritarismo estatal y construir mundos alternativos, y no negarlos como ellos lo hacen. Es como plantear la idea absurda de un anarcocolonialismo o un anarcosexismo, ya que lo que termina haciendo, finalmente, es confundir y profundizar miradas racistas y machistas.
La necesidad, por tanto, de seguir desarmando este discurso nacional libertario es muy importante, sobre todo, en América Latina, en donde han aparecido varios exponentes de él a nivel político e intelectual (Jair Bolsonaro, José Antonio Kast, Axel Kaiser, Alfredo Olmedo, Agustín Laje, Javier Milei, Nicolás Márquez, Vannesa Vallejo, Gloria Álvarez, Sara Winter, Jesús Huerta de Soto), quienes están aprovechando la incertidumbre actual con la pandemia para introducir un discurso de odio que no debiera tomarse a la ligera.
*Por Andrés Kogan Valderrama / Foto de portada: CEDOC