Multiplicando trincheras: Duratierra celebra 20 años de Universidad Trashumante
Este fin de semana, una nueva Peña Trashumante nos invita a celebrar la realización cotidiana de un sueño de educación popular que ha sembrado libertad en cada rincón argentino. A dos días de su presentación en Atenas, la vocalista de Duratierra, Micaela Vita, resaltó la importancia de la Universidad Trashumante y sostuvo que «en estos momentos oscuros hay que generar constantemente islas, espacios, trincheras de resistencia colectiva».
Por Julieta Pollo para La tinta
Este viernes volvemos a casa. Antes de las 22 dejamos el ranchito que nos guarda para reunirnos en el patio grande: el viernes los barrios convergen en una sola ronda, toman el estadio e inventan la fiesta popular. Veinte años de Universidad Trashumante -en medio del desmonte de derechos y del abono de la derecha en la región- es motivo de celebración.
Como siempre, se trata de un encuentro metasensorial: se comparten bebidas y comidas típicas; se montan la radio abierta y la feria de emprendimientos populares y cooperativos; y se abre la noche a la expresión de una alegría genuina: la danza, la palabra, y la música abrazan a todes en el convite. Junto a Raly Barrionuevo, tradicional anfitrión de la peña más convocante de Córdoba Capital, estarán compartiendo escenario El Mayllín, DJ Cande Lirio, Peteco Carabajal, Jorge Fandermole, Toch, Pachi Herrera y también Duratierra, con quienes conversamos en esta nota acerca de música popular, algunas de sus canciones y su presencia en la Peña.
Esta edición tan especial contará con la presencia de Tato Iglesias, padre de este sueño de educación popular que ha sabido transmitir a otres el germen de una idea revolucionaria, otres que a su vez la esparcieron con trabajo, compañerismo y cariño por toda la Argentina. A bordo del Quirquincho, el desvencijado colectivo que lxs transportó entre parajes y ciudades, les educadores hicieron talleres de todo tipo, jornadas de formación, giras de norte a sur; llegaron a cada persona que quisiera crecer con y en otrxs, con la firme convicción de que todxs tenemos algo que aprender y todxs tenemos algo que enseñar. Y ahí, en ese encuentro y en ese diálogo, nace otra forma de relacionarnos y de construir el mundo.
Respecto de esto, decía Tato Iglesias a principios de este año: “La idea es que nos formemos para hacer la revolución, para transformar y transformarse. A nosotros no nos interesa que la gente sea trashumante, así como tampoco que la escuela sea trashumante. Nos interesa que se hagan escuelas en los barrios. Formados por la gente que se formó en la Escuelita. Lo importante es que haya escuela de formación de educadores populares de los sectores populares (…) Empezamos a cambiar el mundo cuando empezamos a cambiar nosotros, nuestras prácticas y crecer con los otros. Cambiar el mundo implica hacer una revolución que de alguna manera nos permita ver claramente que estamos oprimidos, que somos las grandes mayorías”.
Hablar de 20 años de Universidad Trashumante es hablar también de dos décadas de autonomía y autogestión, de trabajar propuestas de manera colectiva para poder recaudar fondos destinados en su totalidad a sostener los proyectos de educación popular. La peña surge con esta intención sumada a la de crear un espacio de celebración cultural en el cual podamos reunirnos a apoyar una forma de caminar vida y un modo de construir -y deconstruir- el mundo.
En este sentido, es importante que nos encontremos todxs bajo los banderines de Atenas, para «poder mirar en la peña a quien tenés bailando al lado y saber que esa persona en algún lado es una hermana, un hermano, es algo que nos fortalece, nos empodera». Esta hermosa imagen, tan representativa de una Trashumante, fue expresada por Micaela Vita, cantante de Duratierra, proyecto artístico musical que conforma junto a Juan Pablo Saraco (guitarras), Nicolás Arroyo (percusión), Tomás Pagano (bajo eléctrico y contrabajo) y Matías Zapata (teclados y acordeón). Desde La tinta conversamos con Micaela y le preguntamos, entre otras cosas, cuál es la importancia de celebrar la existencia, la lucha y la vitalidad de un movimiento de educación popular que cumple dos décadas:
—La Trashumante es el lugar donde más nos gusta tocar en Córdoba; sentimos un cariño profundo por toda la gente que conforma la universidad y la peña. Es un proyecto que es una maravilla. La educación popular es algo que defendemos y que realmente consideramos que propone una nueva construcción social, y creo que es un momento donde las cartas evidentemente hay que darlas de nuevo. Creemos en estos espacios de reflexión colectiva como espacios realmente transformadoras de la gente, de la sociedad.
Es muy fuerte ir para allá por todo lo que representa, participar, estar siendo convocados una vez más, porque sentimos un amor profundo por ese espacio; estar yendo a compartir con compañeros y compañeras que admiramos un montonazo. Ese espacio musical y ese escenario, el Raly como eje en todo esto ¿no? Grandísimo amigo que es parte de nuestra familia y que es una persona que admiramos muchísimo.
Realmente en estos momentos oscuros hay que generar constantemente islas, espacios, trincheras de resistencia colectiva. Somos muchas las personas que estamos trabajando cotidianamente por un mundo mejor y más justo, y que no vamos a detenernos. Poder mirar en la peña a quien tenés bailando al lado y saber que esa persona en algún lado es una hermana, un hermano, es algo que nos fortalece, nos empodera, y es un componente muy necesario en estos tiempos en que hay una idea muy presente de desesperanza, de desolación, de impotencia y un no poder comprender el rumbo de la historia… entonces es realmente sanador poder participar de la Trashumante.
—¿Qué es para ustedes la música popular?
—La música popular en principio creemos que es una construcción colectiva de un espacio físico, geográfico y cultural de cada región que logra contar la historia de ese pueblo en ese momento histórico y que a su vez logra de alguna manera interpelar a la gente que la está oyendo, que la siente propia, que siente que esas letras y melodías en algún lado le reflejan algo absolutamente propio y que se sienten parte de ese relato. Eso es lo que nos emociona.
Nuestra apuesta como banda es a una construcción de la música popular siempre de la mano de lo emotivo porque creemos profundamente en la potencia transformadora que tiene el arte y la música en particular, que es donde vibramos con Duratierra. Creemos que en el arte hay una posibilidad de transformación que pareciera minúscula, pero es enorme, donde cada quien se sensibiliza y se transforma a partir de eso que estás oyendo; y creemos que es a la par de la construcción de humanos y humanas más sensibles. Es nuestro lugar de siembra, elegimos ese lugar para crear.
—»Vienen las canciones nuevas llenas de canciones viejas»… ¿cómo calibran estos filamentos musicales que nos constituyen culturalmente a la luz de las cuestiones que lxs atraviesan e interesan hoy?
—Hay una decisión ideológica en este sendero de la música popular con raíz folklórica pero totalmente atravesada por todos estas cuestiones. Para nosotros es la única forma concreta de poder realmente sentirse parte de un movimiento cultural.
Desde siempre fuimos a visitar todo este folklore como si fuese un museo donde las piezas se quedan atrás de una vitrina, y en eso hay una distancia, no llega a haber una apropiación. En nuestro caso somos gente en una ciudad como Buenos Aires y todo el relato folklórico paisajístico y social -más allá de que tiene que ver con un ciclo histórico que ya nos quedaba viejo en ese momento-, también tiene que ver con una ubicación geográfica social y cultural que por supuesto no nos es cercana a niveles literales, pero que sí nos genera una identificación muy grande con esa historia que se está contando en esa canción. No hay que dejar al folklore en un lugar inaccesible para las nuevas generaciones, en un lugar donde veneramos a aquellas y aquellos que hicieron cosas maravillosas pero como si no fuésemos lo suficientemente grandiosas y grandiosos –y responsables también- en este momento como para poder crear en ese mismo lenguaje, pero adaptado a la historia presente.
En este sentido me parece muy importante el trabajo de muchísima gente que participa de la Trashumante y de Raly que es un gran exponente, este poder leer y releer eso que se creó hace mucho tiempo y que se sigue creando, y poder ahí mismo generar nuevas canciones que cuentan una historia diferente, que hablan de una sociedad que está atravesando hoy por momentos muy diferentes, con mucha oscuridad, como han sido tiempos pasados, pero con características muy distintas también. El campo de esos paisajes que podía ver Yupanqui, esos peones y esas formas de trabajar el campo, no tienen nada que ver con la invasión de las multinacionales y los agrotóxicos. Las mujeres, como enorme movimiento feminista que estamos viviendo en este presente esperanzador, tampoco son las mismas que fueron silenciadas durante tantos años en nuestra música folklórica. Entonces creo que es vital poder ponerle nuevas palabras y realidades a esta música folklórica y popular que nos antecede. Necesitamos realmente poder sembrar lo propio en ese mismo terreno para que nazcan cosas nuevas y que siga siendo presente… para poder seguir hablando de nuestra música hoy.
—Ya están presentando algunas canciones de lo que será su próximo disco…
—Sí, estamos trabajando bastante en lo que va a ser el cuarto disco, que se va a llamar Trinchera, y estamos en este descubrir las canciones que están empezando a salir. Algunas ya las estamos tocando en vivo en esta necesidad de terminar de desglosarlas con la gente, en ese diálogo hermoso. Para Duratierra la tribu cordobesa es un lugar fundamental de encuentro y de muchísima empatía. Realmente nos sentimos en enorme parte cordobesa y cordobeses. Hay una cosa maravillosa que se ha generado con la gente de Córdoba y sentimos muchas ganas de mostrar estas canciones que son super nuevas y que recién estamos empezando a entender por dónde van.
—¿De qué se ha nutrido «Trinchera»?
—Es un disco en el que hay una continuidad de relato artístico con lo que fue Cría porque sentimos que ahí hay una forma de mirar el mundo que nos es propia y es lo que somos. Por eso también el disco lleva este nombre, porque estamos atravesando momentos muy oscuros en toda la región y sentimos que esta banda, como proyecto de quince años de vida, es nuestra trinchera. Es nuestro lugar amoroso desde donde mirar el mundo y posicionarnos ante lo violento que estamos viviendo. Es un lugar para, justamente, juntarnos desde esa visión con un montón de otra gente que mira las cosas desde el mismo cristal y amucharnos -como diría José Luis Aguirre– en ese espacio colectivo.
—En «Pascual» le cantan a la hebra europea de nuestra mixtura latinoamericana, esa que se tejió con la migración del pueblo trabajador italiano. ¿Cómo nació esta canción?
—»Pascual» nace de un relato bastante mezclado pero muy real de abuelos y bisabuelos de Juan Saraco, que es el creador de esa canción. Es una mirada que borra las fronteras continentales y de países, e intenta justamente mirar a las personas que se fueron y que se siguen moviendo por este mundo donde nos imponen constantemente divisiones. Y son divisiones que realmente no existen entre las personas, existen políticamente -y con mucha oscuridad- pero sentimos que es muy importante también esta identificación con las trabajadoras y trabajadores de todos los países del mundo: somos siempre los mismos los explotados que nos movemos buscando un hogar más feliz, un futuro mejor para nuestras familias. Esto sigue sucediendo y con los cambios climáticos, que ya están sucediendo y que van a empeorar, realmente la idea de frontera como espacio divisorio de humanidades nos resulta totalmente ridícula y anacrónica.
«Pascual» también tuvo que ver con que todo el tiempo estamos haciendo música popular y tomando el folklore como punto originario de todo… y también estamos negando en algún punto que nuestro folklore se compone de este mestizaje donde hay una identidad afro muy marcada y muy fuerte , donde hay una identidad europea muy marcada y muy fuerte, y donde hay historias de gente explotada. No habla del colonialismo de la mano del tipo que vino a exterminar y adueñarse de un espacio; habla de los criollos, de la gente que se quedó a hacer de este espacio su lugar, que vinieron a laburar la tierra, que se hermanaron y se entrecruzaron también con los pueblos originarios, y que generaron esa identidad. «Pascual» tiene que ver con esta necesidad de asumirnos mestizas y mestizos, y en esta mezcla maravillosa somos latinoamericanas y latinoamericanos. Pero hay sangre europea corriendo por nuestros cuerpos, por nuestras vidas y por nuestras costumbres, y poder también mirar esa sangre con ojos amorosos desde este lugar: ya no importa cuál es el origen, sino que somos siempre las mimas personas las que estamos de este lado de la historia.
► Peña Trashumante. Viernes 16 de noviembre a partir de las 22 hs. en Asociación Deportiva Atenas (Alejandro Aguado 775). Anticipadas: Alpogo, Espartaco Librería (Córdoba Capital), Yerbabuena Tienda Natural (Río Ceballos), Juana Rosa Florería (Unquillo).
*Por Julieta Pollo para La tinta. Fotos: Lula Bauer y Lucía Prieto.