Brasil: prohibido adelantarse por la derecha

Brasil: prohibido adelantarse por la derecha
26 octubre, 2018 por Tercer Mundo

Este domingo, el pueblo brasileño decide quién será su nuevo presidente. Crónica de un país que palpita al ritmo del fenómeno Bolsonaro.

Por Milagros Bleger, desde Brasil, para La tinta

Jonathan es taxista. En realidad, conduce un auto y está adherido a la plataforma Uber. En Maceió, son las diez de la noche, pero parecen las doce del mediodía. Hay movimiento y hace calor, mucho calor. Jonathan aparenta unos treinta años, viste con jeans y alpargatas. No es negro, tampoco es blanco.

Después de hablar de fútbol, no puedo evitar preguntarle cómo vaticina las elecciones del domingo que viene. Jonathan levanta las cejas y frunce el ceño antes de contestarme. Veo su reflejo en el espejo retrovisor. Estoy casi segura de la respuesta, espero un tono de desilusión, desesperanza. Mientras el auto avanza a muy lenta velocidad, las paredes comienzan a hablar. Frases como “Yo creo en Dios”, “Dios nos salvará” y “Pongamos nuestra fe en Dios” se inscriben en los muros de la ruta desde el aeropuerto hacia la ciudad.

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El avance de la extrema derecha en Brasil asusta al pueblo y a toda Latinoamérica. Con el triunfo electoral de Jair “Messias” Bolsonaro el pasado 7 de octubre, las sirenas de alerta se mantienen encendidas a pesar del balotaje.

Los discursos proclamados por el candidato a presidente del Partido Social Liberal (PSL) se nutren de su ser militar, machista y homofóbico. Promover ideas y conceptos de ultraderecha que invitan al odio hacia la comunidad homosexual, identidades disidentes, mujeres y pueblos originarios, ataca directamente al grueso de la población brasileña. La decadencia de la democracia se personifica en Bolsonaro con su propuesta de evidente apología de la dictadura.

Brasil Bolsonaro campaña la-tinta

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-Eu vou votar em Bolsonaro.

El corazón se me para un instante. Me sorprendo. El viaje es largo, así que no hay nada que perder. O sí. Jonathan empieza a relatar una serie de argumentos en un portugués lento, gesticulado, para que lo pueda comprender. Cuenta que, en la primera vuelta, depositó un voto de confianza en Bolsonaro y, en la segunda, lo volverá a hacer. Sus ideas económicas para el país lo seducen. Dice que, actualmente, el país se encuentra en una situación de desconfianza total hacia la política. Insiste sobre su profundo deseo de no ver triunfar al Partido de los Trabajadores (PT). Entona el argumento común contra el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva: corrupción y lavado de dinero. Esta desconfianza no escapa ni siquiera al candidato de derecha.

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Resulta paradójico pensar en un proyecto de gobierno que atenta de lleno contra las características estructurales de una región: pobreza, negritud, mestizaje y esperanza. La tortura pasa a un segundo plano cuando el discurso del actual diputado avala la desaparición.

Las causas de este giro a la derecha son más entendibles cuando se tiene en cuenta que estas políticas se encuentran insertas en un marco de profundo disciplinamiento social. El cerco mediático en contra del gobierno anterior y a favor de la propuesta liberal funciona como herramienta para inculcar miedo y apelar a la creencia religiosa como soporte.

Brasil seguidores de Messias Bolsonaro la-tinta

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Escuché varias veces la palabra prometeu y termino por entender que las promesas de Bolsonaro son las que agradan. Jonathan que no está del todo seguro de que las vaya a cumplir. Mi taxista no cree en Bolsonaro, cree en Dios.

Igualmente, reconoce la gran ayuda del gobierno del PT al nordeste brasileño, la región más pobre del país, que él habita. Sin embargo, dice que no quiere terminar como Venezuela. Que nunca votará al PT. No puedo evitar, de nuevo, preguntarle si su decisión por la positiva a la derecha es porque no quiere que gane la izquierda. Me responde que no, que Bolsonaro tiene una trayectoria de años en política como diputado. Le pregunto si no le da miedo el triunfo del candidato del PSL.

-¿Medo que? Estamos em 2018, não haverá uma ditadura.

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El capital y las empresas votarán, como consecuencia lógica, a favor del clientelismo y la oligarquía. Para el resto de los mortales, es necesaria la auto-reflexión y la elaboración de una conciencia de sí. En un principio, hacer valer al régimen democrático en la instancia del voto como primer paso, como también escapar de la trampa del mensaje de uniformidad y orden que propone la derecha. Luego, caminar hacia un compromiso más profundo con la situación social real.

Entender este golpe a la democracia es ocupar los espacios de lucha que permitan reconstruir al Estado brasileño. Este país, altamente influyente para el resto de la región, debe funcionar como ejemplo si se consuma la derrota de la derecha. Ante este panorama, no caben segundas vueltas.

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Brasil simpatizantes de Bolsonaro la-tinta

Además de creer en Dios, Jonathan cree en su pueblo. Dice que los brasileños salen a la calle, que luchan por sus derechos, que si Bolsonaro hace algo mal, ellos los sacarán del cargo. Este argumento me resulta profundamente válido. La creencia en el propio pueblo y en sus mecanismos a la hora de actuar no se puede objetar. Lo que sí es discutible es lo que Bolsonaro representa: es la derecha; en verdad, es mucho más que eso: es la extrema derecha.

El slogan de campaña de Bolsonaro es claro: “Brasil: ámalo o déjalo”. ¿Amará el pueblo brasileño un Brasil sin carnaval?

*Por Milagros Bleger para La tinta

Palabras claves: Brasil, elecciones, Jair Bolsonaro

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