El carnaval como espacio de resistencia y alegría
Ni las lluvias de febrero ni el vaciamiento cultural que sufre Unquillo pudieron evitar que sus vecinos celebraran el Carnaval Barrial Alto Alegre. Desde el Espacio Popular de Arte nos contaron cómo vivieron esta jornada de baile, música y defensa del Bosque Nativo.
Después de meses de organización y autogestión, el lunes se realizaron los carnavales de Unquillo que no cedieron ante las pesadas nubes que amenazaban con aguar la fiesta. Con la participación de diversas organizaciones artísticas y comunitarias –Basurilandia Acción, la Casita Verde, el EPA, Emerge Cine, la murga barrial Toco con Poco y La Quebracha– y de vecinos de muchos barrios unquillenses, el carnaval homenajeó a la Pachamama entre máscaras y trajes alegóricos construidos a través del reciclaje.
En esta edición hubo murgas, comparsas, bandas e intervenciones teatrales junto a Tucumpa, Púas de Piedra, Pequeño detalle, El Ceibo, Never Cover, Punta de Lanza, Sikuris, Las Violetas y Franco Moreira.
También se hizo presente la Coordinadora Ambiental de las Sierras Chicas que dio su opinión y mucha información acerca de la situación de emergencia ambiental y de la necesidad de preservar los Bosques Nativos. “Este año para el carnaval elegimos la consigna de defender el bosque nativo ya que es un tema que nos interpela directamente a todos, no solamente al ver cómo empiezan a talarse árboles y a abrise caminos en medio de la montaña, sino también teniendo presente lo que vivimos y lo que tuvieron que pasar nuestras ciudades hace dos años, con las inundaciones del 15 de febrero” cuenta Julia, integrante del Espacio Popular de Arte de Unquillo.
“Las consecuencias son muy amplias y si no cambiamos y concientizamos en este momento yo creo que cada vez serán peores y más recurrentes probablemente. Es una conciencia que debe sembrarse en la mente de nuestros pueblos. Desde el Centro Vecinal Casita Verde venimos haciendo un trabajo de reforestación: hemos sembrado árboles nativos y de a poco vamos quitando los siempreverdes, obviamente con una transición respetuosa que ampare los tiempos de crecimiento .”
La Casita Verde es un salón comunitario que transita su tercer año de vida junto al pueblo de Unquillo y trabaja por fortalecer la cultura de manera accesible para todo el barrio. En este espacio de encuentro se realizan durante todo el año talleres de dibujo, pintura, yoga, folklore, danza, candombe, telas, burbujología y malabares con juguetes reciclados, además de su apertura permanente a nuevas experiencias de comunicación, educación popular y de transmición entre todos los que participan. Estos espacios de resistencia cobran nuevos sentidos en el marco del vaciamiento cultural que desde el Estado se lleva a cabo hace algún tiempo en Unquillo, donde las propuestas ya no procuran la accesibilidad y la participación real de los vecinos.
“Ahora tenemos únicamente una Casa de la cultura que ofrece talleres pagos a los que no todo Unquillo puede acceder y que hasta utilizan instrumentos de la EPA, de un proyecto cuyo presupuesto había sido dispuesto para generar herramientas y acceso. Ahora si vos querés tocar esa batería vas a tener que pagar una cuota bastante alta para acceder a ese conocimiento.”
La Directora de Cultura aseguró que se daría continuidad a los proyectos culturales que se venían realizando hace años, lo cual se incumplió y resultó en los corsos impulsados por la Municipalidad a fines de enero: “estos corsos tuvieron un hincapié y una presencia muy capitalista en mi visión, fijaron un precio de entrada muy alto, precios muy caros adentro y se invirtió muchísima plata en agrupaciones y movidas que se llevaron a otro lado a ese dinero recaudado. La gente de aquí de Unquillo no tuvo la posibilidad de que sea un espacio que genere trabajo.”
Así, el carnaval se ve fortalecido como espacio de resistencia con real apropiación por parte del pueblo: “ Esto es lo que vamos sintiendo con esta presencia estatal que decide retirarse y destinar la cultura, que piensa suya, hacia muy pocos. Por eso también viene el apasionamiento con estas jugadas que abren la cancha e invitan a participar y a encontrarse en otros espacios y con otras condiciones que no sean las restricciones económicas ”.
«Para mí el carnaval es la fiesta popular más hermosa, en la que el pueblo sale a las calles y celebraa través del baile y la diversión. El carnaval lucha por muchísimas consignas desde la alegría. He tenido la suerte de compartir muchas experiencias para los festejos de carnaval y es eso: una se va con el alma y el cuerpo lleno de encuentro, de satisfacciones, de cruzarte con la gente que uno quiere. Son experiencias irrepetibles e invalorables. El carnaval es encuentro, es alegría, es compromiso y mucha pasión», concluye Julia.
*Por Julieta Pollo para La Tinta. Foto: Jimena Muñiz.