La cultura va un paso adelante
Cuando llegué a su casa, Camila Sosa Villada me ofreció mate con miel y acercó una silla a su mesa de trabajo. Sin pensarlo, me senté junto a ella -como suelo hacer cuando mi abuela está frente a la máquina de coser- para no perder detalle de sus hábiles manos, que transformaron un lienzo rojo en un vestido en poco más de una hora de conversación.
Camila cuenta que hace años tuvo sus changas de costurera y, sin bien ya no cose “para afuera”, esa máquina continúa sin respiro: ella crea casi todo el vestuario de sus obras y shows. “Dicen que hay que tener una profesión que te dé de comer y un oficio para dar algo bueno al mundo.”
El domingo estrenó Putx Madre -historia de una mujer trans abandonada por su madre en una clínica psiquiátrica- que pone al descubierto la mercantilización atroz de la salud y el empastillamiento que atomiza a los internos como único modo de terapia. A su vez, ahonda en la compleja relación entre madres e hijxs; el desamparo, la incomprensión y el intento por reconstruir lo deshecho.
Todos los domingos en Documenta/Escénicas, Camila Sosa Villada comparte escenario con Fabiana Bringas –la madre-, Guillermo Albrieu Llinás –el médico- y Gisela Casalis –la enfermera-. “Al principio queríamos hacerlo en un lugar público pero nos parecía que era una crítica a lugares como el Neuro que, a pesar de lo horrorosa que es la medicina y los hospitales públicos, tiene algo esperanzador que tiene que ver con que hay médicos que laburan prácticamente por nada, psiquiatras y voluntarios que son gente hermosa. Entonces me parecía mejor hacerle una crítica a un lugar privado.” En Putx Madre, Sosa Villada continúa incursionando en la dirección teatral -co-dirige la obra junto a Érica González-, minucioso trabajo de moldeado que es, según dice, como el de un pintor frente a su obra, agregando un poquito ahí, sacando un poquito acá.
No es la primera vez que Camila aborda la identidad de género sobre las tablas: vimos su retrato escénico de una travesti, Carnes Tolendas, que la catapultó en la escena teatral; Los ríos del olvido en la que interpretó a una mujer trans sumida en la pobreza; la miniserie La viuda de Rafael en la que fue una transexual refinada y culta. Lo interesante es que, lejos de repetirse, Camila desdobla la temática y profundiza sus diversos nichos de sentido. De esta manera, Putx madre da una nueva vuelta de tuerca a la cuestión: “Quise hacer un personaje trans interesante, que no sea lo que ya hemos visto. Quiero que dejen de asociarnos con lo lúgubre y con la miseria, por más que sea miserable. El trabajo del arte también es ir un paso adelante. ”
El personaje que interpreta en esta obra sufre una esquizofrenia galopante y tiene delirios de gallina. Sí, se cree una gallina. La puesta en escena es cautivadora y permite al espectador penetrar ese mundo a través de los ojos de la locura. La actriz confiesa que de chica le tenía pavor a estos animales, pero que cargan un simbolismo muy fuerte al ser una de las mejores madres de la naturaleza. Y esta historia atraviesa la maternidad, la lleva más allá. “Cuando laburaba en el parque había una mina, Karen, en la que yo me inspiré para esta obra. Ella estaba criando un nene que le había dejado una mujer que lo abandonó. En vez de denunciar esa situación, se lo quedó y empezó a criarlo. Era una persona de una ternura que yo no había visto nunca. Después desapareció… nunca más la vi. Bueno, como era ese mundo… desaparecías y era que te habías muerto de sida, que te habían matado en algún lado o que te habías ido a Europa.” Camila imaginó el después de la experiencia de crianza que tuvo Karen, “al chico se lo sacan, ella pierde la razón y la internan”.
Dos en un lugar hostil
Mientras las últimas luces de la tarde tiñen el departamento, pequeño y vegetal, me doy cuenta de que ahí somos mucho más que dos. La Tita, la Frida, la Holiday… sus musas nos observan a través de retratos, detalles y colores -la pared de la cocina es de un inconfundible azul Kahlo-. “La gente piensa que me gustan porque son sufridas pero no es eso. Tienen en común talento, magia, encanto, glamour, rebeldía… mucha rebeldía. Mujeres que fumaban cuando nadie fumaba, eran bisexuales cuando nadie lo era, decían lo que decían y no les importaba nada.”
Camila las ha recreado a través de obras teatrales que combinan lo biográfico y lo cultural con una búsqueda profunda sobre la intimidad. “Me aproximo afectivamente porque así me aproximo a todo, funciono a un nivel emocional. Creo que el arte es una fe , lo mismo que debe sentir un musulmán cuando anda perdido en Nueva York y se encuentra con otro musulmán, y saben que son dos en un lugar hostil.”
El cabaret de la Difunta Correa
Cuando Camila vivía sus vertiginosos 25 años, su mamá hizo una promesa a la Difunta Correa: le pidió que su hija encontrara un trabajo. A los tres meses la actriz estrenó Carnes Tolendas y dejó la calle, nunca más volvió al parque. De ese cenote surgirá su próximo proyecto que ha bautizado, por ahora, El cabaret de la Difunta Correa.
“Me parece una linda historia empezar con esa mujer, esa promesa, y contar la vida de la Difunta que es un historión. Contar también la vida de esas putas maravillosas que yo conocí en el parque, mezclar todo eso. Tengo una estampita de la Difunta Correa que me regaló mi mamá y es impresionante… además el nivel de erotismo que carga esa mujer.” Camila busca abordar la vida de la santa popular a través de una obra teatral y de un libro, obras que serán presentadas en simultáneo como un hecho cultural híbrido.
“Siempre que imaginaba qué quería ser cuando sea grande, era escritora. De chica escribía bien y también era un enorme refugio, me encerraba en mi pieza y me ponía a escribir. Tenía una máquina que escribía con tinta roja, y eran tomos y tomos… los quemé a todos.” El año pasado Camila publicó La novia de Sandro, su primer libro, que toma el nombre de un blog que escribía en las épocas en que trabajaba en la calle.
Cuando empezó a hacerse conocida como actriz, el incipiente colmillo social hizo que sintiera vergüenza de que sus años de prostituta salieran a la luz y, repitiendo la historia, hizo desaparecer todo el contenido del blog. De ese tiempo a esta parte muchas letras han corrido bajo sus manos; nunca dejó de escribir . Para el año que viene Camila espera lanzar su segundo libro que será editado junto a Caballo Negro. Por lo bajo se habla de un tercero, pero esa es otra historia.
Todo es cultural, incluso la política
Camila detiene el eco ferroviario de la máquina de coser y se toma un mate. Charlamos sobre el arte de trenzar drama, humor e ironía, y sobre los referentes artísticos que han sabido hacerlo deliciosamente. Le pregunto por uno en particular, uno bien parakultural: su adorado Alejandro Urdapilleta. “Es un genio porque lo que hacía él no lo hacía nadie. Un referente es encontrar gente que hace lo que uno hace pero que lo hace bien. Entonces vos te inspirás porque decís no es jugarse a medias, es como decía él: jugarse hasta mostrar los pliegues del culo.”
“A la vez fue parte de algo completamente inspirador junto a Gasalla, Juana Molina. No sé si han vuelto a aparecer humoristas de esa talla, que están marcando que somos de una manera. Una crítica con sentido del humor… Capusotto es el único ahora que lo hace, pero pasa que no asume los riesgos que asumían ellos. Maravillosos personajes que se terminaban agarrando de los pelos y revolcándose entre el público”.
La obra que está presentando Sosa Villada, Putx Madre, en un principio iba a llamarse Maldita Vida, frase que le llamó la atención al verla tatuada en el brazo de una de las internas de Bower. “Qué genialidad, es una frase para vivir directamente. Me gustan mucho los talleres en Bower, me parece un lindo lugar para dar algo, lo que sea que una tenga para dar.” Sin embargo, aclara que no se trata de una cuestión de militancia política, ya que se siente absolutamente decepcionada de todas las cosas en las que ha tenido fe a nivel político. “Es mentira eso de que todo es político, ya no lo creo más. Creo en la cultura y que todo es cultural, incluso la política. Y que mientras la política siga soslayando a la cultura como elemento de trasformación, de cambio, de buena semilla para la sociedad, vamos a seguir fracasando.”
La falla radica en tratar de vencer un sistema como el capitalismo emulando su lógica interna y creando modelos equivalentes -aunque mucho más débiles- que se anteponen a lo otro solo en apariencia, no en esencia. “ ¡Pensalo de otra manera! En cambio, por ejemplo, César González. Un poeta de una villa miseria que escribe y conmueve. Y uno de repente lee y empieza a dimensionar el corazón de una persona en una cárcel, que es joven y está encerrada en un instituto de menores. Ahí empiezan a pasar cosas en la cabeza de la gente. Cuando yo hacía Carnes Tolendas no existía ni siquiera la Ley de Identidad de Género y la gente terminaba de ver la obra, se acercaba y me pedía perdón, decía ‘he tratado mal a las travestis toda mi vida, nunca me imaginé que pasaban por esto’. Esas personas cambiaron y ese cambio fue verdadero. La cultura va un paso adelante.”
► Putx Madre estará presentándose todos los domingos a las 21,30 en el espacio Documenta/Escénicas. Camila Sosa Villada invita al espectador no sin antes advertirle: “Es una obra que no es linda de ver, no es pensada para disfrutar o pasarla bien. Es una obra amarga que parece que no tuviera ninguna salida. No es esperanzadora, es un callejón sin salida. Lo que tiene de bueno es que cuando una está en ese callejón sin salida, como me ha pasado a mí y como le debe pasar a tantas personas, te das cuenta de que sí existen salidas. A veces puede ser la locura, puede ser una historia de amor, tu trabajo, una inspiración, un crimen, la violencia… algo. Pero siempre uno se las ingenia para escaparse de alguna manera, de intentar una salida.”