Bruno Arias: “Víctor Jara es un emblema para todos”
Pensar en el norte argentino es recordar sus paisajes, su tranquilidad y su gente. Hace más de diez años Bruno Arias dejó su pueblo -El Carmen- ubicado a 23 Km de San Salvador de Jujuy para ser pájaro y posarse en Buenos Aires. Allí, echó a andar el sueño de ser músico y lo logró.
Nos encontramos con Bruno en el hall del Sindicato de Luz y Fuerza. Al fondo se veía la sala Agustín Tosco, ese nombre que emana tanta fuerza y que nos recuerda a la época de la Córdoba contestataria. Lo saludé y le dije que hacíamos la nota cuando estuviera listo. Oscar Arce, director de la compañía de danza Esencia de mi pueblo, lo llama para presentarlo a más de 15 chicos y chicas. Bruno, algo tímido, se acerca y sonríe. Una de ellas dice: “Yo soy chaqueña” y se acerca para saludarlo y abarazarlo. Todos aplauden. “Jujuy” toma la palabra y agradece.
Nos dirigimos hacia las escaleras de la entrada del Sindicato, había tanto tráfico que temía que no se oyera la grabación. Colectivos, bocinas y alarmas. Todo a la vez. Máxima: Jamás grabar entrevistas en la calle, sólo si es en el marco de una marcha o una conferencia de prensa espontánea. Arrancamos.
Háblame del disco, “El derecho de vivir en paz” ¿por qué el nombre? ¿Qué te atrae de la figura de Víctor Jara?
Necesitaba un nombre que me representara y que tuviera mucha fuerza. Después de 40 años se están juzgando a los asesinos de Victor Jara. Me pareció noble y digno ponerle el mismo nombre que un disco que editó en los años 70′ como un pequeño homenaje. La canción social de Víctor Jara es un emblema para todos. El disco tiene 10 canciones que hablan de las luchas sociales. Hay reivindicaciones a mujeres como Marta Juana González y Marine Viltes, ambas desaparecidas por la última dictadura militar. Temas como Algarrobo que habla de la lucha del pueblo de Andalgalá en contra de la megaminería a cielo abierto o Pachamama que habla de vivir en armonía con la madre tierra.
Marina bajó al Penal de Gorriti
a desenterrar el carnaval
traía coplitas nuevas
coplas de libertad.
Marina de Purmamarca
la de Huerta Grande
siembra militancia
cosecha honestidad.
(Fragmento de Marina Vilte, el otro carnaval)
La semana pasada estuviste en Andalgalá, ¿cómo te recibió la gente?
La lucha del pueblo de Andalgalá tiene casi 20 años. Su lucha ha sido un ejemplo para muchas asambleas en diferentes puntos del país. La megaminería es una forma de destruir y contaminar nuestra tierra, distorsiona nuestra madre naturaleza. El sábado pasado se hizo una marcha como todos los fines de semana, pero con un aire diferente porque se celebraba la ordenanza que prohibía la megaminería a cielo abierto. Ojalá perdure.
Sos emblema de un pueblo que lucha
por el agua de Andalgalá
no podrán las mineras robarnos
ni el futuro ni la dignidad,
no podrán las mineras matarnos
con Atajo, Alumbrera y el Agua Rica
al santuario que es el Aconquija
jamás, dejaremos tocar, tocar, tocar.
Mi pueblo guarda en su memoria
el valor que aun sale a pelear
por siglos de oprobio y despojo
que jamás debemos olvidar
todavía nos roban el oro
con la infamia y la complicidad
de gobernantes que al pueblo traicionan
y por monedas nos entregarán, nos entregarán.
(Fragmento de Algarrobo)
El próximo 4 de octubre se conmemoran 100 años del natalicio de la cantautora Violeta Parra. Una de las voces más representativas de la canción chilena que compuso temas como Volver a los 17, Gracias a la vida o Qué he ganado con quererte que fueron versionadas por músicos de América Latina y el mundo.
Hablaste de Víctor Jara ¿qué te evoca Violeta Parra?
En primer lugar, hay que dignificar a la mujer. Fue una gran compositora y le abrió paso a muchas generaciones de músicos. Ella siempre estaba apoyando y animando a los jóvenes a crear sus propias composiciones y a que fueran libres. Hay una frase de Violeta que me quedó marcada: «La composición es un pájaro que nunca vuela en línea recta» . Como alumno de esos maestros, uno trata de seguirlos siempre. Es importante escucharla, conocer su obra y sobretodo su historia.
¿Cómo es el ambiente del folclore? ¿hay hermandad?
En el folclore hay de todo. A veces hay mucho egoísmo y a veces mucha hermandad. Tiene que ver con la madurez y evolución de cada artista para brindarse sin egoísmo y disfrutar de sus pares. La música tendría que darle la posibilidad a todo el mundo de mostrar su arte en cualquier escenario del país. Desde un artista que recién comienza a uno consagrado.
¿Cómo te interpela tocar en una sala que lleva como nombre Agustín Tosco?
Es un compromiso porque no es una sala con un nombre cualquiera. Es una persona que luchó por su pueblo y que murió por un ideal. Creo que cantar canciones como Mariana Viltes, el otro carnaval o El derecho de vivir en paz va a encender el espíritu de Tosco en el escenario.
El derecho de vivir
poeta Ho Chi Minh
que golpea de Vietnam
a toda la humanidad.
Ningún cañón borrará
el surco de tu arrozal.
El derecho de vivir en paz.
(Fragmento de El derecho de vivir en paz)
¿Con qué show se va a encontrar la gente el próximo viernes?
Voy a repasar el disco entero. El vivo tiene un sentimiento que en el estudio de grabación no lo encontrás. En el vivo siempre se puede transmitir otra cosa. Muchas veces la gente pide canciones viejas y siempre presento algún tema nuevo. Quienes presencien el show se van a encontrar con mucha música, danza y sorpresas. Hay músicos amigos que ya están confirmando su participación.
Por último, ¿estás preparando material nuevo?
Sí. Ya grabé siete canciones y posiblemente el año que viene tenga un disco nuevo. Decidimos retrasar la salida porque El derecho de vivir en paz no se presentó en todo el país. Ahora estoy trabajando como productor en el disco del Mono Villafañe que se llama El historial de la zamba que se edita en una semana. También estoy involucrado en la producción del disco de la Bruja Salguero que saldrá a fin de año. Desde ese lugar también aporto a la música.
Antes de cerrar la nota le pregunto que es lo que más extraña de su tierra y me responde: “Lo que más extraño es la tranquilidad, la siesta, poder recorrer las calles de un pueblo donde todo el mundo se conoce. El paisaje, el aire, la respiración y la gente. Sobre todo la familia. La vida del artista es muy dura y sacrificada. Muchas veces por ir detrás de un sueño se pierde el contacto directo con la familia.”
Hablar con Bruno Arias me recordó el terruño. Me despido y le digo: “Nos vemos el viernes Jujuy”. Y responde sonriente : “Dale, Catamarca” . Emprendo una caminata hacIa mi hogar. Y, de repente, una película impregnada de aromas, sonidos y sabores: el grito a viva voz del canillita «¡Diario! ¡ diario!”. El mate cocido con pan con grasa. La siesta en la casa de mis abuelos. El perfume de mi nona. La plaza La Alameda y la casa de mamá en San Antonio. Las raíces. ¡Hermosa flor de la puna! Siempre volveré.
Por Florencia Ogas