Los datos que combaten la xenofobia: ¿cuántas personas extranjeras estudian en universidades públicas?
De cada 1.000 estudiantes en carreras de grado en universidades públicas, sólo 25 son extranjerxs. Culpar a los y las migrantes de la crisis de la educación pública es un viejo recurso de la derecha que los datos no sustentan. Cuando la información sobre el acceso a los derechos combate la xenofobia.
Por Ignacio Celis para Marcha
El sistema universitario argentino se compone de 136 instituciones universitarias, de las cuales 71 son de gestión pública (nacional y provincial) y 63 de gestión privada. A estas se suman una de gestión internacional y otra de gestión extranjera. La mayoría de estas instituciones se localizan en las grandes capitales. La Ciudad de Buenos Aires reúne al 45% de todos los rectorados del país.
Con la excepción de la última dictadura cívico-militar-eclesiástica, Argentina ha tenido un crecimiento sostenido en el tiempo de la matrícula universitaria. En las últimas décadas pasó de 700 mil en 1990 a más de 2 millones de matriculadxs en el año 2015. Este proceso de crecimiento universitario se viene dando en diferentes países de América Latina, en un marco de acelerados cambios en las especializaciones necesarias para la división del trabajo.
La mayoría de los y las estudiantes universitarias en Argentina se concentran en las carreras de grado de las universidades públicas. En el año 2015, alcanzaron a ser 1.491.452 estudiantes, es decir, más del 70% de la matrícula del país. El otro 30% estudia en universidades privadas o en carreras de posgrado.
En este contexto, es necesario establecer una real dimensión de la presencia de estudiantes extranjerxs en las universidades argentinas. No porque exista un “grado aceptable” de estudiantes con nacionalidad extranjera, sino más bien para establecer contrapuntos frente a los discursos xenófobos y reaccionarios.
En el año 2015, hubo un total de 57.953 estudiantes de pregrado, grado y posgrado de nacionalidad extranjera cursando en universidades públicas y privadas. Esto representó el 1,87% de toda la matrícula universitaria. De este total, fueron 37.833 los estudiantes de grado en universidades públicas y gratuitas. Es decir, el 65%, mientras que el 35% restante estudió carreras aranceladas tanto en universidades privadas como en carreras de posgrado de universidades públicas.
Estos 37.833 estudiantes de nacionalidad extranjera representan el 2,53% de las y los estudiantes de grado de las universidades públicas. O, dicho de otro modo, por cada mil estudiantes en carreras de grado en universidades públicas, solo 25 son extranjerxs. Si consideramos la historia de la migración en Argentina y el actual contexto de una acelerada internacionalización y globalización de la sociedad, estas cifras son más bien moderadas.
Residentes extranjeros y extranjeros residentes
Argentina es un país cuya historia posee una fuerte impronta en torno a la migración. ¿Quiénes componen este 2,53%? ¿Qué tipos de estudiantes con nacionalidad extranjera están presentes en las carreras de grado de la universidad pública?
Usualmente, se reconocen dos tipos. Por un lado, el estudiantado con nacionalidad extranjera que reside en forma permanente en el país, es decir, ya establecidos en el país junto a sus núcleos sociales o familiares. Estudiar en la universidad es un aspecto más de sus vidas en el país. Por otro lado se encuentra el estudiantado de nacionalidad extranjera que reside en otro país y viene a Argentina con el objetivo específico de cursar estudios universitarios. Son los llamados “estudiantes internacionales”.
Estas distinciones ayudan a repensar la cifra de estudiantes que vendrían específicamente al país por la educación universitaria argentina. Las primeras tres nacionalidades que registra la Secretaría de Políticas Universitarias provienen de Perú, Paraguay y Bolivia, que también son de los más grandes grupos migrantes que habitan y trabajan en el país.
Si de cada 1.000 estudiantes de grado en universidades públicas, 25 son estudiantes de nacionalidad extranjera, ¿cuántos de esta cifra corresponden a jóvenes y adultos que habitan en el país hace años, con proyectos de vida completos en la Argentina?
Este volumen no tiene cómo ser el culpable de la crisis educativa argentina. Entonces, ¿cuál sería la razón para que cada cierto tiempo salga en la prensa hegemónica o en otros grupos de poder un cuestionamiento a las colectividades migrantes?
La concentración del sistema universitario nacional permite falsear la realidad
La Universidad de Buenos Aires (UBA) recibió al 35,9% de los estudiantes de grado con nacionalidad extranjera de todo el país, que a su vez correspondió al 4,3% del total de la UBA en el año 2015. La Universidad Nacional de La Plata contuvo al 12% del total de extranjeros, siendo el 4% del total de estudiantes de dicha universidad. Estas son las dos universidades con más estudiantes de nacionalidad extranjera. Juntas, reúnen casi al 50% del país.
Además, hay una concentración geográfica. El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es por lejos el lugar donde se reúne la mayoría de la matrícula extranjera, con el 49% de los estudiantes extranjeros de grado. La cifra aumenta a un 61% si incluimos la ciudad de La Plata.
En todo el país, son cinco ciudades que reúnen al 77% de la matrícula de nacionalidad extranjera. Es decir que, en la mayoría de las universidades del país y, por lo tanto, en el resto de las ciudades, “no es un tema”.
Las áreas fronterizas pueden servir de ejemplo: en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, el 2,8% son estudiantes extranjeros; en la Universidad Nacional de Cuyo, el 1,4%; en la Universidad Nacional de Jujuy, el 0,48%; y en la Universidad Nacional de Misiones, el 0,7%.
La presencia de migrantes en las universidades públicas argentinas parece ser más la excepción que la regla. Un ejemplo recurrente es la carrera de medicina de la Universidad de Buenos Aires, que tiene el mayor número de extranjeros y extranjeras. La universidad más importante del país, una de las carreras más deseadas y la centralidad de la Capital Federal son los ingredientes necesarios para el sensacionalismo que gusta de compartidas y retweets.
El derecho a la educación universitaria
Lxs estudiantes extranjerxs que optan por estudiar en la Argentina en gran medida lo hacen porque provienen de países donde el acceso a la educación universitaria es restringido. Brasil, Colombia y Chile corresponden al cuarto, quinto y sexto lugar respectivamente de nacionalidades extranjeras en universidades públicas argentinas. En Brasil, la alta selectividad universitaria permite sólo a pequeños grupos el ingreso a carreras universitarias de alta demanda como medicina, que fue la carrera más cursada por extranjeros en el año 2016. En Colombia y Chile, los aranceles son tan elevados que implican el endeudamiento forzado de cientos de miles de estudiantes con el sector financiero a 10, 15 o 20 años con tasas de interés usureras.
Por otro lado, poco se menciona que lxs universitarixs extranjerxs son también una fuente de ingresos para el país porque reciben dinero enviado desde sus países de origen. Pagan impuestos, invierten en residencia y demás consumos necesarios para el día a día. Sería algo difícil de contabilizar, como lo intentó un estudio, pero no es poco dinero. De hecho, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires alienta la internacionalización de las universidades con distintos programas.
Tampoco mencionan que los estudiantes de posgrado muchas veces pagan aranceles diferenciados sólo por ser de nacionalidad extranjera. Este año, la carrera de especialista de la Facultad de Medicina de la UBA cobró 18.750 pesos a médicxs argentinxs y 97.500 pesos a médicxs extranjerxs. Estudiar una maestría en ingeniería en la Universidad Nacional de Córdoba cuesta el doble para un extranjero que para un argentino.
La crisis no es culpa de lxs migrantes
El tema de lxs estudiantes universitarixs de nacionalidad extranjera resuena en los medios de comunicación cuando la derecha entra en crisis. Cuando no, abundan las notas sobre la importancia de la multiculturalidad o el poco peso relativo de la población universitaria extranjera. Los grupos políticos conservadores abusan de este recurso para ganar popularidad, construyendo un enemigo a partir de las diferencias nacionales. Son muchos y muchas quienes gustan de buscar chivos expiatorios.
Sin embargo, los datos matan el relato, como ellos mismos gustan decir. Revisando el Anuario de Estadísticas Universitarias se puede demostrar que el discurso contra el extranjero es más bien una fantasía ideológica para ocultar la propia realidad. Porque sí, exagerar es fácil.
* Por Ignacio Celis para Marcha