Las Napias: “Cada payasa es un mundo que desea ser compartido”
Las Napias fue un encuentro de mujeres payasas que se desarrolló durante todo el mes de octubre en nuestra ciudad. Con una grilla diversa de funciones clowns y de cantautoras, el encuentro incluyó también talleres y mesas redondas de reflexiones e intercambios entre artistas en distintos centros culturales, bibliotecas populares y librerías de Córdoba.
Por Soledad Sgarella para La tinta
Gestada y organizada colectivamente, y coordinada por Natalia Martínez y Alejandra Toledo Nespral, Las Napias reunió en diferentes fechas artísticas a las payasas Tina Cuenta, Cándida Dà, Remitente Papafrita, Lady Ladila, Lilepii, Filo y LindaTilinga, junto a las músicas Lucre Ortiz, Melisa Alvarez, Maru Chamella, Olivia Tremaine y Menta Saez.
Un bar de Güemes recibe la última juntada de Las Napias: la Cháchara payasa. Sus poéticas, sus vivencias y sus obras analizadas y convidadas por ellas mismas, rato antes de la última función dominical. La reunión no solo incluye a las protagonistas de los unipersonales y a las músicas cantautoras, si no que integra a algunas personas de los medios, otras actrices, directoras y público en general.
La invitación a compartir los procedimientos y las poéticas autónomas, así como los análisis de los espectáculos unipersonales, es la última de las cuatro mesas redondas propuestas y es presentada por Lucía Nasser y Malala Primo, referentes cordobesas del teatro.
La tinta se acercó -invitada por Las Napias- a meter la nariz entre tanta nariz roja, a chusmear un poco qué es lo que anda por las cabezas y los humores de mujeres que hacen de sus historias espacios para el juego, el teatro y las risotadas.
Acá las reflexiones andan por los caminos del lenguaje clown como un modo poético de estar en el mundo, como una forma de decir, de asumir y de transformar la vida y el quehacer artístico, a través de la palabra y el cuerpo.
Las payasas y las músicas hacen hincapié en que lo más importante de los encuentros es que han servido para mirar, mirarse y repensarse. Han servido para saber que los encuentros son posibles entre tanto trajín, y que esto es sólo un punto de partida.
¿Que aportan las poéticas de payasas a esta Córdoba hoy? Las coordinadoras nos responden: “Córdoba es la provincia por excelencia del humor, el humor cordobés del que se ríe el país. Es humor desde la tonada, de la ocurrencia, es espontáneo, en muchos casos, sin embargo sigue riéndose de lo mismo prácticamente, de los borrachos, de los pobres, de los “negros”, de los apodos y obviamente y aún; de la mujer.
La Mujer payasa que consideramos, en cambio, genera nuevos códigos que ya no son ni responden a lo masculino, son nuevos códigos que hablan y se ríen primero de sí mismas, de su ser mujer en este mundo, del rol materno, del casamiento, de la limpieza, de los abandonos, de las decisiones radicales, de los estereotipos de mujer. Somos payasas y cada una desde su universo creado aporta un tiempo/espacio generado con el público que nos mira (que nos ha mirado). Un espacio/tiempo en el que abrimos nuestra forma de entender/leer y transitar desde nuestra ingenuidad payasa pero con mucha inteligencia, esta vida cotidiana.
Cada payasa es un mundo que desea ser compartido. Con su dolor, sus alegrías, sus conflictos, sus tocs, sus maneras absurdas de resolver pero sobre todo es un ser emocional, ingenuo, creativo, ocurrente y tierno.
Decimos, nos plantamos, denunciamos, exponemos nuestra tragicómica existencia. Tragedia y comicidad se unen de la mano en nuestras poéticas y no puede más que generar la risa. La risa como recurso que distiende, que amalgama, que tranquiliza. Cuestionamos desde nuestras poéticas la autoridad. Suele decirse que mientras más estructurada es una sociedad, más fértil es el terreno para que nazcan las payasas. Desde Las Napias sentimos y creemos que aportamos una mirada femenina a nuestra Córdoba con amor y esperanza. “El payaso no tiene solamente el color de hacer reír, sino que tiene tantos colores: hacer reír, hacer pensar y emocionar, conmover. Es un acróbata emocional.” (Nola Rae).
Hay varios puntos en común cuando se hace una lectura general de las poéticas personales. Hay nodos que unen y puntas que son las mismas en cada espectáculo y su dramaturgia, en cada canción y en cada melodía: la intención del ser espejo para una propia y para las demás (es decir, lograr el punto de empatía urgente) y lo necesario de lo colectivo, hoy y siempre: los otros y las otras nos salvan de la desconexión, nos salvan de la insensibilidad, nos traen a nosotras mismas tratando de construir mundos mejores.
¿Cómo surge este encuentro de encuentros? Martínez y Toledo Nespral cuentan que cuando empezaron a pensar esto que terminó siendo las 12 Napias tuvieron un criterio: mujeres que vivieran sosteniendo espectáculos unipersonales con poéticas payasas, convocando a las cantautoras dentro del género, pero haciendo hincapié para armar las mesas redondas y las partes de formación del encuentro puntualmente en base al quehacer payaso.
Dicen: “y sentimos que estamos en un momento en que nos parece que no por nada nace en previos a un octubre, un octubre que nos tenía medio revolucionados socialmente también y consideramos que, bueno, que el humor, lo cómico y (¿por qué no?) las payasas podíamos tener una fuerza de visibilidad como colectivo, una fuerza de mostrar lo que estábamos haciendo y lo que venimos sosteniendo y lo que teníamos para decir. También por supuesto, el mensaje fuerte está en esto de ser todas mujeres las que dijéramos en escena, y que inclusive estuviera eso propuesto a un público completamente familiar, a un público que bien podía captar todo esto… no solamente el payaso que está destinado al adulto, no era el bufón… éramos las payasas que nosotras planteamos, y lo que nos atraviesa como payasas es más vale un humor ingenuo, un humor más universal, un humor que es más sostenido desde sus haceres y las improntas propias. Y básicamente había una necesidad de encontrarnos, mujeres que no nos conocíamos, algunas nos habíamos visto nomas pero no todas, con una necesidad de plantear una horizontalidad, vernos y ver que se está diciendo en Córdoba en este momento”.
¿Qué queda de toda esta movida? Martínez y Toledo Nespral contentas y con su nariz roja colgando del elástico, dicen que “las repercusiones del Encuentro en sí han sido muchas y muy fructíferas. Hemos sido convocadas para ser parte de Festivales Internacionales, y muchos convites por nuestra querida Córdoba y en el Interior. El hecho de que haya sido declarada de interés cultural por entes provinciales y municipales respalda nuestra idea de la continuidad de Las Napias. Tenemos proyecciones como colectivo para el 2018, y una de las cosas más lindas que ocurrirán ahora mismo en estos días es una nueva Jam payasa que procuraremos que se continúe en el tiempo, ya que es una linda manera de seguir formándonos comunitariamente, horizontalmente. Son urgentes las prácticas colectivas para unir visiones, miradas, arte, que no reflejen jerarquías, sino un terreno propicio para seguir aprendiéndonos en esta horizontalidad de convidarnos las experiencias recolectadas. Sentimos que hemos capitalizado un nuevo modo de crecer como payasas. No sólo hemos Contribuído a la visibilización de espectáculos de mujeres payasas destinados a todo público sino también hemos llegado a nuevos públicos, extendiendo la práctica, el oficio y los espectáculos a espacios no convencionales, ampliando la presencia payasa más allá del circuito de salas del teatro independiente de la ciudad.
Hemos profundizado en la experimentación y la investigación sobre poéticas y procedimientos genéricos del lenguaje del clown y la comedia femenina. Tuvimos el honor y el lujo de contar con académicas mujeres referentes durante las mesas redondas y exposiciones de pensamiento acerca de nuestras prácticas. Y con ello nos hemos hecho de un material teórico ríquísimo de estudio para pensar nuestra propia formación.
Consideramos que todo el proceso desde el inicio del Encuentro como idea hasta su materialización, nos ha permitido desarrollar capacidades críticas colectivas para favorecer la experimentación, el estudio y la generación de poéticas autónomas como modo de construcción y transformación de la práctica escénica.
Al realizar con las colegas payasas la última reunión de balance, propusimos pensar independientemente previo a la reunión algunos conceptos categorizados dentro de “vaso lleno/vaso vacío”. Durante la reunión propiamente dicha, una de las payasas, Jane Ludholm (Lilepíi) dijo: “Tenemos un vaso donde antes no había uno”. Creemos que eso es lo que nos queda. Hemos creado algo. Y eso es una victoria.”
*Por Soledad Sgarella para La tinta.