Ningún fin del mundo: un taller para pensar y crear con los pies en la tierra
Los días 10 y 11 de noviembre, se realiza esta formación intensiva y gratuita sobre cultura y ambiente. Frente a la crisis ecológica, propone compartir nuevos enfoques y experiencias para nutrir prácticas artísticas, educativas y culturales que nos ayuden a pensar el presente y construir futuro.
Por Lucía Maina Waisman para La tinta
A veces parece que ese relato se está aproximando a su final. Para evitar que no queden más historias que contar, algunas de nosotras aquí fuera, exiliadas, en medio de la avena salvaje, pensamos que sería mejor empezar a contar otra historia a la que, tal vez, las personas puedan dar continuidad cuando la vieja haya terminado. Tal vez. El problema es que todos nos hemos dejado convertir en parte del relato del asesino y así puede ser que terminemos junto con él. Es por eso que con cierto sentimiento de urgencia busco la naturaleza, el sujeto, las palabras del otro relato, la historia no contada, la historia de la vida.
Ursula K. Le Guin
La crisis ecológica ya está aquí: la sentimos y es profunda. Mirar de frente la destrucción del planeta es un sacudón de nuestras maneras de pensar, sentir, hacer, vivir y organizarnos; como personas, como sociedad, como especie. Y un llamado urgente a la invención colectiva para transformarnos.
Ante este panorama, el taller «Ningún fin del mundo» es una invitación a compartir pensamientos y experiencias que nos ayuden a comprender el presente y mirar hacia el futuro de nuevas maneras. Es una apuesta por generar prácticas artísticas, educativas y culturales con una perspectiva ambiental integral, desde una mirada crítica y reflexiva, pero también esperanzadora. Un espacio para entretejer cultura y naturaleza que, desde el pensamiento y la sensibilidad, desde el arte, las ciencias sociales y humanas, desde los saberes populares y comunitarios, nos ayuden a desafiar las sensaciones apocalípticas de nuestra época.
Se trata de una formación intensiva impulsada por el grupo Figura Fondo, integrado por docentes, profesionales y trabajadoras de la cultura, las artes y las ciencias sociales, con diferentes trayectorias y experiencias en el ámbito socioambiental.
El taller se realizará el viernes 10 de noviembre por la tarde en el CISPREN de la ciudad de Córdoba, con actividades teórico-prácticas, y el sábado 11 de noviembre con una visita a la Reserva Hídrica y Recreativa Natural Villa Allende – Supaj Ñuñu, donde se realizarán recorridos y actividades de producción artístico-culturales. La asistencia es gratuita con cupo y requiere inscripción previa. El programa y toda la información se puede consultar aquí.
Cultura y ambiente: pasados, presentes, futuros
La problemática ambiental es un problema cultural. La situación de crisis ecológica que atravesamos tiene su principal explicación en el modo de vida, las creencias, los valores y las formas de organización política y económica que han guiado y aún guían a la mayor parte de la humanidad. No se trata -lo sabemos- de un problema natural: hablamos de la acción humana y, con ello, de nuestra cultura, de un modo particular de relación con la naturaleza y de un determinado modelo económico y productivo que se ha consolidado a lo largo de los últimos siglos.
En este sentido, la crisis que hoy atravesamos es de una profundidad inédita, trasciende la ecología para abarcar e interpelar múltiples dimensiones y certezas de la vida social y política. Se trata de una crisis civilizatoria, como plantean y analizan pensadores y pensadoras de la Ecología Política; es decir, de un modelo de civilización que, de la mano de la depredación, el daño ecológico y la pobreza, hoy pone en riesgo la vida en sus diversas formas. Una crisis que obliga, pero también abre la oportunidad de reflexionar y repensar el modelo de desarrollo actual, así como las lógicas de apropiación de la naturaleza que dominan a las estructuras de poder.
Comprender nuestro presente requiere entonces mirar también hacia el pasado que nos constituye, a la manera en que la relación entre cultura y naturaleza se consolidó en el mundo moderno occidental. ¿Qué mitos, qué argumentos, qué discursos, qué poderes se han enquistado en nuestras ideas y vivencias sobre el ambiente? ¿Qué filosofías operan en nuestro modo de habitar el planeta? Interpelar esta dimensión cultural es no sólo un marco imprescindible para repensar la cuestión ambiental hoy, atravesada por patrones ideológicos y políticos, sino también una posibilidad, un punto de partida para mirar hacia el futuro, para imaginar y crear otros horizontes colectivos.
Para desandar este camino no hay recetas. Pero existen conceptos, herramientas, experiencias de las que echar mano para encender el debate, la acción y la creación ante este desafío colectivo. Un desafío que pide abordar la cuestión ambiental desde una perspectiva integral que involucre tanto saberes y miradas de diferentes disciplinas –ciencias sociales y naturales, humanidades, artes– como saberes populares, experiencias y alternativas desarrolladas por diferentes sectores y comunidades.
Un escenario que exige también poner en primer plano la ética y la estética, la sensibilidad y la empatía, la potencia de los cuerpos. Escuchar a quienes habitan el territorio, sus conflictos y resistencias, pero también sus saberes y vivencias. Poner en palabra y en acto los sentimientos que esta destrucción planetaria provoca, así como reconocer los afectos y placeres que brotan de la relación con otros seres vivos y con el territorio que habitamos. Buscar nuevas maneras de pensar y sentir lo ambiental, para que lo afectivo, la afectividad ambiental también tenga lugar, como proponen Omar Felipe Giraldo e Ingrid Toro.
¿Cómo evitar la repetición de discursos que ya no ayudan a comprender e interpelar esta realidad cambiante? ¿Cómo salir de la pasividad o la ansiedad sin negar la realidad? ¿Cómo crear desde las ruinas? El poder de la imaginación, de la ficción y del relato para derribar fronteras y mitos propios de la cultura moderna, de la mano de autoras como Ursula K. Le Guin y Donna Haraway, también nos ofrecen alternativas para construir futuros. La potencia del arte y la creación colectiva a través de herramientas y dispositivos puestos en diálogo con un territorio y su singularidad pueden también hacer emerger nuevos senderos.
Estas son algunas de las exploraciones que propone el taller Ningún fin del mundo, un encuentro para compartir nuevas preguntas, sentidos, ideas y experiencias en este planeta en crisis, para seguir nutriendo la historia de la vida.
*Por Lucía Maina Waisman para La tinta / Imagen de portada: collage de Clara Tissera.