No se es femicida de un día para el otro

No se es femicida de un día para el otro
14 octubre, 2025 por Verónika Ferrucci

Hace dos semanas, nos conmocionamos con un triple femicidio en Buenos Aires que dejó en evidencia la trama narco y el retorno del discurso que señala las malas víctimas. Este fin de semana, fue un doble femicidio en Córdoba que muestra cómo los discursos de odio y antifeministas están organizados y propalados para matar. ¿Cuántas alertas hacen falta? ¿Nos van a seguir diciendo que exageramos?

Pablo Rodríguez Laurta fue capturado el domingo en Entre Ríos, luego de secuestrar a su hijo de cinco años. Está en Bouwer, imputado por el doble femicidio de su expareja y madre del niño, Luna Giardina (24), y la madre de ella, Mariel Zamudio (50), en la vivienda donde vivían en Villa Serrana, Córdoba capital. El fiscal Gerardo Reyes, de la Unidad de Violencia Familiar, intervino de inmediato en la causa e investiga la vinculación de Laurta con el asesinato del chofer de Uber, Martín Palacios.

En lo que va del año, “ya son 192 mujeres, niñas, adolescentes y disidencias menos, 1 femicidio cada 36 horas* en el país”, informó el Observatorio Nacional de Mumalá. Sin embargo, en los últimos cinco días, hubo nueve femicidios. ¿Les dan paja las estadísticas? ¿Las pasan por alto cada vez que las publicamos? Deberían detenerse y tomar dimensión, nosotras ya sabemos que la próxima puede estar al lado nuestro y también sabemos que los femicidas están en nuestros entornos, o los que se callan ante discursos violentos o prácticas abusivas.


El caso de Laurta expone a las claras lo que hace tiempo los feminismos denuncian sobre los activismos antifeministas, machistas, misóginos que han encontrado cauce en una sociedad reaccionaria y rota, que encuentra en posturas conservadoras, de reinstauración del orden tradicional patriarcal, una conducta ante las conquistas feministas de los últimos años.


Durante y pospandemia crecieron de manera exponencial los grupos de activistas en entornos virtuales, que defienden acciones y discusiones masculinistas reaccionarias en torno a cuestiones de género en Internet. Las investigadoras Gabriela Bard Wigdor y Mariana Magallanes Udovicich, ya en 2018 publicaron “El Masculinismo Hétero-Hegemónico Argentino y su Estrategia desde el Ciberactivismo”, donde analizan precisamente los grupos Varones Unidos y Machos Alfa con presencia en las redes a nivel local. Identificaron “la recurrencia a tres elementos vinculados a tópicos de discusión del feminismo: la disforia de género, el síndrome de alienación parental y la defensa del modelo nuclear de familia”. 

No se es femicida de un día para el otro

La periodista del diario uruguayo El País, Ana Laura Pérez, publicó un hilo interesante que da cuenta de que no es una sorpresa el accionar de Laurta: “Muchas no precisamos que nos expliquen quién es Pablo Laurta, lo tenemos claro hace años. Uno de los ‘pobrecitos’ que las ‘falsas denuncias’ alejan de sus hijos (…) Además, era un estafador de poca monta que se vendía como especialista en sitios web e inversiones”.

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Imagen: Varones Unidos.

Laurta, de nacionalidad uruguaya, es el fundador de Varones Unidos: una organización antifeminista que comenzó a ser pública hace al menos 10 años en el terreno digital y hablando de masculinidad positiva, con discursos antifeministas, comentarios misóginos y reaccionarios en defensa de los hombres denunciados por violencia de género, considerados “víctimas” de las mujeres que acudían a la Justicia, a quienes tildaban de “manipuladoras” o “psicópatas” o “que buscaban sacarles dinero”. 

Como detalló Pérez, en 2016, fue co-organizador de una «charla» en el Palacio Legislativo con legisladores y el biógrafo de Javier Milei, Nicolás Márquez, y Agustín Laje al frente de la Fundación Faro, think tank libertario. Ambos intelectuales de la batalla contra la ideología de género y del actual gobierno libertario. En 2018, compartió un encuentro en la presentación de El libro negro de la nueva izquierda. “Con Varones Unidos y Laurta, coorganizaron la visita de Nicolás Morás, militante liberal y libertario, según su propia definición”. Ese mismo año, Varones Unidos fue una de las organizaciones citadas en la Comisión de Constitución del Senado para defender el proyecto de Tenencia Compartida y aportar “datos clave y una visión equilibrada” sobre la iniciativa y la “corresponsabilidad” en la crianza de los hijos. En 2021, difundieron desde sus redes el debate que se transmitiría por las redes de Milei, de Laje y la mediática de ultraderecha guatemalteca, Gloria Álvarez.

“Cabildo Abierto, el partido de Lacalle Pou, tiene relación con estos grupos y con grupos evangélicos. Hay grupos antiderechos vinculados con grupos neopentecostales”, expresó Pérez en una entrevista en Futurock. Desde el domingo, la cuenta de Varones Unidos en X se encuentra restringida, debido a una demanda judicial, según avisa la red social. A principios de 2020, algunas referentes feministas del país vecino ya denunciaban con pruebas a esta asociación que operaba y avanzaba. Advertían de las charlas, de la ley de tenencia y el falso SAP, pero nadie hizo nada.


En este caso, se observan algunos patrones comunes, señalados por los feminismos hace años, cuando aún muchos insisten en que nos pasamos tres pueblos.


Denuncias previas. Luna tenía un botón antipánico que no llegó a activar. Lo tenía tras haber denunciado por amenazas y violencia de género a su expareja. La Justicia había respondido en los casos que ella había denunciado. “Él no aceptaba que su ex Luna se hubiera ido a Córdoba con su mamá. De enero a febrero de 2024, estuvo arrestado porque había cometido un desacato a la autoridad porque estuvo escondido en el techo de la casa de Luna», contó la mamá del femicida. Darle aire. Era invitado en Uruguay a programas televisivos/radio por periodistas machistas (hombres y mujeres) que tienen en boga la moda de dar lugar “a la otra campana», los varones víctimas de “malas mujeres”, de denuncias falsas, de cancelaciones o que tienen la libertad de enunciar sin contestaciones sus discursos antifeministas al aire. Sobran ejemplos en nuestro país, tanto de medios conservadores como progres.

Poder masculinista organizado. Forman parte de grupos que siguen a referentes como Donald Trump, Agustín Laje, Márquez y Johnny Depp, que en la sentencia del juicio televisado, acusado por su ex de abuso doméstico, la sentencia estableció difamación hacia el actor, un ejemplo que les dio poder a los varones violentos. Sin muchas explicaciones, se confirma cómo los movimientos de ultraderecha, antiderechos y antifeministas están articulados a nivel internacional. Grupos como Varones Unidos, los grupos de familias contra la “disforia de género”, los “Con mis hijos no” no actúan en soledad ni son grupos aislados. Están en toda la región y son orgánicos con referentes y voceros de la «batalla cultural contra la ideología de género», en el caso de nuestro país, como el mismísimo presidente (vale recordar su discurso en David).

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Imagen: A/D.

Discursos de odio. El caso de Laurta muestra la delgada e invisible línea que separa la violencia digital de la física y cómo los discursos de odio no son solo opiniones provocadoras del lenguaje de las redes. Habilitan, promueven, naturalizan prácticas, ¿o ustedes piensan que realmente no tiene consecuencias estar en un constante entorno de insultos, degradación a las mujeres y negación de esa violencia? Por esto es tan grave que el presidente Javier Milei ―que es referente particularmente de muchos varones― diga: “Con un tuit nadie te lastima». 

Cuando los discursos de odio se vuelven gestión política. Desde que asumió Milei, se desfinanciaron políticas públicas de género, se cerraron espacios, programas nacionales, ministerios, secretarías. Desde las altas esferas de la política estatal, deslegitiman la necesidad de apoyar y cuidar a mujeres en situaciones de vulnerabilidad, niegan la violencia de género, habilitan el debate de falsas denuncias, buscan eliminar la figura de femicidio del Código Penal, insultan, odian en redes y en los ámbitos privados y públicos. Todo ese accionar no hace más que avalar que nos pueden hacer lo que quieran a las mujeres y personas del colectivo LGBTTQ+.

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Los violentos están más cerca de lo que creemos 

No dan los números si pensamos que varones como Laurta son casos aislados. Él convirtió su historia en una bandera de las “falsas denuncias” y fundó un grupo donde apoyar esa causa y juntar a todos los de su clase. Padres denunciados por violencia de género, acoso, abusos, etc. Hay varios en su tipo y muchos de ellos se reúnen en la misma consigna victimista de las falsas denuncias y el falso síndrome de alienación parental (SAP). Laurta no es un loco más, no solo es un hijo sano del patriarcado, sino que además es un militante orgánico de la ultraderecha. Se sorprenderían de saber lo cerca que podemos tener a un varón con este perfil. ¿Conocen a alguno?

“Me enteré de que el padre de mis hijos estaba en una asociación antifeminista, que algunas se nombran como ‘Asociación de padres impedidos de contacto o alejados de sus hijos’, porque empezaron a hostigarme por teléfono y amenazarme. Me decían: ´Yo te hablo porque vos estás cometiendo un delito muy grave, no estás dejando que tus hijos vean al padre y podés ir presa’. Eran varios llamados, llegaron a llamarme todos los días, con diferentes abogados o personas que se hacían pasar por tales”, me cuenta una mujer que conoció de cerca el modus operandi de los grupos como Varones Unidos.

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Detención de Pablo Laurta. Imagen: A/D.

Ella se separó después de muchos años de violencia psicológica y simbólica: “Me llevó mucho tiempo entenderlo y dejar de pensar que yo era una loca o que estaba confundida, pensaba que sin golpes no era violencia, hasta que lo entendí”. La violencia fue escalando cuando hubo que acordar las visitas, la cuota alimentaria y el régimen de comunicación. Ahí empezó un proceso judicial desgastante, desde conciliaciones a juicios. Cuando se decidió a denunciarlo por violencia de género, mientras le tomaban la denuncia, le preguntaron: “¿Por qué demoraste tanto en venir acá?”. “No fue para juzgarme, sino para que pueda tomar dimensión del riesgo en el que estaba”. 

El relato de ella es el de muchas mujeres que han tenido que lidiar con padres que se contactan con ese tipo de grupos. “No son locos, no se ponen nerviosos, sino que son violentos y encuentran en asociaciones como Varones Unidos complicidades e incluso acompañamiento legal. Se escudan en la figura de padres impedidos de contacto, pero albergan ahí tipos violentos, que tienen restricciones con las madres por violencia”. 

Estos grupos tienen un modus operandi: “En primer lugar, denuncian a sus exparejas, madres de sus hijos, por consumo de droga, por maltrato, etc., que generalmente no tienen curso legal. Lo segundo es que, al no poder acercarse a la madre por restricción, en vez de buscar un familiar que busque a sus hijos, denuncian impedimento de contacto, delito muy grave; en mi caso, me abrieron una causa penal, asesorado por la misma organización de Laurta. Estos grupos están muy organizados, hacen movilizaciones cuando son los juicios, cuando son las cámaras Gesell, se acercan en la puerta del Polo, hacen campañas en redes contra las madres, imprimen folletos, carteles y los pegan por lugares. Sin embargo, nunca se presentan a la Justicia, no piden ni buscan instancias para estar con sus hijos y ejercer su paternidad”.


Van operando de una manera muy finita, en lo simbólico, en lo micro. Por supuesto que Laurta queda expuesto en otra dimensión por la vinculación directa con los intelectuales del odio hacia las mujeres, pero están los otros que no llegan a esas instancias y que son igualmente peligrosos, y “siempre encuentran quién los cuide, quién los defienda, quién les crea, tienen tutela política y religiosa. Y a nosotras, las madres y mujeres que denunciamos, siempre nos ponen en dudas”.


Ayer se viralizó un audio de Luna, era reciente y ella dice al final: «Yo no sé qué irá a hacer ahora, porque la verdad, con alguien así, no sabés qué puede llegar a hacer”. La persona que entrevisto me dice que lo escuchó y que la movilizó muchísimo: “Es una sensación recurrente, cuando tenés una persona violenta, la de pensar que no sabés qué pueda hacer y de que no hay mucho que ampare, por más que la Justicia actúe bien, por más que tengas red, amigas, familia, terapia. Seguimos adelante por nosotras y por nuestros hijos, pero ese miedo está latente”.


*Si sos víctima de violencia de género o sufrís violencia familiar, comunicate con la línea 0800 888 9898 las 24 horas o mandá un mensaje de WhatsApp al (+549) 3518141400 o acercate al Polo Integral de la Mujer (Entre Ríos 680, Córdoba capital).


*Por Verónika Ferrucci para La tinta.

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Palabras claves: Femicidio, Pablo Laurta

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