El laberinto de los kioscos: baja inflación, pero caen las ventas y suben los costos
La inflación pasó a un segundo plano en la preocupación de los kiosqueros. Según la zona, la venta disminuyó o está estancada, mientras los costos para sostenerse aumentan. Con menos margen de ganancia, 16.000 locales cerraron en un año a nivel país y en Córdoba estiman que al menos un 20% bajó sus persianas.
Por Gonzalo Reyes para La tinta
La Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) difundió recientemente una cifra que ilustra la alarmante situación que atraviesa el sector: más de 16.000 locales cerraron durante el último año. Un promedio de 43 kioscos por día. De un total de 112.000 kioscos registrados por UKRA, al menos un 15% no logró sostenerse.
El kiosco, ese comercio que queda al paso y forma parte del consumo diario de los habitantes de las grandes ciudades de Argentina, comienza a dar cuenta de las consecuencias del modelo económico de la gestión de Javier Milei.
Mientras el INDEC acaba de informar una inflación del 1,9% para julio y un acumulado del 17,3% en lo que va de 2025, el problema ahora para estos comerciantes es cómo sobrevivir ante el aumento de costos y la falta de poder adquisitivo en la gente.
Ernesto Acuña, vicepresidente de UKRA, señaló como principal problema a la caída de las ventas: un 40% menos en los últimos dos años, con una baja del 30% al 35% en bebidas durante el verano.
A esto, se le suma la competencia desleal con otros locales que ofrecen los mismos productos, pero no son kioscos. También el cambio de hábito de los consumidores que optan por mayoristas o segundas marcas.
El representante de los kiosqueros hizo especial énfasis en la diferencia que perciben entre la crisis económica de 2023 y la actual: antes se actualizaban los precios por inflación, pero la venta seguía igual. Hoy, si actualizan precios, la gente deja de comprar. En resumidas cuentas, si antes estaban mal, ahora están peor.
«El problema que teníamos hace dos años era la inflación. Hoy el problema es la no venta. Antes, con la inflación se te complicaba organizarte: las cosas subían de precio, uno trasladaba el precio y seguía vendiendo lo mismo. Hoy no vendemos”, explicó Acuña a La tinta.
En este nuevo contexto, para los kiosqueros, la inflación pasó a un segundo plano y ahora tienen que hacer malabares ante el aumento de los alquileres y los servicios: “Los costos suben, pero si trasladás a precios, no vendés. El margen de rentabilidad es cada vez menos”.
La motosierra en este caso se parece más a una pinza que aprieta de ambos lados, mientras la ganancia es cada vez más finita.

Entre un 20% y 30% menos de kioscos en Córdoba
David Cortés es integrante de UKRA y de la Cámara de Kiosqueros de Córdoba. Si bien no hay un número específico de la realidad cordobesa, señala que la cantidad de locales que tuvieron que cerrar ronda entre el 20% y el 30% respecto al año pasado.
Él lo sabe en carne propia. Hasta 2024, tenía seis locales en el barrio de Nueva Córdoba, una zona muy codiciada en materia comercial por su proximidad al microcentro cordobés y a Ciudad Universitaria. A pesar de que estudiantes, trabajadores y muchos vecinos transitan las calles y veredas cada día, David tuvo que cerrar uno de sus kioscos y afirma que observa una “tendencia de cierre” de locales en comparación con el año pasado.
De acuerdo a los informes de la Cámara, se había producido un fenómeno similar entre 2015 y 2018. En aquella oportunidad, cerraron 33.000 kioscos en todo el país, sobre un total de 120.000 que había a comienzos de 2015. En Córdoba, en ese mismo periodo, fueron 4500 los comercios de este tipo que tuvieron que bajar sus persianas.
“Los costos fijos siguen aumentando y yo estoy vendiendo la misma cantidad que en noviembre del año pasado. No tenemos la misma rentabilidad que antes”, señala Cortés en conversación con La tinta.
El cierre de locales implica también menos empleo para quienes consiguen trabajar en kioscos. Con un valor que va de los 3000 a los 4000 pesos la hora, un empleado que atiende un local ocho horas y seis días a la semana, con suerte, supera los $700.000 al mes.
Para Cortés, “estamos peor que en 2023”. Sin embargo, la baja de la inflación y la mayor estabilidad de precios en las listas de productos le da la sensación de que la economía general está mejorando: “Elijo la prolijidad y el orden, y no la locura en la que no sabíamos cuánto comprar y a cuánto vender”.

Si nos corremos de la capital de Córdoba y nos asomamos a otra ciudad cercana, pero con otra dinámica, desde Villa Carlos Paz, Gabriel dice que no percibe que el número de kioscos haya variado en la villa serrana. Como parte de un proyecto familiar, hace cuatro años decidió abrir tres locales junto a dos de sus hermanas.
Coinciden en que el margen de rentabilidad ha bajado, pero que las ventas se mantienen en niveles similares al año pasado. Según Gabriel, el problema hoy son los impuestos tanto nacionales como locales.
“La gente compra bastante similar que otros años, no hemos notado demasiado cambio en eso. Sí notamos menos rentabilidad debido a impuestos en su mayoría, tanto de ARCA como del municipio local. Sumando también a los costos muy altos por empleados”, señaló.
Con una inflación acumulada del 36,6% interanual, según informó el INDEC en su último informe, los kioscos están sintiendo lo que ya padecen muchos otros comercios: las ventas están estancadas en el mejor de los casos, los costos suben y la rentabilidad se pierde mes a mes. Eso sí, hay baja inflación, pero ¿a qué costo?
*Por Gonzalo Reyes para La tinta. Imagen de tapa: A/D.
