Red comunitaria de internet construye soberanía tecnológica en Los Molinos

Se trata de una red libre y comunitaria de internet, sin ánimo de lucro, que busca democratizar el acceso a internet de familias humildes y rurales, ofreciendo un servicio alternativo a la propuesta comercial capitalista. Para ello, imparten talleres de formación técnica y trabajo colectivo, fomentando así la autosuficiencia técnica en la comunidad. El proyecto está impulsado por el Refugio Libertad y la ONG Altermundi, y más de 60 familias de la localidad de Los Molinos disfrutan ya de este servicio.
Por Iñaki Rubio Mendoza para La tinta
En Los Molinos, un pequeño pueblo de Córdoba, una red de internet libre y cooperativa crece y se fortalece gracias a la organización vecinal, la autogestión y una concepción solidaria de la tecnología. Se trata de la Red Molinos Comunitaria, una iniciativa impulsada por Trabajadoras Unidas por la Tierra desde el espacio Refugio Libertad, un ex Centro de Detención Clandestina de la última dictadura militar, que fue recuperado y transformado en un lugar social y político de trabajo colectivo y vida comunitaria. Más de 60 familias ya forman parte de esta organización autogestionada.
“La iniciativa nace de la necesidad global de estar conectados. Hoy en día, tener acceso a internet es primordial y es una realidad que no está al alcance de muchas familias”, dice Germán Francisco Ferrero, miembro del equipo técnico del proyecto. “Por eso, ofrecemos un servicio que se presenta como alternativa a la propuesta comercial capitalista de conectividad, que suele excluir a zonas rurales y sectores populares. Les usuaries pagan facturas más baratas y en cuotas, asegurando su accesibilidad a la tecnología; es un emprendimiento sin ánimo de lucro”.


Un modelo replicable
La propuesta nació a principios de 2023, acompañada por Altermundi, una asociación civil que se dedica a hacer tecnología e información para sistemas comunitarios. “La ONG también ayudó en la creación de otras redes, como la de Quinta Libre, que fue pionera en la provincia de Córdoba, en la localidad de José de la Quintana. Los compañeros de comunidad de trabajo y organización de Traslasierra también cuentan con un soporte propio”, explica Ferrero. Este tipo de prestaciones también llegó a otras partes de Argentina y América Latina.
En febrero de ese año, iniciaron un taller de fibra óptica donde se tendieron los primeros 600 metros de fibra, se instaló la primera caja NAP y se capacitaron unas 30 personas de distintas comunidades rurales. El curso fue fundamental porque no solo sirvió para desplegar los primeros tendidos, sino también para abrir la infraestructura a la comunidad: “Más allá de Refugio Libertad, la vocación del proyecto siempre fue abrirse a los vecinos de Los Molinos y otras zonas de la región”.



Desde entonces, realizan talleres de formación técnica para sumar a nuevas familias y lo hacen cada dos o tres meses; la demanda es alta. “Son formaciones de soberanía tecnológica, en las que enseñamos a las familias a ser autosuficientes”, cuenta Brisa Miranda, técnica y contable del equipo. “En primer lugar, les explicamos que somos una red comunitaria, no un servicio convencional de internet; les explicamos que nuestros nodos no dependen de un servidor central, sino que se conectan entre sí, tejidas de techo en techo; después, les explicamos cómo solucionar los problemas típicos que suelen surgir, como los de conexión, cambiar contraseñas, configurar el router, funcionamiento de enchufes, conectar cable”, describe la contable.
El último taller tuvo lugar el pasado 17 de mayo, donde siete nuevas familias se incorporaron al proyecto. “Con los cursos, también buscamos vernos las caras, ser partícipes de una iniciativa compuesta por personas. Nos acostumbramos a que todos los servicios que consumimos sean despersonalizados y no sabemos quién hay detrás ni cuáles son sus esfuerzos”, dice Ferrero. La propuesta, además, trata de promover la solidaridad entre los vecinos, según el técnico: “Quienes participan se comprometen a compartir red con aquellas familias que no pueden colocar antenas en sus casas”.
Impacto
La incidencia de la conectividad es palpable, expresaron desde el equipo. Familias que, antes, gastaban fortunas en datos móviles o que directamente no tenían conexión, hoy, acceden a internet desde sus casas. El proyecto no sólo implica un ahorro económico, sino una mejora radical en la vida cotidiana. “Pasás de tener que salir a la ruta para agarrar señal y saber si tu hija llegó bien a poder hacerlo desde tu casa, eso lo cambia todo”, sostiene Ferrero.

La red también ayudó a crear nuevos lazos entre personas del pueblo. “Muchos vecinos se conocieron a raíz de una iniciativa que reúne a gente muy diversa, generando vínculos que, en otro contexto, no se hubieran generado. También se amplificó la alfabetización digital de la población”, sostiene el técnico.
Desafíos
No obstante, la Red Molinos Comunitaria se vio afectada por la suspensión de los programas que la financiaban durante el actual Gobierno nacional. “Recibíamos ayuda de un programa específico del ENACOM, llamado Roberto Arias. Este fondo nos permitía acceder a financiamiento para infraestructura, formación técnica, equipamiento y sostenimiento, pero con el Gobierno de Milei, dejamos de hacerlo”, denuncia Ferrero.
Por si fuera poco, Miranda afirma que la alta demanda del servicio comenzó a resultar algo pesado: “Estamos Ger y yo trabajando para 60 familias, además, yo soy la única que vive en Los Molinos. La contabilidad tiene sus gajes; hay algunas familias que se olvidan de pagar y nos da vergüenza recordárselo, pero es importante, porque el dinero recaudado es para pagar las facturas de ARSAT, que es la prestadora de servicios de nuestra red”. El proyecto necesita más ayuda que nunca: «Estamos en un momento de reflexión, invitamos a la gente a que se sume y nos eche una mano en los despliegues, y podamos repartirnos el trabajo».
*Por Iñaki Rubio Mendoza para La tinta.
