Un hashtag que se volvió un grito colectivo contra la violencia de género

Un hashtag que se volvió un grito colectivo contra la violencia de género
3 junio, 2025 por Redacción La tinta

El Colectivo Ni Una Menos Córdoba comparte en esta nota la memoria de la primera marcha el 3 de junio de 2015 en la ciudad de Córdoba. Esa organización urgente e incipiente movilizó la rabia y el dolor por los femicidios y la violencia machista que nos tocaban de cerca a todas. Diez años después y frente a un contexto regresivo, la fuerza feminista vuelve a gritar alto: Ni una menos. Ni un derecho menos.

Por Colectivo Ni Una Menos Córdoba para La tinta

El 3 de junio de 2015, una multitud salió a las calles de Argentina, el grito fue claro y contundente: «Paren de matarnos, basta de femicidios». Fuimos testigos del nacimiento de un movimiento imparable: el Ni Una Menos, que visibilizó y denunció la violencia machista como problema social, político y estructural. Lo personal se volvió colectivo.

Hace 10 años, desterramos de la sociedad al “crimen pasional” y le pusimos nombre al homicidio motivado por violencia machista en el que median razones de género: femicidio. El agravante de femicidio ingresó en el Código Penal argentino en 2012. Pero no fue hasta 2015, con la masividad de #NiUnaMenos, que se volvió una bandera para denunciar la violencia de género. El grito colectivo logró el reconocimiento legal de la violencia machista. 

Meses antes de esta masiva movilización, dos crímenes sacudieron a la sociedad cordobesa: Paola Acosta y Andrea Castana. Estos dos hechos y su resonancia mediática fueron claves para activar la organización en nuestra provincia, en nuestra ciudad. Desde marzo de 2015, un grupo de trabajadoras del ámbito de los medios de comunicación y de la comunicación institucional comenzaron a realizar actividades en sintonía con lo que estaba ocurriendo también en la ciudad de Buenos Aires, porque no se trataba solo de informar sobre la violencia, había que hacer algo más para visibilizarla y reconocerla como un problema social y demandar una respuesta al Estado. 

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Imagen: Iván Brailovsky.

En mayo de 2015, el femicidio de Chiara Páez detonó la urgencia. La organización fue clave para convocar a la marcha. Distintos sectores sociales, partidarios, sindicales y territoriales participaron junto a jóvenes autoconvocadas por la impotencia y la rabia ante tanta violencia naturalizada. El contacto con quienes estaban organizándose en otras provincias también fue vital para que el grito fuese unánime y contundente.


Aquel 3 de junio, más de 60.000 personas marcharon en Córdoba y miles más en todo el país. La violencia de género dejó el reducto de lo doméstico para pasar al debate público y, de a poco, fuimos nombrando otras violencias, las que “no se ven porque no dejan marcas”, como la violencia económica, la violencia psicológica, obstétrica y mediática, entre otras. Hace 10 años, organizamos la bronca y la impotencia, nos encontramos para acompañarnos y abrazarnos. Nos encontramos en el deseo de cambiarlo todo. Gritamos tan fuerte que Ni Una Menos se convirtió en un símbolo internacional contra la violencia de género.


Diez años después, acá estamos, renovando el grito porque ya no somos las mismas, porque la marea feminista nos transformó y transformó leyes, prácticas, vínculos, modos de organizarse y de hacer política, transformó nuestras luchas. Ni Una Menos tocó todos los rincones de la vida social. Hablamos distinto. Nos pensamos distinto. Nos organizamos distinto.

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Imagen: Iván Brailovsky.

Ante el avance de discursos negacionistas y antifeministas, recordar lo que logramos es una forma de resistencia. Lo que conquistamos lo defendemos en las calles, en los barrios, en las redes, en todos lados.


A 10 años del primer grito colectivo, gritamos fuerte: Ni una menos. Ni un derecho menos. Desde Córdoba, con fuerza, corazón y organización feminista.

*Por Colectivo Ni Una Menos Córdoba para La tinta / Imagen de portada: Iván Brailovsky.

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Palabras claves: feminismo, Ni una menos, Violencia de género

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