Haroldo Conti: periodismo en vida

Haroldo Conti: periodismo en vida
23 mayo, 2025 por Leandro Albani

Se cumplen cien años del nacimiento del periodista Haroldo Conti, que, en 1977, fue secuestrado y desaparecido por la dictadura militar. Para celebrarlo, en La tinta, contamos sobre uno de sus oficios menos conocidos: el periodismo.

“El único privilegio al que puedo aspirar es que algún día mis compañeros albañiles o mecánicos me reconozcan como uno de los suyos. Y así como alguien podrá decir ‘mi orgullo es ser albañil’, yo diré ‘mi orgullo es ser escritor’, el de construir historias tal como el albañil construye casas”.

(Haroldo Conti)

Un puñado de textos poderosos. Eso le alcanzó a Haroldo Conti para dejar su huella en el periodismo argentino. ¿Qué encontró Conti, el navegante, el escritor, el militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el docente, en el periodismo? Una primera respuesta: contar a la gente. Contarla, pero también ―y en el mismo nivel de importancia― escucharla. 

El próximo 25 de mayo, se cumplen cien años del nacimiento del escritor oriundo de Chacabuco, ciudad de la provincia de Buenos Aires. En el mismo mayo, pero de 1977, un grupo de tareas de la dictadura militar lo sumó a la larga lista de desaparecidos. Cuando fue secuestrado en su casa en Buenos Aires, el hombre que hablaba latín, que había creado «El Circo del Arca» ―un grupo itinerante y rebelde para su novela Mascaró, el cazador americano― y que defendía el derecho de los pueblos a concretar la revolución que los liberara, ya había dejado marcado un estilo de escritura para las generaciones futuras. En ese puñado de textos periodísticos ―hasta hace poco, disperso―, ese estilo no se contuvo en la corrección del oficio y sus “manuales”, sino que se profundizó.

Pero, ¿dónde encontrar el periodismo del chacabuquense? En el libro Haroldo Conti. En prensa (1955-1976), publicado en 2022 por Ediciones Bonaerenses. Ahí lo vemos a Conti periodista, pero, además, nos sumergimos en el intelectual lúcido y heterodoxo, en el tipo que convirtió su tierra natal en historias, pero también en una posición política, de vida. 

Haroldo Conti. En prensa… comienza en Chacabuco y termina ―sosteniendo una postura ética― en Chacabuco. El primer artículo que aparece es una reseña publicada en noviembre de 1966 sobre una charla que Conti dio en la escuela número 12, del que había sido alumno. El final, como dijimos, vuelve al punto de partida con el artículo “Chacabuco, desde el álamo carolina”, publicado en Vértebra Fermento, en julio de 1975. En el medio, la vida en su esplendor.

El libro permite bucear por diferentes temas que van desde su época de seminarista, sus opiniones sobre el cine y su industria nacional, la masacre de Trelew, la literatura y el compromiso social, la figura de Ernest Hemingway, la pulsión de los viajes para cosechar experiencias hasta “Tristezas del vino de la costa o la parva muerte de la isla Paulino”, su crónica más emblemática. También, y anclado en las raíces del trabajo de Conti, se destaca el prólogo-ensayo del escritor Juan Bautista Duizeide, autor de la biografía Alrededor de Haroldo Conti, encargado de construir un puente por el cual caminar hacia el Conti periodista.

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Duizeide apunta sobre “Tristezas del vino de la costa…”, ese óleo vibrante que el escritor construyó sobre la isla Paulino, frente a la localidad de Berisso: “Conti caminó, vio, tocó, olió. A fuerza de conversar sin apuro, consiguió numerosos testimonios, supo luego montarlos como si estuviera compaginando un film. Así, hizo de una isla ignota una gran metáfora, una forma oblicua, pero contundente de contar el saqueo de Argentina, tal como lo hiciera una década antes Rodolfo Walsh en ‘La isla de los resucitados’, crónica con fotografías de Pablo Alonso, dedicada a la isla del Cerrito”. Duizeide agrega una característica que es vital para el periodismo: “Conti gozaba de oreja para el habla popular, sabía identificar entre sus meandros el rumbo del mito”. 

Hay una sentencia de Walsh, casi perfecta: «Escribir es escuchar». “En esa franja, conviven él y Conti”, afirma Duizeide.

En agosto de 1974, Conti publicó en la revista Crisis el artículo “Compartir las luchas del pueblo”, donde afirmaba que “ser un revolucionario es una forma de vida, no una manera de escribir”. Y apuntaba algunas apreciaciones de su escritura: “Por supuesto, quisiera ser un escritor comprometido en su totalidad. Que mi obra fuese un firme puño, un claro fusil. Pero decididamente no lo es. Es que mi obra me toma relativamente en cuenta, se hace un poco a mi pesar, se me escapa de las manos, casi diría que se escribe sola y, llegado el caso, lo único que siento como una verdadera obligación es hacer las cosas cada vez mejor, que mi obra, nuestra obra, como dice Galeano, tenga más belleza que la de los otros, los enemigos”.

Esa belleza de la que hablaba es, sin dudas, la marca de fuego en su obra periodística.

*Por Leandro Albani para La tinta.

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Palabras claves: desaparecidos, Haroldo Conti, Periodismo

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