«El desarrollo urbano en las sierras cordobesas está siendo voraz»

«El desarrollo urbano en las sierras cordobesas está siendo voraz»
22 mayo, 2025 por Iniaki Rubio Mendoza

El avance descontrolado de construcciones turísticas y residenciales en las sierras de Córdoba preocupa a activistas y organizaciones socioambientales. Denuncian que la falta de controles y la inacción de las instituciones están provocando una devastación del ecosistema serrano, especialmente, en zonas como Villa Yacanto. Asimismo, exigen que se cumpla la Ley de Bosques y alertan de que la pérdida de cobertura vegetal puede agravar las consecuencias de catástrofes naturales.

Por Iñaki Rubio Mendoza para La tinta

El avance urbanístico, sin ordenamiento territorial ni controles ambientales, no cesa sobre las sierras de Córdoba y activistas y organizaciones socioambientales se muestran cada vez con mayor preocupación por el impacto en el ecosistema serrano. «Estamos viendo un avasallamiento desmesurado de la frontera urbana sobre la montaña; cada vez más casas, cabañas y complejos hoteleros invaden el paisaje y explotan los recursos naturales», dice Víctor Mono Valente, comunicador ambiental y periodista de la revista La Unión Regional, quien lleva años denunciando la situación.

Este proceso desarrollista, según el activista, se intensificó hace dos décadas, cuando uno de los incendios más graves de la historia de la provincia arrasó casi 150.000 hectáreas en 2003: “A partir de esos incendios, comenzaron a realizarse loteos a un ritmo vertiginoso en lo alto de las montañas, sobre todo, en la zona del Valle de Calamuchita y alrededores”. Concretamente, la localidad de Villa Yacanto es uno de los lugares más afectados por este fenómeno. “Si vas descendiendo por el río Durazno, te encontrás con una montaña completamente devastada y comida por el mega desarrollo inmobiliario; incluso, han colocado un complejo de aguas termales; también es habitual ver caños negros con cables pegados que utilizan para robar el agua del río. Nada tiene sentido”, cuenta Mono.

Además del impacto visual, estas edificaciones también contaminan el agua: “No sabemos adónde van a parar los efluentes cloacales de cada una de esas casas”. La polución lumínica y sonora también perturban el ecosistema, en palabras del ambientalista: “Es un lugar donde todo el mundo iba a contemplar la inmensidad y las estrellas por la noche; ahora ya no se puede”. Asimismo, sostiene que la basura y los residuos afectan el entorno: “La gente que va a pasar el día y se olvida de recoger sus residuos; a estas alturas de la vida, no comprendemos cómo el ser humano tiene semejante falta de consideración con la madre tierra”.


El desarrollismo urbano descontrolado es una de las principales causas de deforestación en la provincia: varios informes de organizaciones ambientales sostienen que Córdoba perdió más del 95% de su bosque nativo original en las últimas décadas debido a esta cuestión, entre otros factores. “La pérdida de cobertura vegetal puede agravar, además, las consecuencias de incendios e inundaciones, al eliminar barreras naturales y al reducir la capacidad del suelo para absorber y retener el agua de las lluvias respectivamente”, recalca Mono.


Gobernantes ausentes

“¿Acá no hay ningún tipo de control? ¿Cualquier persona puede hacer lo que quiera?”, se pregunta el comunicador. Desconoce si existen intereses concretos detrás de este fenómeno, pero sí tiene claro que la responsabilidad corresponde a la Municipalidad de Villa Yacanto: “Hay un Estado municipal ausente y connivente con la depravación que se está dando. La Municipalidad está permitiendo que la ciudad sea devastada y no es ninguna exageración”. 

El activista, además, asegura no comprender cómo no se han prohibido estas construcciones, más aún cuando la Ley de Bosques de la provincia de Córdoba limita la altura en la que se puede edificar: “Posiblemente, la Municipalidad de Yacanto no delimitó debidamente las zonas que exige Provincia y, por eso, la gente construye donde quiere. No obstante, el paraje tiene más de 1000 metros de altura sobre el nivel del mar, ergo es evidente que ahí no se puede construir”. Por lo tanto, el ambientalista insta al Gobierno provincial a resolver la situación y exige a la Municipalidad que aplique la ley para frenar este “terror ambiental”: “La Municipalidad debe ponerse las pilas y tomar medidas que ordenen y planifiquen el territorio de forma adecuada”.

A problemas, soluciones

La Provincia de Córdoba, por su parte, ya está trabajando en ello; además de la Ley de Bosques, por primera vez, cuenta con una Dirección de Ordenamiento Territorial, algo que, en palabras del activista, es positivo: “La Dirección está llevando a cabo mucho laburo ordenando los territorios de manera comunitaria y así lo hemos visto en otros lugares de la provincia, aunque a Yacanto todavía no llegó esa fuerza del Estado”. 

Entre las medidas llevadas a cabo por la nueva Dirección, dependiente del Ministerio de Ambiente, destaca la creación de la Diplomatura en Ordenamiento Territorial, la cual estará destinada a autoridades y funcionarios para que estudien y aprendan a planificar el terreno. Después, se abrirá a todo el público, será gratuita y con una duración de 120 horas. “Por ahora, la diplomatura se imparte en la biorregión que comprende las localidades de Salsipuedes, El Manzano, Villa Cerro Azul, Agua de Oro y La Granja, aunque esperamos que se expanda por toda la provincia”. 

Asimismo, destaca la necesidad de actuar rápido: “Es importante lanzarse rápidamente a una línea de tarea para que no sucedan desgracias como las provocadas por las inundaciones de Sierras Chicas en 2015”. Por aquel entonces, Mono formaba parte de la Coordinadora Ambiental de Derechos Humanos de Sierras Chicas y cuenta que el suceso fue «una crónica de una tragedia anunciada»: «La coordinadora venía señalando que, si no se actuaba para frenar el desarrollo inmobiliario, algo terrible sucedería y así fue». 

Considera que es imprescindible la labor de las asambleas de las zonas afectadas a la hora de frenar estos proyectos, aunque admite que están viviendo la complejidad de los tiempos actuales: “Hay un negacionismo en cuestiones inherentes al cambio climático, que es impulsado, además, por el Gobierno de la Nación”. Esa misma bajada de línea, cuenta, influye en muchos vecinos que dejan de implicarse, aunque la falta de participación también radica en otros factores como la necesidad de tener que buscarse la vida. “El hecho de que la UNC decida que no haya ningún programa de periodismo ambiental es una muestra de ello; es muy triste todo lo que está pasando”.

*Por Iñaki Rubio Mendoza para La tinta / Imagen de portada: Vía País.

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Palabras claves: Calamuchita, desarrollismo, Sierras de Córdoba, Yacanto

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