«La música organiza lo colectivo»: sonidos que nombran futuros posibles


En un contexto político hostil hacia la cultura y los feminismos, artistas, activistas y pensadoras debaten el rol de la música como herramienta de denuncia, goce y transformación social. La potencia creativa y política de las mujeres y disidencias se abre paso en escenarios que históricamente han sido negados. “Sin nosotras, la música se queda sin una inmensa trama de sentimientos y significados”, señalan quienes invitan este miércoles al tercer encuentro de “Músicas para un futuro feminista”, una propuesta de diálogo y acción organizada por Católicas por el Derecho a Decidir, Incidencia Feminista, Utuca y la Unidad Central de Políticas de Género de la UNC. Con la participación de Dora Barrancos, Valen Bonetto, Cecilia Salguero y Paola Nicolás.
La música es una caja de resonancia de los tiempos. Atraviesa generaciones, contextos y geografías, y entonces, es un campo de disputa política, de representaciones y de sentidos. Este miércoles, Católicas por el Derecho a Decidir junto a Incidencia Feminista, Utuca y la Unidad Central de Políticas de Género de la UNC organizan el tercer encuentro de «Músicas para un futuro feminista», un ciclo pensado como un espacio de diálogo, pero también de potencia creativa y organizativa.
Este año, la conversación contará con las voces de Dora Barrancos, socióloga, historiadora y referente del pensamiento feminista latinoamericano; Valen Bonetto, artista travesti cordobés que vincula la música popular con la memoria colectiva de los pueblos; Cecilia Salguero, productora musical y gestora cultural comprometida con la visibilización del trabajo de las mujeres en la industria; y Paola Nicolás, trabajadora social, docente, bailarina y educadora popular con una fuerte trayectoria en educación sexual integral y prácticas artísticas comunitarias.
La tinta habló con Dora Barrancos y con Ayelén Vadillo, integrante de Incidencia Feminista. Ambas reflexionaron, en diálogo con este medio, sobre el papel del arte —y, particularmente, de la música— en la construcción de horizontes feministas. En ese cruce —fértil, transformador—, sus miradas trazan un mapa de tensiones, pero también de futuros posibles.
«La expresión musical es una de las más antiguas de la humanidad. También debería decirse que es una de las expresiones que corresponden a todos los géneros y no podría existir uno prevalente sobre otro en materia de orígenes de nuestras capacidades de musicalización», afirma Dora Barrancos. Pero esa universalidad convive con un dato histórico insoslayable: la sistemática exclusión de las mujeres del campo profesional de las artes musicales. “Probablemente, uno de los segmentos de la cultura donde más relegamiento hemos sufrido”, señala.


El feminismo, dice la socióloga, “tiene que hacer un lugar ancho, sobre todo, a la denuncia y acompañamiento de la tremenda discriminación del arte musical por parte de las mujeres. Esta es una obligación, pero, además, el feminismo debe nutrirse como lo ha hecho, con expresiones musicales que corroboran la fuerza, la potencia, la expresión más genuina de nuestras luchas, de nuestras opciones, de nuestros deseos, de nuestras emancipaciones”.
Para Ayelén Vadillo, el arte es una forma de militancia. No solo como herramienta para decir, sino como espacio de disfrute, reapropiación y construcción de sentidos colectivos. «La música sin mujeres, sin disidencias, se queda sin una inmensa trama de sentimientos y significados», resalta.
Política, identidad y representación: la música, ese territorio común
Hoy, en Córdoba, mujeres y disidencias protagonizan un auge sin precedentes en la escena musical. “Tenemos artistas que comienzan a abrirse paso en escenarios internacionales, con una fuerte impronta política y feminista”, sostiene Vadillo. Y advierte: “Eso sucede en un contexto donde también se profundiza la violencia hacia quienes se atreven a hablar desde los escenarios. Pero venimos de hacer un 8M con una gran representación de mujeres arriba del escenario, mujeres que se sienten con la seguridad de habitar esos lugares para poder expresar lo que piensan, lo que sienten y ojalá podamos seguir pensándolo y haciendo”.
En ese sentido, la música no es solo un espacio simbólico, sino un territorio donde se disputa representación y futuro. “Nos interpela de manera individual, pero también organiza lo colectivo”, dice Vadillo. Desde una canción que nos identifica hasta el momento de un recital donde distintos cuerpos se reúnen a compartir un mismo sentimiento, el arte se convierte en vehículo de conexión política. “Cuando escuchás ‘Los dinosaurios’ o ‘Creo’, sabés a qué contexto político se refiere. La música ha sido la voz de los que no podían hablar, especialmente, en momentos oscuros de nuestra historia”, subraya.
En la actualidad de nuestro país, la palabra “política” parece deslegitimada. Vadillo propone recuperarla como herramienta de transformación y no como estigma: «El arte es un hecho político, la música es una expresión política y, muchas veces, se ha escuchado a través de la música la voz de los que no podían hablar, de los que no podían expresar lo que se vivía».


Un encuentro que busca más que respuestas
«Músicas para un futuro feminista» no se plantea como un evento cerrado, sino como una apuesta a construir nuevas formas de pensar, sentir y hacer comunidad desde el arte. La conversación es el punto de partida, pero también el medio y el fin. «El sentido colectivo de este encuentro es que podamos reflexionar y dialogar, que podamos debatir la relación entre política y arte en un contexto profundamente hostil hacia la cultura, promovido desde el propio Estado», apunta Ayelén.
El ciclo no esquiva los desafíos del presente: la precarización del trabajo artístico, las violencias simbólicas y materiales, la invisibilización histórica de mujeres y disidencias en la industria musical. Y apuesta, contra todo, a sostener la lucha con creatividad. Así, este tercer encuentro no busca clausurar preguntas, sino afinar las escuchas. A partir del cruce entre música, feminismo y política, plantea imaginar juntas no solo un futuro más justo y representativo, sino también los caminos posibles para alcanzarlo.
- Miércoles 21 de mayo, a las 17 h – Auditorio de la Facultad de Lenguas de la Ciudad Universitaria de Córdoba.
- Evento dirigido a toda la comunidad, en especial, a personas que se desempeñen como músicas, técnicas, compositoras, intérpretes, instrumentistas, arregladoras y productoras en diferentes géneros musicales. Para participar, se realizan inscripciones a través de este formulario.
*Por Soledad Sgarella para La tinta.
