Salarios en picada, miradas desde la economía feminista


En esta nota, la investigadora Soledad González analiza, desde una perspectiva de economía feminista, cómo el modelo de acumulación favorece a las élites económicas y políticas, generando desigualdades y afectando especialmente a las mujeres y disidencias. La especialista presenta propuestas para promover la justicia fiscal, fortalecer los servicios de cuidados y avanzar hacia un salario universal, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida y garantizar derechos sociales para la población. No es asistencialismo, es justicia y reparación histórica.
Por Soledad González* para La tinta
Los últimos datos del INDEC, a marzo de 2025, confirman lo que las calles ya gritan: los salarios reales se desplomaron por debajo de los niveles pandémicos y alcanzaron su peor registro en más de una década. Pero detrás de los fríos porcentajes, hay vidas rotas, hogares que se organizan en ollas populares, mujeres y disidencias sobrecargadas por trabajos de cuidado no remunerados, tarjetas de crédito imposibles de pagar, un fin de sueldo cada vez más corto y un sistema económico que redirige el excedente hacia la fuga de divisas y las ganancias de corporaciones extranjerizadas. ¿Cómo se explica esta crisis desde las economías feministas?
1. Los números de marzo que duelen
En marzo, con aceleración inflacionaria al 3,7%, los salarios formales cayeron 1,2% en términos reales. La baja fue mayor en el sector privado (-1,5%) que en el público (-0,4%) (Argendata-Fundar, en base a INDEC).
Daniel Schteingar, en su cuenta de X, expresa: desde diciembre de 2017, el salario real formal acumula un desplome del 25,1%, que se descompone así:
- Privados: -20,1%
- Públicos: -33,8%
Informalidad récord: el salario informal de las y los trabajadores sin protecciones sociales cayó 32% en ese mismo período (último dato: octubre 2024). ¿Dónde están las mujeres? Ellas lideran el empleo precarizado en servicio doméstico, textil, educación, salud. Según OIT, en 2025, el 70% de las mujeres jóvenes trabajan en la informalidad.
Según informe de CIPPEC, muchas mujeres abandonan trabajos formales para cuidar por no poder mantener los costos de jardines o geriátricos.
2. Ajustar ya no alcanza
Muchos hogares eliminan proteínas de su dieta. El consumo de carne vacuna es el más bajo en tres décadas. La mesa de los argentinos redujo 4,2 kilos promedio de carne al año.
La paradoja: mientras los salarios se hunden, las utilidades de las empresas concentradas agroexportadoras aumentaron un 11,8 % sus ganancias en 2024.
Según el último informe de la Federación de Almaceneros de Córdoba (marzo 2025), las compras en comercios de barrio cayeron un 18% interanual en productos básicos: desde lácteos hasta harina. «La gente prioriza pagar la luz y viene con listas más cortas: un kilo de yerba o aceite por familia, nada de stock», advirtió un almacenero de barrio Güemes. La consecuencia es directa: dieta monótona y deficitaria, con proteínas animales (carne, leche o huevos) convertidas en lujo.
No son solo números, es menos comida en los platos
El 40% de las mujeres encuestadas por ELA admitió saltear comidas para alimentar a sus hijos/as. Según UNICEF, tres de cada diez familias tuvieron que recurrir a algún préstamo o fiado para comprar comida. Más de un millón de niños/as deja de comer alguna comida (desayuno, almuerzo, merienda o cena) por falta de dinero. En siete de cada diez hogares donde esto sucede, la persona a cargo se encuentra ocupada y, dentro de ellas, más de un 60% de manera informal. Quiere decir que el no poder comprar los insumos básicos como alimentos es un coletazo que alcanza también a personas que, a pesar de tener trabajo, se encuentran en situación de pobreza. La «austeridad» es violencia económica.

La motosierra se vende en las farmacias
Según CEPA, desde que Javier Milei ganó el ballotage en noviembre de 2023, los medicamentos que las personas mayores utilizan habitualmente alcanzaron en promedio una inflación acumulada de 237,1%. Sumado al ajuste al PAMI, con reducción del 33% en cobertura de medicamentos para jubilados.
Contracara: para el primer semestre de 2024, la facturación total de la industria farmacéutica creció un 332,9% interanual, alcanzando 3 billones de pesos (equivalente a USD 3.080 millones). Roemmers, Bagó, Elea Phoenix y Casasco controlan el 51% del mercado.
3. ¿Qué modelo de país? Los salarios no caen por error, sino por diseño. Un patrón de acumulación que asfixia
Paritarias restringidas, salarios en picada
El congelamiento de las negociaciones paritarias Decreto 293/2025 no es solo un ataque a los sindicatos: es un boicot planificado a la recuperación salarial de los salarios públicos. Mientras la inflación acumulada interanual alcanza un 47,3%, el gobierno impide discutir aumentos, profundizando la transferencia de ingresos desde trabajadores al capital.
Las mujeres, mayoritarias en empleos sin sindicalización (servicio doméstico, textil), son las más perjudicadas: sin paritarias, su salario vale un 40% menos que en 2023 (datos CEPA).
Fondos de despidos: de la protección colectiva a la timba financiera
La reforma busca convertir las indemnizaciones en «Productos de Inversión Colectiva de Cese Laboral». Se trata de un paso previo en la implementación del Sistema de Cese Laboral previsto en el Decreto 847/2024, que busca ofrecer una alternativa a la tradicional indemnización por antigüedad en casos de desvinculación laboral y tiene un mensaje claro: los derechos laborales ahora dependerían de la especulación financiera.
Las indemnizaciones ya no se gestionarían por sindicatos, sino mediante fondos comunes de inversión bancarizados, fiscalizados por la Comisión Nacional de Valores CNV. Riesgo: si los mercados caen, los trabajadores cobran menos.
Esto precariza especialmente a mujeres migrantes y jóvenes, quienes sufren más despidos arbitrarios (35% de los casos, según OIT) y ahora enfrentan una doble incertidumbre: perder el empleo y que su indemnización dependa de la cotización del dólar MEP.
La discusión no es “no hay plata”, sino para quién
Mientras el salario mínimo ($302.600 en marzo 2025) no cubre la Canasta Básica Total ($359.244), el 1% más rico acumula riqueza en paraísos fiscales. La economía feminista lo dice claro: sin impuestos a los que más tienen y sin un Estado que garantice servicios e infraestructuras que alivien la vida de las mayorías, este modelo solo acumula crisis.
Mientras el gobierno celebra el superávit financiero, los salarios dibujan un país donde solo sobrevive quien puede especular.

Y entonces, ¿es posible pagar mejores salarios? Sí, con justicia fiscal y priorizando las vidas. Acá van algunos aportes para la lucha.
El impuesto a las grandes fortunas: una prueba histórica
En 2021, el aporte solidario a las grandes fortunas (2-3.5% sobre patrimonios superiores a $200 millones) demostró que es viable redistribuir ingresos:
- Recaudó $247.500 millones (80% del objetivo), destinados a salud, pymes y programas sociales.
- Solo 253 personas (0.003% de la población) aportaron el 50% del total, evidenciando la concentración extrema de riqueza.
- Fuga de capitales vs. redistribución: mientras el 1% más rico fugó USD 12.000 millones en 2024 (BCRA, 2025), este impuesto financió equipos médicos, becas Progresar y urbanización de barrios populares.
- Según CEPA (2024) e IARAF (2025), reactivar el impuesto a grandes fortunas (3.5%) y gravar ganancias financieras (15%) recaudaría aprox USD 5.000 millones anuales, equivalentes a un aumento del 20% en el salario mínimo para los 8 millones de trabajadores registrados. Esto evidencia que los recursos existen, pero se privilegia la exención fiscal a las élites.
Justicia fiscal vs. ajuste del FMI
El actual programa con el FMI (que exige superávit fiscal a costa de recortes sociales, conducidos por la baja en jubilaciones) ignora alternativas:
- Organismos internacionales como el Banco Mundial y la OIT admiten que Argentina podría reducir la pobreza invirtiendo en empleo y cuidados, pero el gobierno de LLA tiene otras prioridades, como mantener un tipo de cambio a costa de fuga y endeudamiento.
- Auditar la deuda corporativa: «Según CELAG (2018), el 55% de las utilidades de empresas extranjeras en América Latina se repatriaron entre 2006-2012. Analistas como Basualdo (2016) estiman que, sumando mecanismos como precios de transferencia, hasta el 40% de la fuga total de capitales en Argentina proviene de utilidades no reinvertidas por multinacionales» .
- El RIGI (Régimen de Incentivo a Grandes Inversiones) propone exenciones fiscales a multinacionales que significan menos ingresos para la economía, mientras el salario mínimo pierde un 34% contra la inflación en 2025 desde diciembre de 2023, cubriendo solo el 26% de la Canasta Básica. Esta brecha es la más amplia en décadas, superando, incluso, la crisis de 2001 (INDEC).
- El presupuesto 2025 asigna solo USD 1.200 millones a políticas de género (apenas 0,2% del PIB), mientras destina USD 8.000 millones a subsidios energéticos para empresas (ASAP).
Reconocimiento económico de los servicios de cuidados: la clave para liberar ingresos y tiempos
- Las mujeres dedican más de 6 horas diarias al trabajo no remunerado (cuidados, tareas domésticas, cuidados comunitarios). Si este tiempo fuera pagado, equivaldría a más del 15% del PIB.
- Inversión concreta: con el 0.5% del PIB (USD 3.150 millones, similar a lo recaudado por el impuesto a las fortunas), se podrían universalizar jardines infantiles y residencias para adultos mayores, devolviendo el “tiempo robado” a millones de mujeres y disidencias para la vida (CEPAL, 2022; ELA, 2023).
Luchar por un salario universal
La lucha por un salario universal, desde la economía feminista, emerge como una alternativa radical para garantizar vidas dignas.
Este enfoque no solo busca ingresos mínimos, sino que cuestiona la lógica misma de mercantilización de las vidas, de un sistema que precariza la existencia: propone desvincular el derecho a vivir del trabajo remunerado, reconociendo que el trabajo de cuidados, mayoritariamente femenino y no remunerado, sostiene la economía. Un salario universal permitiría cubrir necesidades básicas como alimentación, salud, educación, transporte y vivienda, redistribuyendo recursos hacia quienes hoy cargan con las crisis: mujeres, migrantes, trabajadoras informales, disidencias.
«La libertad no es solo poder elegir, es tener opciones reales. Y esas opciones se construyen en comunidad, con solidaridad. Si no hay un piso mínimo de justicia social, si no hay educación, salud y trabajo digno para todos, entonces la libertad es un privilegio de pocos. La verdadera libertad es colectiva o no es”, decía el “Pepe” Mujica, para su reconocimiento Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba, en mayo de 2018.
No es asistencialismo, es justicia y reparación histórica. Mientras el poder concentrado fuga divisas, la economía feminista exige que el excedente se traduzca en derechos concretos. Porque, sin redes de sostén colectivo, no hay libertad posible.
*Por Soledad González para La tinta / Imagen de portada: Archivo ATON.
Cordobesa, feminista, maradoniana, hincha de Belgrano. Egresada de la Facultad de Ciencias Económicas-UNC. Magíster en Políticas Públicas, Cuidados y Género CLACSO-UTE. Integrante del equipo de investigación “Trabajo Sociocomunitario y Economías Populares”, FCE-UNC. Trabajadora en Cooperativa Bolten y en CISCSA | Ciudades Feministas.
