«Aún estoy aquí»: la película que conmovió a Brasil llega a la función tintera del Cineclub

«Aún estoy aquí»: la película que conmovió a Brasil llega a la función tintera del Cineclub
8 mayo, 2025 por Soledad Sgarella

La historia de Eunice Paiva, la esposa de Rubens Paiva, político desaparecido durante la dictadura militar en Brasil, llega a Córdoba con la potencia narrativa de Walter Salles. La memoria de los desaparecidos irrumpe en el cine brasileño con una historia real que conmueve al presente. «Ainda estou aqui» ―aún estoy aquí― no solo pone en escena el horror de la dictadura, sino que toca a una generación nacida en democracia. Se proyectará toda la semana en el Cineclub Municipal, con la función especial de La tinta el viernes 9 de mayo a las 20:30.

Por Soledad Sgarella y Verónika Ferrucci para La tinta

A comienzos de marzo, Aún estoy aquí se llevó el primer Oscar en la historia del cine brasileño. Estaba nominada a mejor película, mejor actriz y mejor película extranjera, y fue con esta última categoría que Brasil consiguió su primera estatuilla dorada. La premiación ocurrió en plena temporada de carnaval y se vivió como un mundial. En los blocos, se organizaron para ver el momento de la candidata en vivo. Incluso, el domingo previo al carnaval ―un día ya incorporado al calendario― y antes del icónico desfile del bloco Cordón de Boitatá, un grupo de mujeres se autoconvocó recuperando la figura de la actriz principal, Fernanda Torres, todas disfrazadas de ella. 

Un país atento, una película que puso en escena la historia en primera persona de la búsqueda de justicia de Eunice Paiva, la esposa del diputado Rubens Paiva, quien aún está desaparecido. Ella, madre de cinco hijxs y ama de casa, luego de la detención de su marido, pasa a convertirse en una luchadora por los derechos humanos, estudia Derecho y comienza a participar en la lucha fundiaria en Brasil, como es la demarcación de las tierras indígenas. 

Basada en el libro homónimo de uno de sus hijos, Marcelo Rubens Paiva, la película relata hechos verídicos de esta familia. El filme, dirigido por Walter Salles (realizador de Diarios de motocicleta y Estación Central), está dividido en tres bloques temporales y, si bien la mayoría transcurre a principios de los años 70, cuando el ingeniero Rubens Paiva fue detenido y desaparecido por la dictadura de Emílio Garrastazu Médici, también aborda los años posteriores a la dictadura y el presente de los Paiva.

Son miles los casos de tortura, ejecución extrajudicial, desaparición forzada y otras violaciones de derechos humanos cometidos durante el periodo de gobierno militar en el país vecino, que comenzó el 31 de marzo de 1964 con un golpe de Estado que derrocó al presidente João Goulart e instauró una dictadura militar encabezada por Humberto de Alencar Castelo Branco, y que finalizó con la victoria electoral del Movimiento Democrático Brasileño, con José Sarney como primer presidente civil el 15 de marzo de 1985.

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Walter Salles. Imagen: Sofia Paciullo.

Josefina Mastropaolo vive en Río de Janeiro y nos ayuda a pensar algunos de los efectos que trajo esta película en el pueblo brasileño. «En Brasil, la memoria de la dictadura tiene un pequeño nicho que mantiene algún tipo de denuncia, de memoria viva, generalmente, militantes de la época o algunos hijos de los desaparecidos que existen», explica Jose. «Por ejemplo, en el acto del aniversario de la dictadura, no hubo una gran convocatoria cuando se esperaba que hubiera». Esto que destaca nos sirve como una anticipación comparativa contextual con la historia de nuestro país y todo lo andado sobre la dictadura y la búsqueda de justicia. 

La figura de Paiva

Un político progresista, profesional y padre de familia irrumpe en la escena pública desde un lugar poco habitual en Brasil: el del desaparecido. Jose subraya que Aún estoy aquí se diferencia de otras películas brasileñas sobre dictadura no solo por su éxito masivo, sino por el modo en que aborda la historia: «La mayoría de las películas son más dirigidas al adentro de la dictadura: la cárcel, la tortura. Y menos sobre qué les pasa a los que están afuera. Esto generó una identificación. Pero, sin duda, explotó en taquilla por la campaña para el Oscar».

La película amplió el alcance del tema de los desaparecidos y lo volvió una conversación pública. Para Mastropaolo, este punto es clave: «Rubens Paiva pone en escena a los desaparecidos. Se hablaba mucho de presos, pero muy poco de desaparecidos. No es un tema que esté instalado en lo público». Y agrega: «La película logra que se produzca una identificación con ese personaje: un hombre de bien, de familia, con un buen trabajo, exdiputado. No un joven sin sentido, como ha sido el estereotipo del militante más fuerte, construido por algunos sectores. Acá, todavía se construye así esa imagen».

Hablar de desaparecidos y no solo de presos y torturados en el cine brasileño es una de las diferencias que marca esta película. Y que Rubens desaparezca, que ese tipo de hombre desaparezca, de alguna forma, causa un susto retroactivo. «La película tiene un trabajo bastante cuidado en relación con la tortura que hace que se vuelva relativamente palatable, no deja de decirlo y mostrarlo, pero tampoco lo muestra explícitamente y no se torna torturante verlo», agrega la docente.

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Imagen: «Aún estoy aquí».

Memoria en disputa

Brasil comenzó a investigar los crímenes de la dictadura recién en 2011. Entre 2019 y 2023, el expresidente Jair Bolsonaro cerró la Comisión de la Verdad y Lula volvió a abrirla en su tercera presidencia.

La película llega en un contexto de juicios por el intento de golpe de Estado ocurrido el 8 de enero de 2023, cuando militantes bolsonaristas intentaron impedir el gobierno de Lula. Hoy, varios de sus líderes —incluido Bolsonaro— están siendo investigados e, incluso, se baraja la figura de tentativa de magnicidio.

Una de las banderas más repetidas en la calle es “Sin amnistía”, un reclamo activo de justicia ante el pedido de los responsables de gozar de ese beneficio. Como un efecto colateral o como parte de lo imprevisible que se vuelve la realidad política en la región por estos tiempos, la película cae en este contexto que, en algún punto, pone en tensión con la narrativa del golpe de Estado que relata. Para Josefina, la película no fue pensada para este momento, pero entra en diálogo con él: «No creo que haya sido premeditado ni nada, porque tampoco creo que se pudieran calcular muy bien las repercusiones. Pero justo está el contexto de los juicios y toda la ciudad pidiendo que no les den amnistía».

“Mamá, ganamos un Oscar”, una nueva generación 

Jose también comparte con La tinta una experiencia personal. Su hijo participó como extra en la película, grabando una escena en la playa. Lo que parecía un juego se transformó en una experiencia formativa: «Grabó sin saber de qué se trataba la peli y, después, se fue enterando. Dudé en llevarlo porque era prohibida para su edad, pero lo preparé y fuimos. Quedó muy impactado con las escenas de la policía y la prisión. Lloraba, sollozaba. Tuvimos que hablar mucho después de eso».

Y luego, cuando la película fue nominada, el niño entendió que había sido parte de algo importante: «Me dijo: ‘Mamá, ganamos el Oscar’. Como si él fuera Rubens Paiva. Fue una experiencia multifacética para él, claramente, lo impactó».

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Imagen: «Aún estoy aquí».

Jose plantea que esta experiencia también permite pensar en una generación que creció bajo el auge del gobierno del Partido dos Trabalhadores ―a la que cariñosamente le llaman la generación del PT―, nacida a principios de los 2000 y que vivió en primera persona sus políticas públicas progresistas y derechos adquiridos, pero sin experiencias concretas de lucha. «Es una generación deshistorizada, como si la vida siempre hubiera sido así. No tienen mucha noción de lucha para conquistar lo que gozan. Las luchas por el fin de la dictadura en los 80 son vistas como algo medio épico, que no tiene mucho que ver con la vida cotidiana y que, por lo tanto, no tiene que ver con ellxs o que ellxs no podrían ser parte de una movilización o de un ascenso de masas. Entonces, esta película pone en circulación una historia que les puede parecer lejana, pero que los interpela».

Una memoria todavía parcial

Mastropaolo destaca que aunque Aún estoy aquí es un aporte enorme, todavía falta mucho por recuperar: «La memoria de la dictadura en Brasil es muy gelatinosa. Lo poco que se recupera es desde la clase media, desde sus militantes. Falta integrar la memoria obrera de cómo la dictadura disciplinó a trabajadores, lo que pasó en las fábricas. Eso no está en el sentido común. Y hace falta para que esa memoria tenga sentido real y colectivo».

Además, Jose subraya el debate que el movimiento negro pone sobre la mesa cuando se habla de que acabó la dictadura y volvió la democracia: «En los territorios donde vive la mayoría de las personas negras, en las favelas, los métodos de dictadura no terminaron. El movimiento negro dice: ‘Nosotros seguimos sufriendo desapariciones, torturas, asesinatos’, diferenciándose de la noción de genocidio clásica, plantean un debate que tiene que ver con la longitudinalidad del proceso de genocidio, que va enganchando generacionalmente las formas de evitar la reproducción de la vida, desde la esclavización en adelante». La razón por la que se explica la continuidad de las formas violentas de la dictadura, dice, es porque no hubo procesos de juicio y se amnistió a todas las fuerzas.

«La película suma, sin dudas. Pero también hay que sumar otras memorias traumáticas para que tenga sentido recuperar de verdad una memoria de la dictadura», concluye.

AÚN ESTOY AQUÍ (Ainda estou aqui; Brasil/Francia, 2024)
Dirección: Walter Salles – Guion: Murilo Hauser y Heitor Lorega – Duración: 137 minutos – Intérpretes: Fernanda Torres, Fernanda Montenegro, Selton Mello, Valentina Herszage, Luiza Kozovski, Maria Manoella.

Funciones en el Cineclub Municipal Hugo del Carril

Jueves 8/5: 18:00 y 23:00 h
Viernes 9/5: 15:30 y 20:30 h (*)
Sábado 10/5: 18:00 y 23:00 h
Domingo 11/5: 15:30 y 20:30 h
Lunes 12/5: 20:30 h
Martes 13/5: 18:00 h
Miércoles 14/5: 23:00 h

(*) Función Especial auspiciada por La tinta

*Por Soledad Sgarella y Verónika Ferrucci para La tinta / Imagen de portada: película «Aún estoy aquí».

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Palabras claves: Brasil, Cineclub Municipal Hugo del Carril, desaparición forzada, Dictadura Militar

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