El día que conocí el mar fue en Chapadmalal


«Los hoteles no se venden, se defienden». Hay muchas memorias de generaciones que vacacionaron en las Unidades Turísticas (UT) de Embalse y Chapadmalal, como el testimonio de Daana Banana, Ro López Arzuaga y Floripandio que crearon una pieza artística para contar lo que significó para ellas pasar por el gigante de la costa argentina y como una forma de solidaridad ante la noticia de cierre y licitación de los mismos. ¿Y si recordamos esos días felices de vacaciones y los ponemos a circular contra la crueldad con la que están gobernando?
«En noviembre de 2023, viajé con mis amigas, Flori y Ro, a Colonia Chapadmalal, Mar del Plata. Como trabajadoras monotributistas, podíamos solicitar una plaza en las Unidades Turísticas (Chapadmalal o Embalse) gracias a una política pública llamada turismo social. Nos anotamos como grupo familiar, compartimos una habitación y el costo fue súper bajo. De otra forma, no hubiéramos podido costear la estadía”, cuenta Daana Banana en un posteo que hizo en su cuenta de Instagram junto a sus amigas.



Daana es ilustradora y diseñadora gráfica, Flori es ilustradora, diseñadora y tatuadora, y Rocío es arquitecta, integrante del colectivo Juntas por el Derecho a la Ciudad. Movilizadas ante las noticias sobre las Unidades Turísticas de Embalse y Chapadmalal, decidieron contar sus memorias de esas vacaciones mediante el lenguaje de sus profesiones con fotos, ilustraciones y collages. La historia de ellas es la de muchas; de hecho, en el posteo que hicieron, muchas personas compartieron sus experiencias. En muchos casos, se repite el testimonio: «Fue la primera vez que fui al mar». Los relatos de esas primeras veces de contemplar la inmensidad del mar son siempre muy emotivos.
A fines del verano del 2024, comenzó la preocupación por el destino de las Unidades turísticas de Chapadmalal en Buenos Aires y Embalse en Córdoba. Lo que se temía llegó hace unas semanas, con un aviso oficial de la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deporte de la Nación, a cargo de Daniel Scioli, donde se indicó que se licitarán las unidades emblemáticas. Así, las unidades pasan a la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), como paso previo a su venta o concesión de uso a privados. Una decisión amparada en la narrativa de la «emergencia pública en materia administrativa, económica y financiera», como parte del paquete de medidas que inició la Ley Bases 27742 y en la modificación a la Ley de Turismo mediante el Decreto n.° 216/2025, para declarar la «innecesariedad de las Unidades Turísticas de Embalse y Chapadmalal».
Hay que decirlo con todas las letras, estos sitios son únicos no solo por su desarrollo arquitectónico (que son monumentos históricos desde el 2013), sino, principalmente, por la propuesta de vacaciones sociales que alojaron durante tantas décadas a muchísimas personas que, de otra manera, no vacacionan. Quienes hoy gobiernan consideran un “gasto” y un “bien innecesario”, tal como lo expresó el Decreto firmado por Scioli, tomando en cuenta informes del sector privado, como el comunicado de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica (FEHGRA), que nuclea al sector empresario de la hotelería, donde expresaron: “Entendemos que esta forma de promover el turismo y, en particular, que el Estado nacional se dedique a la actividad hotelera representa una abierta contradicción con los principios pregonados por el presidente de la nación, dado que el Estado nacional se entromete en una actividad que siempre fue considerada como una acción de los privados». En la miopía de quien mira desde la lógica mercantil, no hay lugar para la felicidad.



Hasta el día en que hicieron clic para iniciar el trámite de sus vacaciones en el mar, no sabían que existía el turismo social. «Ahí me enteré de que surgió durante el gobierno de Juan Domingo Perón, en el periodo de 1946 a 1955, impulsado por Eva Perón y desde su Fundación, como parte de una política pública para democratizar el acceso al descanso (en una época donde viajar era un lujo solo para élites). La Unidad Turística de Colonia Chapadmalal es gigante, tiene nueve hoteles, aunque, en ese momento, debido al abandono y recortes presupuestarios de años (principalmente, durante la dictadura militar y el macrismo), solo funcionaban dos para el público general y dos para estudiantes que iban a encuentros, congresos, eventos deportivos, etc.».

Así como ellas, los relatos se replican con la gratitud que significó conocer el mar, disfrutar de esas playas costeras, el agua fría e, incluso, los días de viento en esos paisajes únicos. «Me dio mucho amor y ternura ver a las parejas de jubilados y familias en las actividades de los hoteles. El bingo musical fue lo más divertido y nos permitió hacer nuevas amistades con quienes compartimos juegos, charlas, música y risas… ¡La caminata guiada estuvo tan hermosa! Culminaba en el Museo Evita, donde trabajadores nos compartían su amor y orgullo de trabajar en las UT, cómo son parte de su historia e identidad, y de toda la comunidad».


Rocío, en su observación arquitectónica, comparte: «Los hoteles y su predio son patrimonio natural, arquitectónico, urbanístico, paisajístico, cultural y social. Cuidar el patrimonio es democratizar su acceso para cuidar nuestra historia. La preservación de estos hoteles y su predio como bienes públicos es esencial para seguir garantizando el derecho al disfrute y al descanso. Además, constituyen parte vital de nuestra construcción histórica como país: el paisaje natural donde están emplazados debe seguir siendo respetado para que más generaciones puedan conocer nuestro patrimonio natural. La arquitectura de sus construcciones corresponde a la democratización del estilo ‘chalet californiano’, anteriormente reservado a clases altas y que, gracias a la intervención pública, logró consolidarse como una estética transversal a todas las clases sociales, logrando ser uno de los estilos característicos de la arquitectura argentina».


Estos hoteles que sobrevivieron al menemismo, al gobierno de De la Rúa y al macrismo, hoy ven llegar el fin de una larga historia. «Mi intención con este posteo es hacerles llegar mi apoyo a las y los vecinos de Chapadmalal y Embalse, a los y las trabajadoras de las Unidades Turísticas que se encuentran en plena lucha».


*Por Verónika Ferrucci para La tinta / Imagen de portada e ilustraciones: Daana Banana, Ro López Arzuaga y Floripandio.
