Diferencias culturales en la concienciación sobre ciberseguridad entre los usuarios de Android

La ciberseguridad no se percibe igual en todo el mundo. Y no, no es un tema meramente técnico. Detrás de cada pantalla táctil hay un contexto cultural que influye en cómo un usuario reacciona, protege y se preocupa por su información personal. Si hablamos de usuarios de Android, esa diversidad cultural se amplifica. Y ahí empiezan las diferencias.
La ciberseguridad no significa lo mismo en Japón que en Brasil
No es lo mismo desconfiar de una app en Tokio que hacerlo en Río de Janeiro. Mientras en Japón el concepto de gaman (aguantar sin quejarse, confiar en el orden) favorece una actitud más disciplinada frente a las actualizaciones de seguridad o las recomendaciones de Google, en muchas regiones de América Latina la informalidad digital es casi un estilo de vida. Instalar APKs fuera de la Play Store es común. «Si funciona, sirve», dicen algunos.
Un estudio del Instituto Internacional de Ciberseguridad (IICS) reveló en 2023 que el 61% de los usuarios en América Latina descargan aplicaciones desde fuentes no oficiales, en comparación con apenas el 18% en países del sudeste asiático. Esa brecha no es casual. Tiene raíces culturales, históricas, económicas.
El valor de la privacidad según la cultura
Para algunos, la privacidad es un derecho sagrado. Para otros, es un lujo opcional. En países europeos como Alemania o Países Bajos, marcados por su historia de vigilancia estatal, los usuarios tienden a desconfiar de las aplicaciones que solicitan permisos excesivos. La cultura de usar VPN para Android y iPhone está creciendo aquí. Es más, las aplicaciones VPN para Android y otros dispositivos se perciben simplemente como un medio para mantener la privacidad en un mundo de vigilancia. Allí, el 74% de los usuarios revisa los permisos antes de instalar una aplicación, según datos de Eurostat. Al mismo tiempo, alrededor del 35% utiliza VPN para proteger su privacidad.
En cambio, en zonas como África Occidental, donde el acceso a dispositivos Android de gama baja es más reciente y muchas veces compartido entre varios miembros de una familia, la idea de privacidad digital es menos prioritaria. “Si tengo Internet, ya es bastante”, comentó una entrevistada de Ghana en una encuesta publicada por Mozilla Foundation en 2022.
Diferencias de alfabetización digital
No todos los usuarios saben qué es un phishing, ni por qué deberían evitar conectar su Android a redes WiFi públicas sin protección. Pero esta ignorancia digital no se distribuye de forma aleatoria. Está conectada al sistema educativo, la exposición tecnológica temprana, y —nuevamente— la cultura.
En países como Corea del Sur, donde la alfabetización digital empieza en la escuela primaria, los usuarios tienden a ser más precavidos y conscientes de los riesgos. Por ejemplo, el 82% de los usuarios surcoreanos actualizan sus dispositivos Android en cuanto reciben una notificación. En contraste, en Egipto sólo el 34% lo hace, en parte por desconocimiento y en parte por una desconfianza generalizada hacia las actualizaciones automáticas.
Relación con la autoridad y obediencia tecnológica
Hay culturas que tienden a obedecer lo que diga una figura de autoridad: el gobierno, una marca reconocida, un técnico. Otras, sin embargo, priorizan la autonomía individual, incluso si eso significa desobedecer advertencias de seguridad.
Por ejemplo, en países escandinavos como Noruega o Suecia, el enfoque horizontal en las relaciones sociales se refleja también en cómo los usuarios abordan la tecnología: investigan por sí mismos, toman decisiones informadas y participan en foros de discusión sobre seguridad. Utilizan VeePN VPN con frecuencia, aproximadamente un 13% más que las personas de otros países europeos. Pero en países con una jerarquía más marcada, como India, la actitud es más pasiva: “Si Google dice que es seguro, lo debe ser”.
Este contraste se traduce en cifras. En 2022, un estudio de Statista mostró que el 69% de los usuarios en países nórdicos utilizaban autenticación de dos factores en Android. En India, solo el 29% lo hacía, a pesar del crecimiento exponencial del uso de móviles.
La percepción del riesgo: ¿real o abstracto?
Hay culturas que viven el riesgo como algo cotidiano, y otras donde el miedo es más teórico. En Estados Unidos, por ejemplo, la preocupación por el robo de identidad está siempre presente. Eso se traduce en un mercado de ciberseguridad altamente desarrollado y en usuarios más activos en la gestión de sus contraseñas.
Pero en Filipinas o Indonesia, muchos usuarios consideran que no tienen “nada que perder”. Esta percepción se traduce en comportamientos inseguros: uso de la misma contraseña en múltiples apps, desactivación de antivirus, o aceptación de permisos sin leerlos. «No tengo dinero, ¿qué me van a robar?», es una frase frecuente en entrevistas etnográficas sobre comportamiento digital en el sudeste asiático.
La influencia de la religión y la moralidad
Aunque parezca extraño, en algunas regiones, las creencias religiosas también influyen en la concienciación sobre ciberseguridad. En sociedades donde se cree firmemente en el destino o la protección divina, los usuarios tienden a preocuparse menos por los ataques cibernéticos. En Nigeria, por ejemplo, estudios muestran que parte de la población cree que la fe los protege incluso en el ámbito digital. Resultado: un bajo nivel de configuración de medidas de seguridad en Android.
Conclusión: no hay una única ciberseguridad, hay muchas
La ciberseguridad de Android no puede entenderse como un fenómeno universal. Cada región, cada cultura, cada comunidad, moldea su propio enfoque. Algunos luchan por protegerse, otros apenas comprenden el riesgo. Pero todos —en mayor o menor medida— están expuestos.
¿Qué podemos aprender de todo esto? Que las campañas de concienciación no pueden ser iguales para todos. Un cartel sobre los riesgos del malware no tiene el mismo impacto en Bangkok que en Varsovia. La concienciación, si quiere ser efectiva, debe ser culturalmente localizada.
Y eso, quizás, sea el verdadero reto para la ciberseguridad global: no solo proteger dispositivos, sino entender a quienes los usan.