A la deriva frente a los temporales: sin alertas, sin obras y con gobiernos negacionistas

A la deriva frente a los temporales: sin alertas, sin obras y con gobiernos negacionistas
12 marzo, 2025 por Redacción La tinta

Las fuerzas del cielo no dan tregua. Desde hace casi una semana, la ciudad de Bahía Blanca y las localidades General Cerri e Ingeniero White enfrentan las duras consecuencias de un temporal que superó los 290 milímetros en pocas horas. Valores récord para la época del año y que, hasta el momento, han dejado 16 fallecidos, desaparecidos, miles de personas evacuadas y millones de daños materiales. Ayer, Córdoba se inundó en una hora, sin aviso, con desagües desbordados y con obras en construcción descontroladas. Olas de calor y precipitaciones extremas recuerdan que estamos viendo las consecuencias de un Estado ausente y negacionista del cambio climático. Y no solo a nivel nacional.

Sin alerta del Servicio Meteorológico Nacional, ayer martes, un aguacero nos sorprendió en la ciudad de Córdoba desde las 18 horas aproximadamente. Mucha agua en poco tiempo y una ciudad que ―ya sabemos― colapsa con estos tipos de milimetrajes rápidamente. Muchísimas personas quedaron varadas en horario pico.

En marzo, llueve un promedio de 99 milímetros en Córdoba capital. Esta vez, en 12 horas, las precipitaciones fueron de 140 mm. A las 19:40, la Municipalidad de Córdoba daba aviso a la población de no circular por la ciudad. Una pregunta que surge, incluso, luego de la catástrofe de Bahía Blanca (con la inundación más grande de la que se tenga registro) es por qué las alertas llegan tarde y no se está pudiendo anticipar y lograr algún tipo de prevención al respecto. Sobre esto, vale recordar que el Servicio Meteorológico Nacional fue desmantelado desde que asumió el presidente Javier Milei. Con un 15% menos de personal, la estructura no cuenta con los expertos necesarios para la emisión de alertas en las 125 estaciones meteorológicas con que cuenta el organismo. Según expresaron desde el gremio en una reciente nota de Tiempo Argentino: “El despido de pronosticadores iba a impactar en la emisión de pronósticos, alertas (Sistema de alertas tempranas-SAT), avisos de cenizas volcánicas y de pronósticos marítimos y costeros, entre otras advertencias. Por si fuera poco, el despido de pronosticadores aeronáuticos impacta en el funcionamiento del tráfico aéreo; los cambios que se generen en las áreas de clima, agro, hidro, ciencia e investigación-desarrollo implica que se trunquen desarrollos de productos que mejoran pronósticos, alertas, avisos y advertencias. Estas producciones no solo son utilizadas en el territorio nacional, sino que constituyen requerimientos obligatorios del SMN para con el mundo”.

En la ciudad bonaerense, cayó en un solo día lo que habitualmente llueve en seis meses. La mayor frecuencia de lluvias extremas es uno de los impactos más evidentes del cambio climático, con las consecuentes crecidas, inundaciones y deslizamientos de tierra. Y los ejemplos de Brasil ―entre abril y mayo del 2024― o la DANA en España son solo algunos.

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Imagen: Reuters/Juan Sebastián Lobos.

El año pasado, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicó que el 2024 había sido el más caluroso del que se tiene constancia. En nuestro país, desde enero, estamos sufriendo una seguidilla de olas de calor infernales. Córdoba, como consecuencia del desmonte y la deforestación, se ha vuelto la isla de calor más grande del país y está abandonada a su suerte por funcionarios que parecen ignorar lo que los especialistas indican. «En la ciudad, puede haber hasta 10 grados más y el efecto aumenta a medida que la urbe crece y la temperatura aumenta. Córdoba fue pensada para otro clima y, hoy, se encuentra completamente desnaturalizada; necesitamos casi un millón de árboles más”, detalló Edgardo Suárez, director del Instituto de Sustentabilidad Edilicia (ISE) del Colegio de Arquitectos de Córdoba, en distintos medios durante febrero.

Desde la Asociación Argentina de Abogadxs Ambientalistas (AAdeAA), un espacio federal de activismo y militancia en los ámbitos del litigio, la incidencia legislativa y el acompañamiento territorial desde hace 20 años, son claros: necesitamos más Estado. Acontecimientos como las inundaciones en Bahía Blanca “no son eventos aislados. Son colapsos climáticos localizados que se potencian ante un gobierno nacional negacionista en lo climático y que ha desmantelado, a gran escala, obras públicas que hoy son necesarias para la mitigación y adaptación. Que desfinancia y degrada las áreas científicas que investigan el tema”, indican.


“Ante la crisis ecológica, necesitamos más Estado y no menos Estado, estructuras institucionales para la prevención, la contención a la emergencia y los damnificados, y la vulnerabilidad económica que la crisis genera. Más Estado para prevenir y generar políticas de adaptación a la crisis climática. Un Estado eco-social”, indicaron lxs especialistas.


El abogado especialista cordobés, Darío Avila, pone el foco en que, desde hace tiempo, distintas publicaciones científicas alertan sobre esta catástrofe ambiental en Bahía Blanca. De las publicaciones analizadas, dice, surgen datos significativos y de interés que permiten explicar esta reiterada y lamentable realidad.

En 2012, la investigadora del CONICET y doctora en Geografía, Paula Zapperi, publicó una tesis doctoral que anticipaba los riesgos de inundación en la ciudad. La científica estudió la relación entre el crecimiento urbano y las características naturales de Bahía Blanca, ubicada en la cuenca inferior del arroyo Napostá. «La ciudad recibe el escurrimiento generado aguas arriba, lo que aumenta el peligro de inundación«, explica la investigadora. La expansión desordenada de la ciudad y la falta de planificación urbana agravaron los riesgos hidroambientales.

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Imagen: Meteored.

Ávila comparte otras publicaciones, entre ellas, una investigación de 2019 de Federico Ferelli ―doctor en Geografía, especialista en Teledetección y SIG aplicados al estudio del medioambiente, y licenciado en Geografía del CONICET―, donde se advierte que el sudoeste de la provincia de Buenos Aires es un área expuesta a un mayor calentamiento (1960-2017) y que “el comportamiento termo-pluviométrico genera la necesidad de realizar planes de manejo sustentable del territorio que abarque las condiciones de su clima local y regional. Por lo tanto, este trabajo conforma una base de datos fundamental que servirá de sustento para orientar las políticas destinadas al ordenamiento de las actividades agropecuarias, con el fin de mejorar la calidad de vida de la población y garantizar la sustentabilidad ambiental”.

En el contexto descripto, el especialista se pregunta: “¿Qué ha hecho el Estado [nacional, provincial y municipal] con esta información científica que alertaba acerca de la producción de eventos naturales [aumento de temperatura, precipitaciones] ―de los que se espera que sean cada vez más frecuentes y extremos― y su impacto en las infraestructuras, los ecosistemas y la vida de la gente? ¿Qué hizo el Estado para gestionar esos riesgos previsibles? ¿Qué medidas de prevención, de precaución, de control y fiscalización adoptaron los distintos Estados para evitar esta catástrofe [que no es la única ni, tal vez, la última que pueda ocurrir? ¿Hasta cuándo los Estados, en sus distintos niveles [nacional, provincial, municipal], van a seguir desoyendo a la ciencia independiente y sin conflicto de intereses? A la luz de los acontecimientos, esta catástrofe ambiental que toca experimentar hoy en Bahía Blanca tiene un exclusivo responsable; es, sin duda, el Estado en todos sus niveles quien debe asumir el costo por todos aquellos daños que sus decisiones políticas han generado”, concluye el abogado ambientalista.

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Imagen: FM Riel.

¿Está Córdoba, tierra de socavones, preparada para este tipo de lluvias intensas? Será tiempo de revisitar también algunas investigaciones que vienen advirtiendo sobre la falta de regulación en el desarrollismo inmobiliario en la ciudad capital, como el informe “No culpes a la lluvia”, presentado por la Red Ciudadana Nuestra Córdoba, en el que se detalla el impacto generado por las construcciones habilitadas sobre la cuenca del arroyo La Cañada en los últimos 15 años. Se puede leer más en esta nota sobre urbanizaciones.

*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: EFE-Pablo Presti.

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Palabras claves: Bahía Blanca, Cambio climático, Inundaciones

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