Tulumba, la más bonita del norte cordobés

Tulumba, la más bonita del norte cordobés
20 enero, 2025 por Inés Domínguez Cuaglia

A 150 km de Córdoba capital, visitamos Villa Tulumba, recientemente elegida como uno de los mejores pueblos del mundo por su impronta rural y de aires calmos. Sus calles empedradas y los faroles, la iglesia y las casonas de adobe hacen de esta localidad un museo a cielo abierto. En esta nota, te contamos cuáles son los lugares que no podés dejar de conocer y la importancia que tuvo esta población en nuestra historia, ya que formó parte del Camino Real, antigua ruta de comunicación y comercio que unía el Río de la Plata con el Alto Perú.

Verano al fin. Paréntesis por un rato. Tiempo suspendido entre birritas, atardeceres y amigxs. Y, cuando se puede, río, salir al verde, conocer lugares nuevos. Un poco de paz siempre hace bien para recargar las pilas. Me gusta subir al auto, descubrir el paisaje infinito y a lo lejos. En enero, sí disfruto manejar, puedo hacerlo muchas horas, mate en mano, buen copiloto, música de fondo. 

Poné esos temas viejitos del Raly Barrionuevo, recordemos las épocas de la facu y las peñas. Hagamos una escapada al norte cordobés. Aprovechemos las mañanas temprano y las tardecitas para caminar sus calles empedradas, descubriendo la arquitectura colonial. A la siesta, siesta. Arroyo a la sombra. El norte cordobés en verano es muy caluroso, pero tiene los encantos de nuestros antepasados, historias para descubrir en vivo y en directo, y ese silencio natural tan característico.

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Imagen: Google Maps.

A 150 km de la capital cordobesa, está Tulumba, elegida como uno de los mejores pueblos del mundo por su impronta rural y de aires calmos. Por su historia tan antigua, en 2017, fue declarada Pueblo Auténtico y, más recientemente, en 2022, la reconocieron como Poblado Histórico Nacional. Su existencia data de 1585. Las características calles empedradas, los faroles, la iglesia y sus casonas de adobe hacen de Villa Tulumba un museo a cielo abierto. Es que esta localidad formó parte del Camino Real, la antigua ruta de comunicación y comercio que unía el Río de la Plata con el Alto Perú. Todo esto la hizo un centro social, comercial y eclesiástico muy importante en la época colonial.

Tulumba tiene sus orígenes en las estancias concedidas a modo de galardones a los primeros conquistadores europeos. Durante mucho tiempo, la principal actividad económica era la cría y engorde de mulas destinadas a la venta en el Alto Perú, ya que se encontraba a la vera del Camino Real. En 1803, Rafael Núñez ―que, en aquel entonces, era gobernador intendente de Córdoba― solicitó que esta población fuera elevada a la categoría de Villa Real. Entonces, el 3 de octubre de 1803, el rey Carlos IV le otorgó por real cédula el título de Villa del Valle de Tulumba.

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Entre los lugares y las cosas que no podés dejar de ver y conocer está la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, declarada Bien de Interés Histórico Nacional. Posee en su predio las ruinas de la antigua capilla del siglo XVII. La construcción de este templo fue iniciada por Fray Mamerto Esquiú y duró cerca de diez años. En su interior, se venera una imagen antigua de la Virgen del Rosario, patrona de Tulumba, que llegó a nuestras tierras en 1592. Todos los segundos domingos de octubre se celebran las fiestas patronales en su honor. Es interesante recorrer por dentro esta iglesia, ya que podremos reconocer algunas características del barroco colonial en el retablo de cedro con dorado a la hoja y angelitos tallados en los que se hacen presentes los rasgos de quienes trabajaron en su construcción. En ellos, se visualiza la mano de obra aborigen. Cuentan que dicho tabernáculo fue tallado por integrantes de los pueblos originarios de las misiones de Guayrá para la Compañía de Jesús. Al ser expulsados los jesuitas, el retablo pasó a la Catedral y, luego, en 1805, fue llevado a Tulumba.

Recomiendo curiosear la cúpula de la iglesia donde hay frescos pintados por Martín Santiago. Y no perderse la antesacristía donde se conserva un Cristo articulado con rasgos aborígenes y ojos verdes, como muchos de los sanavirones que habitaban estas latitudes. Al igual que en el caso del retablo, esto muestra la presencia de la mano de obra de pueblos originarios, tan importantes en el proceso de construcción de nuestra identidad cordobesa.

También son imperdibles las casonas de adobe. Para esto, con caminar por las calles del pueblo alcanza. Hay que hacer parada obligada en Las cuatro esquinas y en la histórica casona de la familia Reynafé, autores intelectuales del asesinato de Facundo Quiroga. Caminar e imaginarse en las épocas de la colonia o, mejor aún, en las de las guerras por la independencia, ¿qué mensajes habrán corrido de mano en mano por las esquinas? ¿Cuántos amores podrán contar estas callecitas? Y de los tratos comerciales en las pulperías, ¿qué se sabe de eso?

En Villa Tulumba, puede visitarse el Centro de Interpretación del Camino Real, que funciona en el solar histórico de una antigua casona restaurada, que perteneció a la familia del padre jesuita, Hernán Benítez. Benítez fue conocido por ser el consejero espiritual y confesor de Eva Perón, y director espiritual de su fundación. En este espacio, se brinda información histórica de cómo funcionaba el Camino Real y sobre sus postas a través de audiovisuales, pantallas táctiles con visitas 360°, fotografías y objetos de la época. Abre de martes a domingos, de 10 a 14 y 15 a 19 horas. La entrada es gratis. 

En la actualidad, uno de los mayores atractivos turísticos que tiene el norte de nuestra provincia es el Camino Real. Con sus 16 postas partiendo de Colonia Caroya y llegando al límite interprovincial con Santiago del Estero, nos invita a sumergirnos en la historia de nuestra región. Las postas, construidas de adobe y siempre con un arroyo cerca para recuperar a las mulas y caballos, eran puntos de abastecimiento y descanso. En su recorrido, podemos conocer aspectos de la arquitectura, las economías regionales, costumbres durante la colonia, como también detalles muy importantes de las guerras por la independencia. Este camino fue el principal eje de integración e intercambio de aquella época y, en sus postas, guarda vestigios del estilo de vida y los ideales de esos años. Con el tiempo, esta vía se consolidó gracias a la fundación de varias poblaciones a lo largo de su trazado. Durante los años de luchas por la independencia y la organización nacional, el Camino Real fue escenario del paso de las tropas y de acontecimientos sumamente importantes que marcaron la historia del país. El mismo continuó siendo utilizado luego, en la etapa de la unidad nacional, cuando se fundaron poblaciones como Villa del Totoral, Jesús María, Colonia Caroya, Sarmiento, Macha. Hasta que la llegada del ferrocarril dio lugar al trazado de la Ruta 9, desactivando así el uso de este antiguo camino.

Mate en mano. A disfrutar de lo que se puede, ya vendrá la época de barajar y dar de nuevo. Mientras, Córdoba es preciosa y lo decimos entre cordobeses, pero también visitantes. Tiene mil recovecos para descubrir y encontrarnos en nuestra esencia.

*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta.

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Palabras claves: Turismo, Villa Tulumba

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