Luigi Mangione: un héroe para la generación de internet

Luigi Mangione: un héroe para la generación de internet
7 enero, 2025 por Gonzalo Fiore Viani

Luigi Mangione, acusado de asesinar al CEO de UnitedHealthcare, encarna una radicalización juvenil que desafía las etiquetas políticas. Su ataque, impulsado por el desprecio al sistema de salud y las corporaciones, refleja un aumento de la violencia individualizada, alimentada por la frustración social y la tecnología. Un síntoma de estos tiempos.

El caso de Luigi Mangione, un joven de 26 años acusado del asesinato del director ejecutivo de UnitedHealthcare, Brian Thompson, ha desatado una ola de reflexiones sobre las nuevas formas de radicalización juvenil y la creciente desconexión con las instituciones tradicionales. El asesinato, ocurrido el 4 de diciembre de 2024 en el corazón de Manhattan, ha revelado una compleja red de frustraciones personales, ideologías contradictorias y un profundo rechazo al sistema establecido.

El 4 de diciembre, Thompson, de 50 años, fue abatido a tiros frente al hotel Hilton de Manhattan, mientras asistía a una reunión con inversionistas de UnitedHealthcare, la principal aseguradora de salud de los Estados Unidos. Pocos días después, la policía de Nueva York arrestó a Luigi Mangione en un McDonald’s de Altoona, Pensilvania. En su posesión, se encontraron varias armas, incluida una pistola «fantasma» (dificultosa de rastrear) y un silenciador. Además, las autoridades hallaron un manifiesto escrito a mano por el joven, que ofreció una visión crucial de sus motivaciones.

Deny, defend, depose

Mangione nació y creció en Maryland, y aunque tenía un historial académico destacado, con una licenciatura y maestría en Ciencias de la Computación de la Universidad de Pensilvania, en los últimos tiempos, su vida estuvo marcada por una creciente desconexión social. Un amigo cercano lo describió como «inteligente» y «supernormal», nunca imaginando que terminaría acusado de un crimen tan atroz. En sus últimos meses, Mangione se aisló de su familia y amigos, y enfrentó una cirugía de espalda que no logró aliviar su dolor.

El perfil de Mangione revela más de lo que aparenta a primera vista. Proveniente de una familia prominente en Baltimore y con experiencia en la industria tecnológica (trabajó en TrueCar, un sitio de ventas de autos), las pistas que dejó en sus redes sociales y en su manifiesto muestran a un joven con frustraciones profundas no solo con el sistema económico, sino con el sistema de salud y las grandes corporaciones.

El manifiesto hallado en su posesión ofrece una visión clara de su ideología: un rechazo radical al sistema capitalista, particularmente, al sector de seguros de salud. Mangione escribió que los ejecutivos como Thompson «se lo merecían», y justificó el asesinato como una acción necesaria para señalar las injusticias que él percibía en el sistema. Sus publicaciones en redes sociales mostraron una creciente frustración con la industria de los seguros y su experiencia personal con el dolor de espalda, lo que sugiere que sus motivaciones no fueron únicamente políticas, sino también profundamente personales.


La frase «Deny, defend, deposed» (negar, defender, deponer), encontrada en los casquillos de bala, encapsula la crítica de Mangione hacia un sistema que, según él, coloca las ganancias por encima del bienestar de las personas. Este es un ejemplo claro de cómo las grandes corporaciones pueden perpetuar la miseria, dejando a individuos como Mangione con pocas opciones y aumentando su sensación de desesperación. Sin justificar la violencia, es importante reflexionar sobre cómo las instituciones fracasan al no ofrecer soluciones a las necesidades reales de las personas y al ser tan desiguales.


Lo que hace aún más complejo este caso es que la ideología de Mangione no se limita a un rechazo al capitalismo. A lo largo de sus redes sociales, también mostró simpatías por causas tradicionalmente asociadas con la izquierda, como el activismo ambientalista y los derechos de los animales. Sin embargo, simultáneamente, seguía a figuras de la ultraderecha, como Tucker Carlson y Peter Thiel, conocidos por sus posturas libertarias y críticas al intervencionismo estatal. Esta amalgama ideológica, que fusiona posturas ecológicas con el libertarismo de derecha, da cuenta de una radicalización híbrida, difícil de categorizar dentro de las fronteras políticas tradicionales.


Este fenómeno de radicalización «híbrida», que combina ideologías de izquierda y derecha, refleja la fragmentación de la política contemporánea, donde las etiquetas tradicionales de «derecha» e «izquierda» parecen insuficientes para describir el pensamiento de algunos jóvenes radicalizados. Mangione representa a una nueva generación que, más que seguir una ideología coherente, busca un rompimiento con el sistema en su totalidad, alimentado tanto por sus frustraciones personales como por un rechazo generalizado al poder corporativo y estatal.


El caso de Mangione subraya una nueva forma de radicalización que no sigue los patrones convencionales de los movimientos políticos tradicionales. En lugar de adherirse a una ideología política clara, muchos jóvenes están adoptando formas de protesta radicales que combinan diversas corrientes ideológicas y un desdén por las estructuras de poder establecidas.

Un vengador inesperado 

Lo que es aún más interesante es la respuesta popular al acto de Mangione. En diversas plataformas sociales, muchos lo han elevado a la categoría de «héroe» o «santo», un mártir que decidió actuar cuando las instituciones fallaron y ha sido convertido en arte callejero. Este tipo de admiración no solo refleja la creciente insatisfacción con las estructuras de poder, sino también la falta de un consenso claro sobre los límites entre la justicia y la venganza. Al igual que el personaje de Joker en la película de 2019, Mangione podría ser visto como un producto de una sociedad que no ha logrado responder adecuadamente a sus tensiones internas.

Además, el uso de tecnología para perpetrar el crimen, como la «pistola fantasma» fabricada con una impresora 3D, agrega una dimensión aún más inquietante al caso. Este tipo de armas, que pueden ser creadas por cualquier persona con los conocimientos técnicos necesarios, eluden las regulaciones gubernamentales, lo que señala cómo la democratización de la tecnología ha alterado el panorama de la violencia. Mangione, como «emprendedor» de la violencia, usó la tecnología no solo para crear armas, sino también para canalizar su descontento personal y social. Es mucho más que un asesinato aislado; es un reflejo de una sociedad cada vez más polarizada, donde las líneas entre el bien y el mal se desdibujan, y donde la frustración personal puede confluir con ideologías radicales que desafían el orden establecido. A medida que las instituciones fallan y las expectativas de cambio se disuelven, la violencia, alimentada por un malestar generalizado, se convierte en una opción para aquellos que ya no creen en el sistema.

Mangione será recordado no solo como el autor de un crimen, sino como un símbolo de las tensiones sociales y políticas que atraviesan el siglo XXI. Hoy, la radicalización de la juventud no sigue las rutas tradicionales de la política, sino que es un fenómeno complejo que desafía las categorizaciones ideológicas y que refleja la crisis de identidad de una generación desilusionada con las promesas incumplidas de las instituciones.

*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta / Imagen de portada: A/D.

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Palabras claves: Luigi Mangione, salud, violencia

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