El Laboratorio Popular: alquimia entre saberes populares y científicos en los barrios de Córdoba

El Laboratorio Popular: alquimia entre saberes populares y científicos en los barrios de Córdoba
17 diciembre, 2024 por Soledad Sgarella

Desde hace cinco años, un colectivo interdisciplinario de la UNC articula química, arte y educación popular para potenciar la economía social en Villa El Libertador, Yapeyú y Pueyrredón. Una apuesta por el trabajo colectivo y el diálogo de saberes. Con proyectos itinerantes y redes colaborativas, el Laboratorio entrelaza la universidad y la comunidad en proyectos que abarcan desde huertas agroecológicas y talleres de alimentación saludable hasta la producción de cosmética natural y productos con valor agregado, integrando ciencia, arte y saberes populares.

En 2019, dos amigas interesadas en el trabajo territorial decidieron unirse para crear lo que hoy es el Laboratorio Popular. “Comenzamos a pensar cómo podíamos, desde la química y el arte, trabajar en conjunto con la gente del barrio y en el barrio. En ese momento, teníamos dudas de si había conexiones que pudiesen ser útiles, resultar significativas de alguna forma, si habría un lenguaje y una forma de hacer en común… Y así comenzamos y el proyecto se fue entretejiendo y tomando forma con el correr del tiempo. Algunos aspectos que al inicio emergieron como intenciones, se plantaron y se consolidaron como formas específicas de trabajar con otros, propuestas de proyectos itinerantes, redes diversas y sostenedoras”, recuerdan las fundadoras Ana de la Horra (química e ingeniera) y Judith Grill (artista visual y docente). Ese primer impulso se convirtió en un espacio interdisciplinario e itinerante que trabaja con comunidades de la ciudad de Córdoba, y que busca promover la economía popular y el diálogo entre conocimientos académicos, artísticos y populares. 

El Laboratorio Popular está compuesto por un grupo diverso y multidisciplinario. Bajo la coordinación de Ana y Judi, el equipo incluye a Gabriela Barrera (Investigadora del CONICET, doctora en Ciencias de la Ingeniería), Sara Carpio (licenciada en Pintura y docente en la Facultad de Artes), Sofía Cuggino (doctora en Biociencias y Ciencias Agroalimentarias), Julia Baker (licenciada en Nutrición y becaria doctoral del CONICET), Alejandra Hernández (máster en Diseño Gráfico y licenciada en Grabado), Susana Aranda (licenciada en Nutrición y facilitadora comunitaria), Maribel Domenech (licenciada en Administración y docente en Ciencias Económicas) y Anabella Fantilli (bióloga y becaria de CONICET). Este enfoque interdisciplinario permite abordar los proyectos desde distintas perspectivas, siempre valorando el contexto y los recursos locales.

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Imagen: Laboratorio Popular.

Los barrios y sus proyectos

Desde 2020, las docentes e investigadoras han trabajado en distintos barrios de Córdoba, diseñando actividades situadas y adaptadas a cada comunidad, “que se llevan a cabo a partir de encuentros periódicos presenciales y en las que se articulan estrategias como la co-construcción de herramientas de gestión, talleres de capacitación en procesamiento de cultivos y destilación, elaboración de recetas con valor nutricional y la creación de productos con valor agregado. Desde hace casi cinco años, nos fuimos encontrando en distintos barrios con mujeres que llevan adelante las tareas de cuidado de otros, gestionan los espacios y participan como trabajadoras de la economía popular. La idea es fomentar espacios de reflexión y creación colectiva que contribuyan al reconocimiento de los saberes comunitarios y promueven una economía más equitativa y solidaria», explican las coordinadoras.

En la comunidad Marta Juana, cuentan desde el Laboratorio Popular, desde hace alrededor de 10 años, funcionan copas de leche organizadas autogestivamente por las vecinas: Los niños son el futuro, Manitos sucias y La unión hace la fuerza. En el espacio gestionado por el Dispositivo Territorial Comunitario de Villa El Libertador, se abastece de alimentos a más de 200 niños, niñas y adolescentes, y son coordinadas por 12 cocineras comunitarias: “Las copas de leche, merenderos u ollas populares son formas de organización colectiva barrial, claves para asegurar la accesibilidad alimentaria y de nutrientes de los sectores populares. A partir de encuentros iniciales con las mujeres, se presentó el interés de incorporar más conocimientos sobre la preparación de una alimentación más variada, con más nutrientes disponibles que aporten a la seguridad alimentaria; entendiendo a la misma como el acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos de todas las personas en todo momento, que satisfacen sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y sana”. De esta manera, a partir del proyecto «Compartiendo saberes, construyendo sabores, conociendo sentires», el Laboratorio Popular buscó facilitar la construcción y desarrollo de espacios de organización barrial en los que se abordó la seguridad alimentaria y la reflexión en torno a la alimentación y la implicación emocional alrededor de la misma. De estos encuentros, resultó un recetario comunitario y una producción audiovisual en la que se relatan pensamientos y preguntas sobre el trabajo que realizan y cómo se proyectan a futuro.

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Imagen: Laboratorio Popular.

El comedor y huerta comunitarios Luz y Esperanza, al que asisten semanalmente más de 60 personas, está en barrio Pueyrredón y comenzó sus actividades en el año 2018, ante la urgencia para asegurar el alimento. “En el proyecto ‘Compartiendo saberes, construyendo sabores, conociendo sentires en tiempos de pandemia’, se configuraron principalmente dos etapas de trabajo, que se llevaron a cabo durante todo el año 2021: una primera etapa se enfocó en la construcción de una identidad visual y un logo que las nuclee y represente como trabajadoras de la economía popular, con el fin de visibilizar y socializar el trabajo que realizan. En una segunda etapa, se trabajó en el aprendizaje de diferentes estrategias de aprovechamiento de las cosechas de la huerta (elaboración de escabeches y dulces) y en la elaboración de nuevas preparaciones más saludables (pan con fibra, pizza integral, yogur, hamburguesas de legumbres). Los saberes revalorizados y los trabajados durante el trabajo en conjunto se sistematizaron a través de la construcción de un recetario comunitario, con recetas propias y las elaboradas durante los encuentros, ilustrado con xilografías realizadas por las mujeres, a partir de fotos del lugar”.

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Imagen: Laboratorio Popular.

Como detallan desde el Laboratorio, ubicada en barrio Yapeyú, la huerta comunitaria Ñañakay tiene una larga trayectoria de presencia territorial, con variados proyectos comunitarios en relación con el alimento sano y la huerta agroecológica: “Con el paso del tiempo, buscaron restablecer la biodiversidad autóctona en el área urbana, mediante el implante de árboles, arbustos y hierbas autóctonas en veredas, plazas y riberas del río. Actualmente, producen plantines de hortalizas y aromáticas para distribuir a las familias o espacios comunitarios que lo requieran para sus huertas. También producen cosmética natural y comercializan en ferias de la economía popular las distintas producciones”.

El proyecto «Habitar la huerta. Revalorización y sistematización de saberes, prácticas y experiencias a través del arte» se llevó a cabo en el año 2022 y principio del 2023, y fue un espacio productivo en el que participaron mujeres y jóvenes, que buscó sistematizar los saberes ya presentes en relación con la huerta y, principalmente, al uso y aprovechamiento de las plantas aromáticas y medicinales, e incorporar nuevos conocimientos. «Con el correr de los encuentros, se fue construyendo un cuaderno de campo llamado ‘Aromáticas y salud. Aprendizajes y saberes del barrio’, que contiene los saberes de las mujeres con relación a las plantas aromáticas de uso más común en los hogares, junto a prácticas de laboratorio realizadas para extraer aceites esenciales en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNC».

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Las coordinadoras cuentan a La tinta que, a partir de ese encuentro, se comenzó a planificar la compra de un destilador propio para poder obtener los aceites esenciales necesarios para la producción de cosmética natural, extraídos de plantas libres de agroquímicos y cosechados por las mujeres. “Esta experiencia fue importante porque permitió el uso democrático de un espacio público, como lo es la UNC, en el que se facilitó el acceso a personas que no pertenecen a la institución. De este encuentro, surge también la proyección de establecer un Laboratorio Popular abierto a toda persona interesada en experimentar e investigar”, relatan con orgullo.

Durante 2023, el Laboratorio Popular centró sus esfuerzos en la capacitación de trabajadoras del Programa Servidores Urbanos, en articulación con la Secretaría de Políticas Sociales y Desarrollo Humano de la Municipalidad de Córdoba, para grupos como El Boticario de las Mariposas y La Huerta Municipal La Verdolaga. «Esta iniciativa se centró en el aprovechamiento de plantas aromáticas para la producción de cosmética natural, integrando saberes previos de las participantes con nuevas habilidades prácticas y conocimientos teóricos en técnicas como destilación, maceración y elaboración de oleatos y cremas. Uno de los resultados de este proceso es el Cuaderno de Campo, pensado como insumo para el uso y difusión de las propiedades de las plantas aromáticas, y para visibilizar el trabajo colectivo.

Las producciones son de libre descarga y distribución, “en las que no solo se van a encontrar recetas o fórmulas y preparaciones de laboratorio, sino que también se encontrarán reflexiones, producciones artísticas y más”: Aromáticas y salud. Aprendizajes y saberes del barrio 2023; Recetario comunitario Saberes, Sabores y Sentires 2021 y Recetario comunitario 2020.

El 2024 marcó el inicio de la iniciativa «Herramientas prácticas de desarrollo productivo para trabajadoras de la Economía Popular», junto con la Cátedra de Biología Celular (FCA-UNC). Algunas de las actividades desarrolladas consistieron en diferentes formas de procesamiento de plantas aromáticas, como destilación por arrastre a vapor, oleatos, hidrolatos y tinturas madre. «También se realizó un mapeo territorial participativo para identificar las redes entre los diferentes grupos participantes”, agregan las docentes.

«Co-creamos espacios de reflexión e investigación-acción comunitaria, entramando alimentación, plantas y arte», dice el equipazo de Laboratorio Popular. Desde sus inicios, el Laboratorio Popular apuesta por el trabajo en red, la participación efectiva y el diálogo de saberes, una mirada sobre el mundo que nos recuerda que todos enseñamos, todos aprendemos, como decía Freire.

*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: Laboratorio Popular.

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Palabras claves: Alimentación, economía popular, educación popular

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