18° Marcha de la Gorra en Córdoba: la yuta quema, nuestro fuego se aviva
Este miércoles 20 de noviembre, personas autoconvocadas, artistas, organizaciones sociales, culturales, estudiantiles, ambientales, sindicales, políticas y de derechos humanos confluyen en la 18° Marcha de la Gorra. Una movilización antirrepresiva nacida en Córdoba y expandida a todo el país, que denuncia la violencia estatal y las políticas de muerte en un contexto de crueldad cotidiana que se resiste en las calles, en el arte y en el encuentro.
Un 20 de noviembre, pero de 2007, se realizó la primera Marcha de la Gorra en la ciudad de Córdoba. Detrás de una bandera que preguntaba: “¿Por qué tu gorra sí y la mía no?”, personas y organizaciones se movilizaron por el centro de la ciudad en el Día internacional de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes para denunciar la violencia policial y las detenciones arbitrarias que todavía se amparaban en el Código de Faltas vigente. Así, nació un espacio antirrepresivo que lleva 17 años de actividad y, en su recorrido de transformaciones y organización asamblearia, reunió diversas luchas, denuncias y realidades, plantándose contra la criminalización, la estigmatización, la persecución, la desaparición, la tortura y la muerte.
Este miércoles 20 de noviembre de 2024, la consigna «La yuta quema, nuestro fuego se aviva» convoca a Colón y Cañada desde las 18 horas, para movilizarse contra el amplio despliegue del aparato de la violencia estatal, que atenta contra una gran diversidad de existencias. Jóvenes de barrios empobrecidos, militantes políticos, ambientalistas, obrerxs, referentes sindicales, jubiladxs, disidencias, estudiantes, trabajadoras sexuales, personas en contextos de encierro, trabajadoras comunitarias, artistas, todxs enfrentan las mismas políticas represivas. “Es una marcha de los barrios, una marcha de las comunidades que está pidiendo políticas a favor de la vida y en contra de la muerte, para poder pensar un mundo donde todos podamos existir, un mundo donde no tengamos que estar defendiendo nuestras existencias. No estamos pidiendo permiso para existir, estamos exigiendo respeto, condiciones y políticas para poder existir en dignidad”, señala Maira, integrante de la Mesa Organizadora, en diálogo con La tinta.
Esta es la primera MDLG que se realiza frente al gobierno de Javier Milei en la nación y de Martín Llaryora en la provincia. “La represión estatal no ha dado tregua”, señala Maira, destacando que, este año, más de 20 personas fueron asesinadas en manos de las fuerzas del Estado cordobés. “Vivimos en un contexto en que la escalada represiva y el abandono estatal se está viendo en barrios populares, en instituciones públicas, en los territorios campesinos, en los territorios de las sierras. Está ardiendo Córdoba y ardemos todas las comunidades, las personas y el monte. La desidia y la violencia de los gobiernos es realmente preocupante”.
Políticas de destrucción: la yuta quema
“Cuando decimos que la yuta quema, nos referimos a un sistema cómplice que quema, que mata a quemarropa, con incendios forestales intencionales, que quema a través del vaciamiento, a través de crímenes de odio, como el lesbicidio en Barracas, que quema cuando mira el costado; nos referimos a un sistema cómplice que quema personas, comunidades, territorios, bosques, montes, pibes, mujeres, niñeces, barrios populares. Nos referimos a la yuta como un sistema de violencia política que nos atraviesa hoy, que atraviesa Córdoba y la realidad que estamos viviendo”, explica Maira con relación a la consigna de este 2024.
Desde el espacio organizador de la marcha, denuncian un contexto político de saqueo y desfinanciamiento de políticas públicas. Desde las esferas gubernamentales, se promueve un clima de odio, individualismo, negacionismo y un corrimiento de las bases de cuidado y comunidad. “Estamos en un contexto donde se compran gases pimienta con el mismo monto que sale una jubilación mínima, estamos en un contexto de deshumanización total”, resume Maira. Menos salud, menos educación, menos trabajo, menos derechos, más violencia, más hambre, más vaciamiento. La cuenta arroja un resultado agotador: “Estamos ante cuerpos cansados, cuerpos abatidos, cuerpos que se están enfrentando a las políticas de shock cotidianas, donde la violencia es constante, donde las formas de resolver tienen que ver con la soledad, el miedo. Estamos en un contexto de políticas de muerte”.
Políticas de afecto: nuestro fuego se aviva
El de Tomás Fradeja es uno de los casos más recientes de gatillo fácil en nuestra ciudad. El joven de 21 años fue asesinado por la Policía en el mes de octubre. Mientras la yuta quema, hay otro fuego que, en cambio, recibe a esa familia y la escucha.
“Cuando hablamos de que nuestro fuego se aviva, tiene que ver con un fuego cuidadoso, decidido, impaciente, revolucionario, rebelde. Es un fuego que aloja, que contiene, que acompaña, que construye colectivamente. Hay una diferencia enorme entre un fuego que quema, que mata, que desaparece, que desintegra y un fuego que genera calor, que genera compromiso, que genera acompañamiento, que aloja y que construye”, detalla Maira.
¿Cómo arde ese fuego? ¿De qué se alimenta, cómo persiste? Tantas ediciones de la MDLG nos muestran que el arte es uno de los territorios donde la chispa se expande, se aviva, nos revive.
“La Marcha de la Gorra tiene ya tiene 18 años y fue, desde un inicio, un gran desafío encontrar lenguajes que expresen el dolor, el horror, pero que también, de alguna manera, traigan al presente esas existencias, esas vidas arrebatadas. En el arte, encontramos esa posibilidad de expresar, de graficar, de comunicar lo que queremos para nuestras vidas”, comparte Luce, activista e integrante del espacio organizador de la MDLG.
«Hay un juego interesante en la marcha entre dos lenguajes, uno que tiene que ver con la denuncia, que expresa eso que nos daña, que nos mata, que nos desaparece, que nombra a los responsables y apela a algún tipo de justicia. Y ese lenguaje convive con otras propuestas que tienen que ver con el activismo y las acciones en la calle que hablan más de un mundo posible, que sigue poniendo ahí, en el centro, lo deseado, lo nuestro. Es encontrarnos en un territorio imaginado, armar una ficción de esa realidad deseada, donde la potencia es seguir creyendo en la sorpresa, en la risa, en el encuentro”.
Esta tarde, la MDLG comenzará con música: vientos de metal y la puesta en la calle del colectivo Circo Da Vinci. “Una propuesta circense, chistosa, atrevida, que apela a al humor, al chiste y eso es lo que es nuestro cotidiano”, desarrolla Luce. Después, van a sonar los tambores de un candombe, el grupo Territorio Colaborativo va a realizar serigrafía en vivo y el cierre de la jornada va a estar a cargo de la comunidad cirquera, junto a Circo en Escena y una acción sonora “que nos prepare para la lectura del documento”, como expresan las redes de la Marcha.
“Este año, la idea es generar ruido, que nos escuchen. Es un año muy complejo con relación a la organización colectiva, las urgencias lo están atravesando todo y a todes. Eso hace que las fuerzas hayan sido pocas, pero se entiende, es un momento bastante complejo. Entonces, nos interesa que la propuesta de este año tenga que ver con la sonoridad, con hacer ruido, con que suene. Y que suene abajo, en la tierra, también como una metáfora en esta tierra tan castigada, pero que esperamos que algo resuene, retumbe. Me parece que es un llamado que tal vez, en algún momento, dejamos de hacer, pero tenemos que llamar a que cada vez seamos más”, dice Luce.
En los últimos años, las personas que participamos de la MDLG encontramos finales con invitaciones: a jugar, invocar, a reconocernos en una forma nueva de ocupar la calle, a llevarnos un pedacito de la marcha con nosotrxs. Agua, plantas, velas, sahumos, brillos, frutas, fotos, frases y diferentes elementos compusieron figuras geométricas dispuestas para el ritual de defender la vida.
“Lo que venimos sosteniendo es armar un escenario donde familiares, amigos, todes quienes sienten que les afecta lo que sucede, que les parece una mierda lo que sucede, puedan sentir por un momento que tenemos mucha fuerza. Esa es siempre la idea: devolverle a esa gente que sale a la calle la posibilidad de creer que, en el encuentro sensible, amable, hay fuerza, hay potencia y que, entonces, no es tan fácil que nos quiten todo. Porque cada quien va a la marcha con algo y se va de la marcha transformado, se va realmente con una sensación de que podemos un montón y no es menor. Es una cuota, una chispa, algo ahí que queda para encenderse cada vez que lo necesitemos”.
La disputa por el sentido de quiénes somos y cómo podemos vivir encuentra en la calle un terreno fértil para brotar sus colores, formas y sonidos: “El arte, el activismo, nos permite que, en estos tiempos de espectacularización de la crueldad, podamos entrenar otra sensibilidad. Darle lugar, darle motivos para manifestarse. Es una apuesta política urgente pensar en la afectividad como resistencia, como posibilidad de no mirar para otro lado, de no mimetizarnos con toda esta cosa horrible que pasa todos los días”.
Hay un fuego intencional que destruye y hay otro fuego, intencionado, que forja las uniones y nos convoca al encuentro. Como concluye Maira, la Marcha de la Gorra nos espera y nos invita a construir redes de solidaridad: “Invitamos a levantarnos en contra de las políticas de muerte del Gobierno nacional y del Gobierno provincial. Nosotras prendemos la llama de la lucha, la resistencia y la rebeldía, porque, si la yuta quema, nuestro fuego se aviva”.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Fernando Bordón para La tinta.