Timba desde los 13 y después qué

Timba desde los 13 y después qué
11 noviembre, 2024 por Verónika Ferrucci

Pusieron a Juan Bautista Ordoñez, un ex CEO de una casa de apuestas, de titular en la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia. Por Resolución General, jóvenes desde los 13 pueden operar en el mercado de capitales y ya hay celebridades e influencers atravesando causas judiciales por promocionar el juego clandestino. Este miércoles, tratarán un proyecto de ley para combatir la ludopatía y ciberapuestas en cinco comisiones de la Cámara Baja. Mientras les pibis siguen apostando, nadie sabe mucho qué hacer en medio de los imperativos financieros actuales. Soporten, conversé con Mariano Calmels, integrante del Consejo Federal por el Derecho a Jugar.

«Prefiero formarme online en trader que me va a dar plata y un futuro mejor que perder tiempo en una carrera universitaria”, dice Gastón, que cursa el último año de secundaria. Aún no hay una genealogía exacta sobre el momento en que las apuestas virtuales se volvieron un elemento más (y central) de la vida juvenil. Eso se da en un mapa más grande que le da completitud: el mundo bitcoin, los ponzi, la manija en el mundo influencer, las apuestas legales y las ilegales, la deepweb y la política de la timba financiera, auspiciada por las autoridades nacionales. No resulta sencillo evitar estigmatizaciones y reduccionismos sobre aquellos jóvenes que “cayeron” y que quedan marcados por un paradigma individualista, prohibicionista y punitivista.

“Apurarnos a concluir que la ludopatía es un ‘problema del juego’, una ‘adicción al juego’ o una ‘patología del juego’ supone perpetuar e insistir en un equívoco inmenso que nos pone en riesgo de resignar y entregar la potencia vital del jugar a las lógicas de mercantilización y monetización de la existencia toda. Jugar no enferma ni es la enfermedad, lo que enferma es el proceso de cooptación del jugar y su puesta al servicio de una exigencia de productividad monetaria”, expresa el pronunciamiento del Consejo Federal por el Derecho a Jugar.

Escribo desde las tierras de Cositorto y en las cercanías de Alta Gracia que, por estas semanas, vive el escándalo de denuncias por estafas con criptomendas falsas contra la fundación Dream Team. Con un arrestado, sospechado de ser el líder de la organización que operaba con la aplicación llamada RainbowEx, la de la china y los actores polacos en el pueblo bonaerense de San Pedro. También veo algunas noticias sobre artistas, celebridades e influencers que están atravesando causas judiciales por promocionar el juego clandestino en sus redes sociales. ⁣Y, esta semana, se prevé que la Cámara Baja reanude el debate en cinco comisiones con el proyecto de ley para combatir la problemática de apuestas.  

Mientras conversaba sobre la actual polémica de las apuestas online con Mariano Calmels, miembro fundador de la Asociación Civil Agora Ludus y del Consejo Federal por el Derecho a Jugar, nos enteramos de que el Gobierno nacional designó a Juan Bautista Ordoñez como titular en la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia. Vos dirás: «Y qué tiene que ver este dato». Bueno, soporten. Este señor viene de ser vicepresidente de Aerolíneas Argentinas, con antecedentes en el sector privado, como haber sido CEO de Codere, una de las principales empresas de apuestas que, por ejemplo, sponsorea la camiseta de River, y fue director ejecutivo de Argentina de la minera multinacional Barrick Gold. Alejado de cualquier trabajo con niñeces y adolescencias, claro está. 

El gobierno libertario profesa una fe en el mundo financiero y digital. Desde allí, gestiona el Estado. Como uno de varios ejemplos: la Resolución General n.° 1023, por la cual la Comisión Nacional de Valores (CNV) creó un nuevo régimen especial a los fines de que los jóvenes, a partir de los 13 años, puedan acceder al mercado de capitales. Fue “argumentada” desde una supuesta educación financiera desde temprana edad, pero aún no hay sancionada una ley de educación financiera. Podría ser mal pensada y creer que hay una “apuesta” en términos simbólicos y culturales a largo plazo en un paradigma así, además de la implicancia en lo coyuntural. ¿Es muy descabellado pensar que están produciendo un imaginario donde prime la especulación y la lógica financiera que promueve el sálvese quien pueda? Donde no hay términos morales sobre si estafo a otra persona en una generación a la que le están ofreciendo una nueva promesa millonaria, siendo trader, en un ponzi, en el emprendedurismo, en la timba. 

El 40 % apuesta actualmente o apostó recientemente

Apostar no es un juego es un proyecto de investigación integrado por profesionales de las universidades de Buenos Aires, Hurlingham y Lomas de Zamora. Trabajan desde el enfoque de la prevención y concientización sobre ludopatía juvenil, y con propuestas educativas sobre riesgos en apuestas en línea y deportivas. Recientemente, publicaron el informe «Apostar no es un juego», que reveló que 4 de cada 10 jóvenes están vinculados al juego online. Vale poner este número en relación con otro número escalofriante: en Argentina, 7 de 10 niñxs están en situación de pobreza, 2 son indigentes, en un contexto donde se agravan las condiciones materiales de vida, el acceso a la educación y a la salud. “Los sectores medios bajos apuestan el triple de monto de dinero de lo que es el promedio. Son jóvenes entre 15 y 29 años que destinan mensualmente 48.261 pesos a casinos online y apuestas deportivas”. Por otro lado, un informe de UNICEF en el país revela que 8 de cada 10 adolescentes y jóvenes de 13 a 24 años hicieron apuestas online durante el último año. 7 de cada 10 dijeron que es un hábito difícil de dejar. Podría seguir citando diversos estudios que se están haciendo sobre el tema, sin embargo, en esta era post, muchas investigaciones y estadísticas no hacen eco.

¿Cómo explicarías lo que pasa en relación con el mundo de las apuestas online en jóvenes, ya sea en las apuestas en el fútbol y en el tipo de apuestas especulativas para ganar dinero?

―Desde hace unos meses, cuando esta cuestión de la denominada (ciber)ludopatía explota en la opinión pública y circula por los ámbitos legislativos u otros ámbitos del Estado, aparece una suerte de confusión generalizada, una indiferenciación fatal entre dos prácticas o fenómenos profundamente antagónicos: el juego y la apuesta. Apostar no es jugar. Jugar es otra cosa. Mientras la práctica cultural de la apuesta está sostenida por la inmediatez, la voracidad de ganar dinero rápidamente y fácilmente, la incesante búsqueda de una rentabilidad en los actos y la especulación, el jugar se cimenta sobre la búsqueda de lo improductivo, el disfrute como categoría política, el tiempo sin tiempo, el sosiego. Por lo tanto, son dos prácticas opuestas. Jugar no enferma. Nada malo puede sucedernos jugando. Cuando eso sucede, el juego murió y se convierte en otra cosa. El carácter inocuo del juego nos pone en la vereda opuesta a la práctica cultural de la apuesta. Debemos justamente resguardar, proteger la manifestación cultural del jugar ante el avasallamiento de esta etapa brutal del capitalismo financiero y sus lógicas.

¿Qué genera este nuevo fenómeno de juego online basado en la apuesta y la especulación, donde el juego está centrado en ganar dinero y lleva a tildar a jóvenes de ludópatas? ¿Qué impactos podés prever en términos relacionales o subjetivos con esta generación que apuesta?

―Estamos en condiciones de decir que asistimos a una disputa cultural, social, política que sitúa, en un extremo, al mercado, la especulación y el consumismo, y, en el otro extremo, a la acción de jugar, con todo lo que ella despliega. Responden a lógicas o búsquedas muy antagónicas. Desde el Consejo Federal por el Derecho a Jugar (CFDJ), decimos que jugar no es mercancía y lo tenemos que aclarar porque estamos asistiendo a una brutal avanzada del mercado y sus lógicas sobre lo mejorcito que tenemos como humanidad, como diría el queridísimo compañero Hernán Alegría, “nuestra capacidad de jugar e imaginar”.

En este fenómeno de lo denominado ciberludopatía, vemos la condensación sintomática de una sociedad que ha sido por demás permeable a la avanzada de la lógica del mercado y la especulación financiera, ya que impregna, copta y vacía de sentido saludable la experiencia de jugar. Experiencia indispensable para desplegar los vínculos y manifestaciones más vitales de los niños, niñas y adolescentes.

Las apuestas online constituyen una práctica, un problema específico que, en muchos casos, valga la redundancia, se convierte en un consumo problemático que resiente muchas dimensiones de la vida de lxs jóvenes y no tan jóvenes. Pero dicho problema es parte de una problemática más amplia que son los entornos digitales o territorios digitales, que tienen sus propias aristas tales como el grooming, la identidad digital, la dependencia digital, ciberbullying, deepfake, entre otras.

Pensaba en la condición de la especulación y la aparente identidad trader, la inversión en esquemas ponzi, jóvenes que mienten y estafan. ¿Qué están pensando al respecto? 

Ahí hay un problema más agudo aún. Porque me animo a leer dicha práctica en una suerte de amoralidad, donde se tuercen o dislocan cuestiones básicas de toda convivencia cultural, comunitaria. Pero toda práctica tiene un contexto que le asigna un sentido. Ese joven prende la tele y ve a la portavoz del FMI y autoridades locales decir que debemos hacer el esfuerzo para pagar una deuda infame que nos condena como pueblo a decenas de años de posteridad y que, con eso, finalmente, estaremos mejor. ¿Acaso no hay mentira y estafa allí? Por eso, digo que reviste aristas cada vez más complejas la cuestión de la monetización y digitalización de la vida, llegando a categorías éticas y morales que son las que, de alguna u otra manera, son parte de nuestros vínculos.

Pero también debo decir algo que se para de manos ante este escenario: somos hijxs de la palabra y las instituciones. Y, en ese mismo entramado comunitario, habrá respuesta y oportunidad para otra cosa. Confío plenamente en el despertar de los barrios, de la ciudadanía, en la persistencia de nuestra capacidad de organizarnos, de asumir riesgos, de inventar, de imaginar, de disfrutar, de habitar lo común, de dar y recibir afecto. Todo ello anida en el juego. Será cuestión de trazar puentes para trasladarlo a los actos de nuestra vida.

*Por Verónika Ferrucci para La tinta / Imagen de portada: A/D.

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Palabras claves: apuestas online, Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia

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