Susana Zaccaro: «El gobierno de Milei quiere desarticular y desarmar las redes de trabajo comunitario»
Llega una nueva edición del Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries, el primero de la era Milei. En medio de un contexto donde escalan el odio y las medidas para precarizar la vida, La Poderosa invita a la ronda del feminismo villero este viernes a las 14 h, en la Plaza Belgrano en San Salvador de Jujuy. Pondrán en agenda el avance del narcotráfico en los barrios y el impacto que esto significa.
Susana Zaccaro es referenta nacional de Géneros de La Poderosa en Córdoba. Vive y milita en barrio Yapeyú, y junto a otras vecinas llevan adelante un trabajo comunitario, que sostiene los lazos sociales y asiste a las familias en los comedores y merenderos, en espacios educativos, en acompañamientos ante violencias de género y las múltiples necesidades que van surgiendo, sobre todo, en estos contextos de corrimiento del Estado.
«Este gobierno viene pegándonos muy fuerte con cada decisión que está tomando. En este contexto de hambre y crecimiento de la pobreza, se nos hace muy difícil continuar con ese trabajo comunitario. Si antes teníamos una extenuante triple jornada laboral (en nuestras casas, en los trabajos informales, changas, cartoneo, cuidado de adultos mayores, limpieza de casas y, luego, en la comunidad), ahora, tenemos una cuarta o una quinta jornada, no alcanza la plata ni las horas las horas del día. El trabajo es por día y no se logra llegar a una canasta básica, y es todo el tiempo estar con una incertidumbre de si comés o no», explica Susana.
Para que se pueda tomar dimensión, cuenta sobre el actual funcionamiento de los comedores y merenderos. Hace diez meses que no se entregan alimentos por parte del Estado. La forma de asistir es mediante la autogestión, con donaciones y ayuda de la gente. «Hay semanas que no podemos abrir en algunos lugares porque no tenemos los recursos para hacer la olla y las vecinas tenemos que salir a buscar otros trabajos. No es que queramos desatender lo comunitario, pero es que no nos dejan opción. Las que vamos quedando sostenemos como podemos, distribuyendo las tareas y horas. Estamos convencidas de que es parte de la estrategia de este gobierno desarticular las redes comunitarias».
Este fin de semana, como cada año, se realiza el Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries. Esta edición es en Jujuy y La Poderosa estará participando y realizando la ronda del feminismo villero, una iniciativa que empezó el año pasado como un espacio para poner en agenda el debate y el trabajo sobre el proyecto de ley de las cocineras comunitarias. «No queríamos que se pierda todo lo que estábamos propulsando y necesitábamos que tomara mayor visibilidad la falta de reconocimiento del trabajo de las cocineras. Así, nació en Bariloche la ronda. Lamentablemente, con el cambio de gobierno, el proyecto de ley quedó cajoneado en el Congreso y no tenemos muchas expectativas en el corto plazo”.
No es que hayan abandonado esa lucha, pero el contexto exige reorganizar las prioridades y la sostenibilidad de la vida no deja mucho margen. Todo el trabajo comunitario que hacen en los barrios implica más que nunca el cuidado de la vida en sus hogares y en la comunidad, en estos momentos de corrimiento del Estado en todas las dimensiones. Esta realidad afecta y pone en riesgo mucho de lo conquistado porque las compañeras que militan y trabajan en esos espacios tienen que salir a buscar otros ingresos para subsistir con una canasta básica que ronda el millón de pesos.
«Queremos llevar al encuentro el relato en primera persona de cómo nos están afectando todas las malas decisiones del gobierno y que están reflejadas en la disminución del tiempo para el trabajo comunitario. Y no solamente es la comida, para lo que aumenta todo el tiempo la demanda, sino que son también todos los problemas que vienen con el vaciamiento de políticas y recortes en todas las áreas. Con un Estado ausente, que nos deja sin políticas públicas, las redes del narco empiezan a comer nuestro barrio, a nuestres hijes y familias. Estamos quedando sin herramientas para combatir el consumo problemático y para atender las situaciones complejas que traen esos consumos. Vemos vecinas que antes ni pensaban tener un kiosquito en su ventana y que hoy no ven alternativa. La economía ilegal crece momentáneamente porque no encuentran otra salida, pero, en ese caminito de salida, se va la vida”.
Susana insiste en que, cada vez que ellas hablan de narcotráfico, no es para condenar o señalar a vecinos, jóvenes y compañeras que salen a vender y que son el último y más perjudicado eslabón de la cadena, sino que se refieren a la estructura que es manejada por poderosos que nadie toca. Aumentan los casos y problemas de consumo, también aumentan las tasas de suicidio a temprana edad y las situaciones de violencia de género y de violencia entre bandas. La precariedad y fragilidad de la vida va horadando el tejido comunitario, y las trabajadores comunitarias no dan abasto.
“Necesitamos contar cómo nuestro trabajo comunitario se va deteriorando y cómo el narcotráfico avanza. Hay un montón de pibes y pibas, en su mayoría de 12 o 13 años, que dejan de estudiar porque o caen en el consumo o tienen que salir a cartonear, hacer alguna changa, limpiar vidrio, para ayudar en la economía del hogar. Esa deserción escolar que con tanto esfuerzo se había apaciguado, hoy, vemos que esas conquistas de derechos se están perdiendo. La comunidad se va deteriorando cada vez más. No queremos ser dramáticas, pero, desde que nacemos, tenemos menos derechos que otras personas y no llegamos a un título, a un trabajo digno con un buen salario, no podemos garantizar la economía o los derechos de nuestra familia”.
Si bien el tema de las redes del narco se convierte en titulares cada tanto, suelen ser noticias basadas en el morbo, la condena y la estigmatización. Mientras todxs miraban lo que pasaba en Rosario, el narcotráfico avanzaba por todas las provincias y nadie hablaba de eso. Aprovecho y le pregunto a Susana por qué hablamos tan poco del tema. Me responde que un poco por el miedo que genera el tema. También pienso en todas las construcciones banales y aspiracionales en torno a la cultura narco que hoy prevalecen, casi como un juego. Sin embargo, Susana insiste en algo central: “A muy poca gente le importa lo que pasa en los barrios populares. Mientras esto siga siendo un negocio para los más poderosos, a quién le importa cómo nos va quitando la vida de a poco cada vez que un niño de 12 empieza a consumir”.
Con los feminismos, construimos y conquistamos mucho. Ahora, este gobierno y su cultura del odio, operada por redes que va calando en cada comunidad, nos pone como enemigas públicas, disputan lo simbólico, a la vez que desarman los dispositivos institucionales, derogan leyes, recortan presupuesto, sacan el Ministerio de Géneros y Diversidades, todo el tiempo provocan, crean un clima hostil y violento. Hay falta de horizontes de disputa en lo público, pero las redes transfeministas siguen cuidando la vida en cada rincón del país. “Necesitamos en estos tiempos volver a encontrarnos y fortalecer las redes que hemos construido. Sabemos de poner el cuerpo en momentos de crisis y siempre vamos a seguir luchando por el mundo mejor que queremos, es de lo que más sabemos”, concluye Susana y nos invita a encontrarnos en la plaza villera.
Este viernes 11 a las 14 h en la Plaza Belgrano, ubicada entre las calles General Belgrano y Sarmiento, en San Salvador de Jujuy, la ronda del feminismo villero hace agenda con el Trabajo comunitario como freno al narcotráfico. Abierta a todes.
*Por Verónika Ferrucci para La tinta / Imagen de portada: La Garganta Poderosa.