En este ruido

En este ruido
9 octubre, 2024 por Redacción La tinta

Por Nano Barbieri para La tinta

Y esto es cada vez más urgente: crear sentido. Mi primer obstáculo es esta línea, convencerme, que, de alguna manera, lo que estoy escribiendo es un paso hacia algún lugar. Cualquiera sea. Salir del hastío. ¿Por qué nos cuesta tanto, ahora, generar interacciones con algún tipo de significado? Fracasé en los asados y ahora vengo acá: fracasaré mejor. 

Si acaso todos los ofendidos por un disco de Charly García pudieran sintetizar la época como él: Dios te ha dejado solo, como internet. Compramos la multiplicidad de voces, la democratización de la palabra y recibimos a cambio la soledad fotografiada. A riesgo de sonar conservador (¿qué sería eso ahora?), erramos todos los diagnósticos: ni nos faltaba tiempo ni estábamos tan alejados. La velocidad y la cercanía son un mar de reels, memes y caídas al vacío. Todo fresco y vencido en el mismo tic tac. Pero ahí vamos, todos los días, como los bichos a la luz.


En algunos meses, tan pocos que parecen de una densidad atemporal, pasamos a vivir en un país que desprecia oficialmente todo ―o casi todo― lo que nos enorgullece. Es una destrucción autoinfligida de la estima: las universidades abiertas, el trabajo organizado, los derechos humanos, la soberanía, la centralidad del Estado en la salud y es una lista interminable que se resume acaso en el más absurdo insulto presidencial jamás esgrimido: ¡Colectivista!


Y pasados los días, semanas, meses, seguimos ahí, atrapados en esa tentadora maraña de porquerías de colores hermosos y tetas, jeans y helados, golpes graciosos, linchamientos gozosos y domadas, sin dudas, la palabra que mejor define al perrito chico del meme. Ahora domamos. Con un video, con una respuesta editada, con un guiño a los propios. Domamos. 

Hace casi veinte años, con las redes sociales en su más incipiente estado, David Foster Wallace se paraba ante frente a ilustres egresados para desarrollar su teoría sobre la importancia de la educación. Todo habrá valido la pena ―cito imperfectamente― si aprendemos a estar lo suficientemente conscientes y atentos como para poder elegir a qué prestarle atención. Cuando se discuten porcentajes de egresados, nacionalidades de los estudiantes, restricciones para las aulas: poder elegir a qué prestarle atención. 

Parece casi imposible extraer sentido de la experiencia. Todo se sucede y la importancia de las cosas pende de una agenda cuya única razón es no aburrir. Insistir hasta aburrir y volver a empezar. 

Tal vez bajarse un rato de la discusión pública, que no es discusión ni mucho menos pública. Para tener agenda propia. Para elegir dónde mirar y encontrar en la complejidad de la evidencia cosas y momentos que nos devuelvan de una vez el sentido desencontrado. 

Esto es agua, decía Foster Wallace, tomar conciencia de lo que es tan real y esencial, tan oculto a la vista a nuestro alrededor, todo el tiempo, que tenemos que recordárnoslo una y otra vez: esto es agua

*Por Nano Barbieri para La tinta / Imagen de portada: Iván Brailovsky para La tinta.

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Palabras claves: filosofía, redes sociales, soledad

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