Agricultura ecológica: principios de la agricultura sostenible

Agricultura ecológica: principios de la agricultura sostenible
18 diciembre, 2023 por Invitados

La agricultura a nivel mundial da empleo directo a casi un tercio de la población del planeta y se encarga de obtener una gran parte de los alimentos que consumimos. Dada la dimensión e importancia de este sector, conviene eliminar de la ecuación los métodos agrícolas tradicionales y expansivos, pues generan problemas que afectan al bienestar humano y medioambiental.

La agricultura sostenible surge como solución a muchos de los problemas generados o intensificados por la agricultura industrial convencional, incluidos las elevadas emisiones de gases de efecto invernadero, que contribuyen al cambio climático; diversos tipos de daños medioambientales, entre lo que se encuentran la destrucción de hábitats entero o crueldad con los animales; o la pobreza crónica de ciertos lugares del mundo. Para alcanzar una agricultura sostenible mediante tecnologías satelitales es necesario instruir y mostrar al mundo sus capacidades.

Ventajas de la agricultura sostenible

La agricultura sostenible no es una moda pasajera, está llamada a ser el estándar en los próximos años. Aquellos que ya han realizado el cambio a este tipo de agricultura, han podido ver de primera mano los resultados de llevar a cabo este enfoque. Los principales beneficios de la agricultura sostenible son los siguientes:

  • Mejor conservación del agua. Como su propio nombre indica, la agricultura sostenible aboga por utilizar solo la cantidad necesaria de recursos naturales. Al no desperdiciar este valioso elemento, las masas de agua cercanas al campo no se verán afectadas por el riego descontrolado de otros sistemas agrícolas.
  • Mayor salud y fertilidad del suelo. Al minimizar el uso de productos fitosanitarios y fertilizantes químicos, se evitan los problemas derivados de su uso, como la contaminación de las masas de agua cercanas o la destrucción de los microorganismos que pueblan la tierra.
  • Mayor efectividad en la lucha contra el cambio climático. Las prácticas de agricultura sostenible consiguen una mayor captura de carbono orgánico en el suelo, gracias a la labranza reducida y la siembra directa. Esto ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
  • Mejores oportunidades económicas. La agricultura tradicional utiliza una mayor cantidad de insumos durante la temporada y una buena parte de ellos se desperdicia al aplicarse sin conocimiento de la situación real del campo. Al usar la cantidad justa de insumos, se reduce el gasto y se maximizan los beneficios. Este menor gasto también abre la puerta a que agricultores con menos recursos económicos, como aquellos en países en vías de desarrollo, puedan prosperar.
  • Seguridad alimentaria reforzada. Los modelos de agricultura sostenible, más eficientes, estables y resistentes que las prácticas agrícolas tradicionales son parte de una estrategia eficaz para satisfacer la demanda de alimentos ante el crecimiento de la población mundial.

Prácticas de agricultura sostenible

No existe un modelo exacto que defina la agricultura sostenible, lo habitual es que los agricultores adapten sus prácticas en función de las necesidades de su campo y de la región. No obstante, sí que hay unas pautas o técnicas generales que definen este tipo de agricultura.

La rotación de cultivos es una de las técnicas más reconocibles de la agricultura sostenible. La idea es cultivar diversas plantas en un mismo campo a lo largo de una o varias temporadas, de tal manera que aumente la disponibilidad de nutrientes, se gestione de forma más eficaz las plagas y enfermedades y mejore la salud del suelo.  Por ejemplo, tras un cultivo comercial, como el trigo, es habitual plantar una planta leguminosa, que ayuda a reponer los niveles de nitrógeno del suelo.

En esa misma línea va orientada la técnica de cultivos de cobertura. Los cultivos de cobertura sirven tanto para enriquecer el suelo como para prevenir su erosión, así como proteger a los cultivos comerciales de ciertas inclemencias, como el viento. 

La combinación de varios cultivos en un mismo campo, bien mediante rotación o mediante cultivos de cobertura, forman parte de la gestión integrada de plagas y enfermedades. Esta técnica busca reducir y eliminar estos problemas del campo con un uso reducido de plaguicidas sintéticos. Por norma general, plagas y enfermedades afectan a una determinada familia de cultivos, con lo que las combinaciones de cultivos de diferentes familias dificultan la existencia y subsistencia de estas amenazas.

Otras prácticas habituales en los distintos tipos de agricultura sostenible son la labranza reducida y la siembra directa, la silvicultura o la integración del ganado dentro de algunas labores del campo. Todas estas prácticas pueden aplicarse de forma más eficiente si se cuenta con una plataforma integral de gestión del campo. En este tipo de software destaca EOSDA Crop Monitoring, una completa plataforma en línea que ayuda a los agricultores en todos los aspectos de la gestión del campo. Sus funciones, como la previsión meteorológica, la función Zonificación, el registro de actividades de campo o la tabla de clasificación, están diseñadas para ayudar a obtener el máximo rendimiento sin dejar de lado la sostenibilidad.

Desafíos para adoptar la agricultura sostenible

Pese a sus evidentes beneficios, la agricultura sostenible presenta ciertos desafíos a la hora de poder aplicarla. Uno de los que más preocupan a nivel mundial es la capacidad de este tipo de agricultura para poder producir suficiente comida en un contexto en el que la población mundial crece de forma vertiginosa. A día de hoy, no hay ninguna prueba concluyente de que la agricultura sostenible no sea capaz de producir suficiente alimento y las comparativas con otras técnicas donde el uso de productos químicos favorece una producción elevada no tiene en cuenta la degradación del campo a corto plazo, incapaz de producir una vez los nutrientes se han acabado.

Otro desafío que presenta la agricultura sostenible está en los mercados, donde no todos los consumidores no están dispuestos a pagar lo que cuesta un producto cultivado de forma sostenible. También los retos políticos son un problema para la agricultura sostenible, ya que todavía muchos gobiernos no son lo suficientemente favorable con este tipo de prácticas, incentivándolas y recompensándolas.

La agricultura sostenible es crucial para alimentar a la población mundial y proteger nuestro planeta. Los beneficios de la agricultura sostenible son numerosos y de gran alcance, de ahí que sea importante adoptar prácticas de agricultura sostenible para garantizar el sistema alimentario ahora y en el futuro.

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