Estrena «Insulto», amigas y teatro para resistir

Estrena «Insulto», amigas y teatro para resistir
6 abril, 2023 por Inés Domínguez Cuaglia

En la casa de Entrepiernas y con dirección de Eugenia Hadandoniou, estrena la obra que muestra lo importante de tener una red afectiva para sobrevivir en este mundo hostil ante las diversidades corporales. Una casa, cuatro amigas, muchas anécdotas, carcajadas y dolores compartidos. En esta nota, hacemos un recorrido por la obra y conversamos con las actrices y su directora sobre el proceso creativo.

Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta

La casa de cuatro amigas abre las puertas, invita a sus altares. Convida en cada detalle anécdotas singulares, aromas, sonidos y colores.

Una de las actrices nos invita a pasar. Mientras, me pierdo en un living lleno de cositas para mirar. Intento bucear en mi memoria fotográfica, esta locación se me hace familiar. Es que ya dieron sala, Insulto comenzó. Todo acontece en La Bastarda, la casa de Entrepiernas. El teatro y sus magias hacen que no me dé cuenta que hace un par de carnavales yo estuve bailando por allí.

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(Imagen: Ana Medero para La tinta)

Con una puesta que inspira cotidianeidad, nos convidan una mañana cualquiera. El desayuno, las compras, el típico qué comemos hoy, mirar la novela, pensar en un regalo, una sorpresa. Gestos de amor, muchos gestos de amor. Rituales cotidianos, abrazos colectivos. La obra transcurre entre charlas de cuatro amigas, con toda la intimidad que implica la amistad, los dolores, las alegrías y los recuerdos. El público es invitado a participar, la casa se puede recorrer y disfrutar junto con las actrices en algunas escenas.


Insulto pone de manifiesto, a través de palabras propias de las actrices, ligadas a sus experiencias de vida, todo lo que, en general, se rechaza o se deja afuera. Incluye desde la diversidad. Transforma las ofensas en fiesta, en disfrute. Celebra la vida y la potencia que encierra el hacer con amigxs, en red. Insulto es un abrazo en lo que duele, para que sane, para que se resignifique y sea algo nuevo. Insulto es, sobre todo, una obra que pincha en los privilegios y conmueve en las fibras más profundas.


“A lxs que puedan venir, lxs recibiremos en nuestros altares contraculturales. Altares hechos de lo que se descarta. Lo que se cae en el río. Lo que sobra. Con eso, haremos un diamante propio, de nuestras pieles, cuerpas-casa. Habitaciones vivas. Microclimas trans género especie sexo color peso piel pensamiento”, dicen e invitan desde la producción de la obra.

Conversamos con las actrices y su directora sobre el proceso que implicó Insulto y todo lo que movilizó en ellas la obra.

Belén Castillo Garnica, una de las actrices en escena, recuerda los primeros tiempos de este proceso creativo y cuáles eran las cosas que las convocaban. “Había algo en común que nos reunía como grupo. Tenía que ver con nuestras diversidades y cómo, a partir de la diversidad, enfrentamos la vida cotidiana”, expresa en relación a los inicios de la obra. 

Por otra parte, hace referencia a la diversidad, presente en todo momento en la puesta. 


Me moviliza hablar de lo que nos pasa cotidianamente por nuestras diversidades físicas. En la mirada de los otros, en las palabras de los otros, en situarnos en lugares donde no queremos estar. Hablo de la lucha que una hace cotidianamente en relación a la mirada social con respecto a los cuerpos diversos”, dice la actriz.


Lucía Tapia cuenta que, pandemia mediante, se reunían a través de las pantallas. Que charlaban de un montón de cosas, tomaban la merienda, hablaban de comidas. En la obra, se recupera esa impronta, la frescura de esas charlas. Y, de aquellos encuentros, surge el insulto como denominador común, a la par del trabajo con las fotos para traer los recuerdos y contar historias propias. “En una de esas charlas, surgió lo del insulto, parece que nos habían insultado mucho en la vida. Así surge esta idea”, nos explica Lucía, que no solo está en escena, sino que también diseñó todos los vestuarios de la puesta.

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(Imagen: Ana Medero para La tinta)

La actriz comparte que, durante los años en los que trabajaron para Insulto, a todas les pasaron cosas muy difíciles y que todo eso está reflejado, de alguna manera, relatado en la obra. 


“Insulto habla de las pérdidas. Habla del insulto como algo feo que nos pasó, como algo que atravesó nuestras vidas. Pero también es una celebración de esas cosas que nos han dicho y nos dicen. Creo que esta obra es una fiesta ante todo eso”, dice Tapia.


Dana Colazo es la actriz que nos lleva de la risa al llanto durante toda la obra. Relata pedacitos de su historia de resistencia y confiesa su tristeza. Hace poco tiempo, su mamá dejó este plano, comparte en escena. Y, a La tinta, nos comenta que estar con amigxs en este lío le hizo muy bien. Es que el teatro cura y apapacha.

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(Imagen: Ana Medero para La tinta)

Valeria Allende es quien nos recibe, amorosamente invita a quedarse, a escuchar, a compartir durante los 90 minutos que dura Insulto. Ella nos expresa, y coincide con las demás, que el insulto es algo que las atraviesa continuamente en su vida. Por eso, tenían la necesidad de contarlo y transformarlo.


“Abrazarnos ante el odio, encontrarnos y entender que una no está sola y que tenemos que agruparnos para protegernos y resistir desde la creación, la empatía, la amorosidad, la palabra y el arte”, dice explicando lo que significó para ella este proceso creativo.


Eugenia Hadandoniou es la directora de Insulto y, convocada por las mismas actrices, les propuso comenzar a trabajar desde lo autobiográfico. Recuerda que les invitó a traer a los ensayos fotografías de la niñez y adolescencia. 


Fue como desatar el nudo de una soga muy extensa, grande, compleja y hermosa como es la vida. Una soga que no se puede sostener de un solo lugar, entonces empieza a ramificarse por diferentes lugares y ahí es donde se va descubriendo más”, afirma en comunicación con La tinta.


Hadandoniou explica que el proceso fue dándose en muchas direcciones y que eso lo hizo sumamente enriquecedor. Habla de un proceso reparador, sanador. “En la obra, hablamos de experiencias que no fueron tan gratas, pero que también las hicieron lo que son en este momento. Personas que pueden contar lo que les pasa y ojalá eso repercuta también en las otras personas que vayan a experimentar la obra. Ojalá sea para que conozcamos más del otrx y tengamos más empatía. Quizás el arte nos ayude a estar un poquito más unidas, visibilizar, jugar, reírnos. Ojalá que otras personas simplemente empaticen, acompañen, abracen”, dice con certeza y emoción la directora.

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(Imagen: Ana Medero para La tinta)

Durante la obra, reímos a carcajadas y se nos escapó más de una lágrima. Insulto es pura riqueza visual. Alegría, emociones y compañía. Acto psicomágico, palabra que todo lo transforma.

Me fui de la sala con la misma sensación que tengo cuando vuelvo a casa después de una noche de amigas. Reír hasta llorar, llorar hasta reír, el deporte favorito que practicamos en cada aquelarre.

Mañana, 7 de abril a las 21 h, estrena Insulto en La Bastarda o más conocida como la casa de Entrepiernas. Te dan la dirección cuando comprás la entrada. Repiten este sábado 8 y todos los viernes del mes.

*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta / Imagen de portada: Ana Medero para La tinta.

Insulto
En escena: Belén Castillo Garnica, Dana Colazo, Valeria Allende, Lucía Tapia.
Dirección: Eugenia Hadandoniou.
Dramaturgia: Eugenia Hadandoniou, Belén Castillo Garnica, Dana Colazo, Valeria Allende, Lucía Tapia.
Producción: Eugenia Hadandoniou, Federico Tapia.
Asistencia de dirección: Matías Rapetti.
Asistencia: Marcio Salas.
Diseño y realización de vestuario: Lucía Tapia.
Colaboración de vestuario: Marcos Nieto.
Diseño y realización de arte: Federico Tapia.
Asistencia de arte: Charo Sciú, Marcos Cáceres.

Palabras claves: Teatro

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