La Fabi Tron, una hacedora de memorias para este 7M

La Fabi Tron, una hacedora de memorias para este 7M
7 marzo, 2023 por Redacción La tinta

En este 7M, Día de la Visibilidad Lésbica, conversamos con Fabi Tron, activista lesbiana, editora de Bocavulvaria e integrante del Archivo Documental del Activismo Lésbico Potencia Tortillera. Contra las actitudes y acciones lesboodiantes que persisten, que judicializan y condenan la identidad lésbica, un acervo de memorias, experiencias y textos circula, acerca generaciones y amplía los horizontes.

Por Redacción La tinta

En memoria de la Pepa Gaitán.

La Fabi Tron es una hacedora cultural y del activismo lésbico. Seguro la conocen de la feria de la Cañada, del puesto con los libros de encuadernación artesanal, de los títulos de autoras lesbianas que no conocíamos o que no se conseguían traducidas al español. Sus primeras ediciones con remaches fueron icónicas. La Editorial Bocavulvaria nació en 2014 desde la inquietud de conocer, difundir y comunicar, y desde un anhelo que tenía desde su activismo de la década de 1990. En el papel encuadernado, imprime un gesto histórico para muchas generaciones y abre un horizonte amplio.

Lleva más de 30 años en el activismo feminista y lésbico; seguro la recuerdan de las actividades en la calle, en marchas, en las asambleas, sembrando alguna pregunta y abriendo un convite. Es hacedora de una memoria que convoca y es testimonio para muchas, y eso está plasmado en su trabajo de archivo documental digitalizado del Activismo Lésbico Potencia Tortillera.

Desde 2019, vive en Santa Fe, en su pueblo natal, y desde allí sigue adelante con sus proyectos. El año pasado, presentaron el libro La Frontera, de la chicana Gloria Anzaldúa, traducido por Gabi Herczeg. Y este año, en el marco del 7M, estará presente con el Archivo en la actividad ¿De qué están hechas las memorias lesbianas?, el próximo 10 de marzo, en La libre de la ciudad de Santa Fe. Allí, también estará la colectiva Tríbadas con el proyecto Memorias del pasado que iluminan el presente: Santa Fe y la proyección del avance de la peli Torta Documental.

Imagen: Gastón Malgieri

Desde La tinta, conversamos con la Fabi y, en este día de memoria, visibilidad, celebración, traemos su palabra y la hondura de sus reflexiones. Se define como activista lesbiana, transfeminista, prosexo, anticapitalista y antiespecista. Después de un ratito en silencio, dice: “La palabra artesana me sigue definiendo, como la canción Artesana de la vida, de Celeste Carballo. Soy un poco eso, artesana de la vida y de la cultura”.

Bocavulvaria, acceder a textos necesarios

—¿Cómo nace la editorial y qué propuesta la caracteriza?

Los ochenta y los noventa fueron tiempos de mucho clóset, había pocas lesbianas públicas, además de Ilse Fukova, Teresa de Rito y Mónica Santino, y después la agrupación Lesbianas a la vista, de la que fui parte. Necesito poner en contexto: en esa época, no había internet, apenas si había email y poco acceso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Además, era un momento muy difícil para conseguir textos y producciones locales sobre teoría de género, teoría queer o de la sexualidad. Era todo un trabajo rastrear textos, conocer autoras en un momento de mucha invisibilidad de las lesbianas y teníamos un deseo terrible por encontrar cosas que nos ayudaran a pensarnos.


Había dos compañeras que leían inglés y entendían, entonces empezaron a hacer traducciones caseras para las que no leíamos inglés. Los textos se fueron quedando en las computadoras y en circulaciones pequeñas. En 2014, a partir de una situación particular de mi vida, empecé unas ediciones básicas en blanco y negro, con autoras añoradas -Wittig, Anzaldúa, Lorde, Rich, Rubin-, y que son como las ancestras con las que nos hemos nutrido la generación de activistas a las que yo pertenezco.


Entre la inquietud de conocer y comunicar cosas -que seguramente viene de mi lado anarquista-, me fui moviendo por distintos espacios y proyectos. El deseo por difundir y abrir las conciencias motorizó el proyecto editorial. Soy editora y productora, y, sobre todo, autodidacta, todo lo aprendí de ese modo: las teorías de género, feminista, queer, la encuadernación y eso tiene que ver con la idea de la artesanía. Bocavulvaria es un proyecto político, afectivo, autogestivo, independiente y con una política de precio justo.

Cuando empecé, sabía maquetar, pero no encuadernar. Se me ocurrió hacer las encuadernaciones, ya icónicas, con remache, orientación horizontal y media A4. ¿Qué se le puede ocurrir a una lesbiana butch? (dice entre risas). Tenía una remachadora y probé. Así arranqué, de a poco, después empecé a hacer las tapas en color, se sumaron Gabriela Adelstein y Gabi Herczeg, que son traductoras, y Fernanda Guaglianone, que hace el arte de tapa. Ahora hago encuadernaciones tipo americano. Publicamos temas que nos interesan, textos relacionados al trabajo sexual, prosexo, sexualidades disidentes, con intersecciones de teorías anarquistas, queer, posiciones anticapitalistas. Tenemos una colección de pedagogías transgresoras que sirven mucho para la gente que trabaja Educación Sexual Integral, en un diálogo entre educación sexual, pedagogía y erotismo.

—¿Existían experiencias de editoriales lésbicas independientes cuando empezaste con tu proyecto?

—Dentro del movimiento lésbico, había dos experiencias previas. Una era Hipólita Ediciones, de Rosario, en 2007. La otra era La Mondonga, de Macky Corbalán y val flores, de donde salió la primera edición de Chonguitas. Ahora se han multiplicado, hay muchas editoriales independientes y microemprendimientos como el mío. Un ejemplo es la Editorial Fernseh, que publica autores locales. La masividad de los feminismos post Ni Una Menos hizo que editoriales grandes estén editando libros de teorías feministas, con temas copados o no, pero está pasando. Acceder a las ediciones importadas es imposible, porque son carísimas y este tipo de proyectos generan accesibilidad. Además, desde Bocavulvaria, nos interesa que los libros circulen por otros espacios que no sean sólo la academia.

—¿Por qué leer los títulos publicados por la editorial?

—Porque son textos que enamoran y perdón por lo subjetivo: hay que leerlos porque abren ventanas, puertas, te permiten salir del estancamiento y, sobre todo, te hacen sentir. Son libros que generan preguntas, hacen ruido, inquietan y te llevan a investigar, profundizar y pensar. Después, cada quien saca la conclusión que quiera.

Potencia Tortillera: un archivo imprescindible

—¿Cómo nace la idea del archivo y qué intenciones tiene?

—El archivo documental digitalizado del activismo lésbico comenzó en 2011 desde un grupo de lesbianas que ya estábamos haciendo otras cosas en Córdoba, como los Diálogos Críticos del Activismo Lésbico y la Celebración de las Amantes. En ese momento, nos parecía que había varias cuestiones para pensar en un archivo: una era que los materiales se van deteriorando y cómo conservarlos; otra era la falta de comunicación entre generaciones, que no permitía ver la riqueza del activismo lésbico y los años que hace que existe en la Argentina -desde la década de 1970 como activismo organizado y con un vacío durante la dictadura-.


Ante el problema de las narrativas que se vuelven únicas y que cuentan un solo relato de la historia, cuando existen múltiples facetas, perspectivas y concepciones políticas diferentes, pensamos en un dispositivo para mostrar todo lo que hacen las lesbianas y/o activistas. Al principio, eran solo archivos del activismo de lesbianas organizadas, independientemente de la concepción y prácticas políticas que ejercieran, las que militaban en partidos políticos, organizaciones de base. Después, lo fuimos ampliando e incorporando artistas lesbianas de distintas disciplinas: poesía, literatura, música, diseño, etcétera, y últimamente emprendimos el trabajo de un proyecto que se llama Memorias del pasado que iluminan el presente, que son entrevistas a lesbianas -que en este momento tienen más de 60 años y que transcurrieron su juventud en los 80 o antes-. Vimos que había un vacío, porque no conocemos las historias de cómo vivimos, cómo nos socializamos, cómo se ejercía la sexualidad en décadas pasadas, en el siglo pasado.


Queríamos hacer un archivo que fuera público, considerado como un bien público, que no estuviera en manos del Estado, que no fuera rentado y al cual tuvieran acceso todas las personas que quisieran. Pensamos en un blog, porque era fácil para hacerlo desde el punto de vista técnico y por los recursos. Fue y es una innovación, porque no es un archivo clásico donde están los materiales guardados. Es un archivo que está en permanente construcción y revisión, y lo valioso es poder entrar y armar la historia que querés.

Cuando empezamos, había una idea vinculada con la transmisión oral: Ilse Fuskova, la primera lesbiana que fue a lo de Mirtha Legrand. Desde otras organizaciones, reivindicábamos a Mónica Santino y a Teresa de Rito, que fueron visibles antes que Ilse. Con el tiempo, investigando más, encontramos que Elena Napolitano había tenido una participación pública en revistas a principio de 1980 y, luego, la figura de Ruth Mary Kelly, una de las integrantes del grupo Safo y del Frente de Liberación Homosexual. Fuimos aprendiendo y viendo la necesidad de difundir los descubrimientos que hacíamos y que ampliaban la base de conocimiento de todas las lesbianas.

—¿Por qué es importante este archivo lésbico en estos momentos, donde siguen existiendo prejuicios, discriminación y actitudes de odio hacia las lesbianas?

—El archivo es importante desde varios lugares, no solamente como un lugar de visibilización, donde se puede recorrer la historia de las lesbianas. Nos permite ver los cambios que pasaron a través de las distintas décadas, los avances, y seguir registrando hechos de discriminación y homofobia más actuales, como Higui. Es interesante comprender la historia como capas que se van superponiendo y de la cual todas podemos nutrirnos y encontrar herramientas, volver a lo que hicieron otras, ver las cosas que se hicieron para mejorarlas, modificarlas, perfeccionarlas. Algo así como dejar de seguir en esta rueda permanente de “la historia empieza cuando yo empecé” y empezar a valorar el trabajo que hicieron muchas otras compañeras que vivieron y existieron antes que nosotras. Es un archivo para encontrarnos entre todas, para recordar a las que ya no están entre nosotras y para celebrarnos.

*Por Redacción La tinta / Foto de portada: A/D.

Palabras claves: Día de la Visibilidad Lésbica, Fabi Tron, feminista

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