COVID, diciembre 2022

COVID, diciembre 2022
13 diciembre, 2022 por Soledad Sgarella

Nueva ola, viejos y conocidos problemas: inexistentes políticas a mediano y largo plazo, hábitos que no cambian y derechos que no se garantizan. Paneo actualizado del panorama, medidas y la importancia de la colocación de la dosis de refuerzo en un fin de año con alta circulación viral, sin abordaje multidisciplinario y en una provincia con la salud quebrada.

Por Soledad Sgarella para La tinta

“Hace un mes, si tenías tos/ronquera, muy probablemente era gripe (influenza). 3 de cada 100 eran COVID+. Hoy, lo más probable es que sea COVID (30-50 de cada 100 dan COVID+)”, escribió el especialista e investigador, Rodrigo Quiroga, la semana pasada en un tuit. Los números ya no son esos, en una semana, se multiplicaron.


¿Y por qué? ¿Por qué otra vez? “Las causas son múltiples, pero, sin dudas, tienen que ver con que -como ya sabemos- la protección de las vacunas va cayendo con el correr de los meses. A la vez, han surgido variantes que tienen alta capacidad para infectar personas vacunadas o infectadas anteriormente con otras variantes, y, además, en diciembre, cambian los patrones de contacto: las personas se reúnen más seguido, esas reuniones son más grandes y, entonces, eso obviamente también propicia la propagación de todos los virus respiratorios”, aclara Rodrigo.


Básicamente, hace tres, cuatro semanas, comenzaron a aumentar muy rápidamente los casos en el AMBA y, en esta última semana, eso se generalizó para el resto del país, incluido Córdoba. Y aunque los especialistas lo vienen diciendo desde septiembre, “con el diario del lunes desde Europa”, acá estamos de nuevo con la COVID-19 estallándonos en la cara, buscando dónde hisoparnos y haciendo colas eternas con 43 grados alrededor del ex-Registro Civil. 

Covid-diciembre-2022-2
(Imagen: Soledad Sgarella para La tinta)

Quiroga enfatiza en que hay una altísima circulación viral, muy parecida a la que hubo en diciembre del año pasado y enero de este año, y que, aunque aún no se observe un gran impacto en la cantidad de internaciones, probablemente lo veremos en una o dos semanas.


“Tenemos una nueva oportunidad de darnos cuenta de que vamos a seguir teniendo olas grandes, que van a causar una gran cantidad de internaciones. Claramente, la COVID-19 implica un riesgo mucho menor que el que había previo a las vacunas, pero sigue siendo importante con cada ola y lo que debemos hacer es adaptarnos a lo que ocurre, adaptar nuestra respuesta y eso implica colocar refuerzos, pero también hacer lo posible por prevenir la mayor cantidad de contagios posibles”.


El derecho al aire potable

Ya lo sabemos de memoria: la ventilación es esencial para bajar la posibilidad de contagios y es, como dice el docente en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), lo primero y lo más fácil: abrir dos ventanas siempre que estemos reunidxs con otras personas puertas adentro. Cuando no hay manera de mejorar la ventilación, es importante usar barbijo, una medida que debe extenderse para ámbitos de alto riesgo, como son los centros de salud o el transporte público.

Quiroga hace foco en que el gran error -como vienen insistiendo lxs especialistas- es que se reacciona a lo que va ocurriendo, en lugar de intentar tener un plan a mediano o largo plazo, que debiera ser con un abordaje multidisciplinario (con el input fundamental de las Ciencias Sociales).

“Sabíamos en septiembre que esto se venía y, sin embargo, no hubo un intento de planificar ni comenzar a pensar qué medidas, cómo o cuándo. Esto es importantísimo porque, por ahora, el virus sigue evolucionando y va a seguir generando nuevas olas, y que, a pesar de la disminución de riesgo por la vacunación, COVID sigue siendo la enfermedad respiratoria -probablemente- más grave de todas para adultos y la segunda más grave para niños». 


“Entonces, es realmente fundamental que empecemos a cambiar el paradigma y a pensar en el aire limpio como un derecho, así como es el agua potable. Tenemos derecho a respirar aire limpio y no estarnos enfermando todo el tiempo”. 


¿Sabemos algo nuevo de las vacunas?

Lo primero es que “el refuerzo es fundamental para mayores de 50 años y personas que tengan alguna comorbilidad (pacientes cardíacos o pacientes diabéticos) porque sabemos que, aunque estas vacunas -que son las que ya tenemos en el país hace más de un año- no tienen buena capacidad de prevenir la infección, sin embargo, sí siguen siendo buenas para prevenir enfermedades graves y le da un refuerzo al sistema inmune que es especialmente importante en pacientes de riesgo”, expresa Quiroga.

Respecto de los efectos adversos, el investigador nos explica que no hay nada nuevo y que lo que se sabe es que son raros y que son mucho peores los que genera tener una enfermedad grave por COVID. “Además, esos efectos severos adversos, en general, son de poca duración y de resolución en bastante corto tiempo, mientras que, en el caso de enfermedad por COVID, se puede tener persistencia de síntomas y complicaciones de la salud por otros lados: aumento de la probabilidad de desarrollar diabetes, complicaciones cardíacas, complicaciones renales, etcétera. Entonces, me parece que sigue estando muy clara la importancia de la colocación de la dosis de refuerzo, porque los beneficios sobrepasan largamente el riesgo que implica la colocación de la vacuna, que -a su vez- todos los medicamentos implican cierto riesgo, ningún medicamento está libre de efectos adversos. Incluso, se calcula, por ejemplo, que las aspirinas causan unas tres mil, cuatro mil muertes anuales a nivel mundial. Ninguna intervención es inocua, lo que sí es importante es que hay que poner en la balanza el beneficio y el riesgo, y está muy claro que el beneficio sigue sobrepasando el riesgo”, finalizó el investigador.

*Por Soledad Sgarella para La tinta / Imagen de portada: Soledad Sgarella para La tinta.

Palabras claves: covid-19, pandemia, salud

Compartir: