Marcos Eduardo Ramos, nieto 128: “Pasó mucho tiempo para que yo pueda asimilar estos temas”

Marcos Eduardo Ramos, nieto 128: “Pasó mucho tiempo para que yo pueda asimilar estos temas”
25 octubre, 2022 por Redacción La tinta

Durante la última dictadura cívico-militar, alrededor de quinientos niños y niñas fueron privados de su identidad, familia e historia personal, y criados como hijos o hijas propios por miembros de las fuerzas represivas o por civiles. Se trató de un plan sistemático que aún impacta en nuestra sociedad, hasta encontrar a todos los nietos y nietas, y hasta lograr que ellos conozcan su verdadero origen. Gracias al trabajo de Abuelas de Plazas de Mayo, Marcos pudo conocer su historia y restablecer su identidad.

Por Andrea Romero para La Nota Tucumán

Es hijo de Rosario del Carmen Ramos, secuestrada en noviembre de 1976. La restitución de su identidad fue en 2018, pero hoy nos abrió la puerta de su hogar para contarnos un poco de su historia.

Marcos Eduardo Ramos tiene 45 años, nació el 9 de junio de 1976 y es el hijo menor de Rosario del Carmen Ramos, militante del PRT. A principios de ese año, había sido secuestrada por las fuerzas estando embarazada, pero, semanas después, fue liberada. Sin embargo, sufriría el último secuestro en noviembre, estaba con dos de sus tres hijos: Ismael y MarcosCamilo, su segundo hijo, se encontraba en ese tiempo al cuidado de su padre. Rosario continúa desaparecida.

Ismael, el mayor de sus hermanos, en el año 1999, contó en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) que había sido secuestrado junto a su hermano y a su madre, y que no supo nada de ellos. En 2013, se recibió una denuncia en el Fondo Permanente de Recompensas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, donde reportaba a un joven como hijo de desaparecidos, apropiado por una persona imputada por crímenes de lesa humanidad en Tucumán.

En el 2014, bajo orden judicial, Marcos accedió a realizarse una prueba de ADN tomada por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). El 3 de agosto del 2018, 42 años después de su secuestro, recibió el resultado del Banco Nacional de Datos Genéticos donde constaba que era hijo de Rosario, una noticia que no esperaba porque jamás le habían comentado sobre su verdadera identidad. “Yo sabía que había algún gato encerrado en esa casa, yo nunca supe nada”, comentó Marcos respecto a sus apropiadores.

Marcelo Ariel Sánchez era el nombre que suplantaba la verdadera identidad de Marcos. La familia de apropiadores estaba conformada por sus padres y 6 hermanos. La figura paterna estaba encarnada por su apropiador, Víctor Hugo Sánchez, más conocido como “Pecho i Tabla”, acusado de haber secuestrado, torturado y abusado sexualmente de mujeres durante la dictadura militar en la localidad tucumana de La Florida, testimonios que constan en la sentencia de la Megacausa Arsenales-Jefatura II.

Marcos, durante su infancia, careció de afecto y buenos tratos, estuvo expuesto a todo tipo de violencias que le dejaron secuelas vinculadas a un leve retraso madurativo. Actualmente, lo asiste un equipo interdisciplinario conformado por psicólogas, asistentes personales, miembros del Poder Judicial y representantes de Abuelas de Plaza de Mayo que lo acompañan y lo contienen desde el 2018.

“Yo pasé una… tengo un problema psicológico que no puedo afrontar porque no me la dicen a la verdad y quiero saber más a fondo realmente qué ha pasado, saber por qué la secuestraron (a Rosario), qué hizo Víctor Sánchez que permitieron eso, qué hizo Hilda Sánchez, por qué se casó con ese hombre y por qué se llevó esos secretos a la tumba. Víctor Sánchez ya no vive para contarlo. Son muchas cosas para mí, pero bueno, trato de afrontarlo sea como sea”, expresó con solidez y voz firme.

El plan sistemático efectuado en nuestra provincia no solo secuestró, torturó, asesinó a personas y robó niños, sino que afectó de manera profunda la salud mental de las víctimas y de todo su entorno. Marcos es una prueba de ello.

Si hay algo que se destaca en su trato es la amabilidad, la atención y la predisposición hacia los otros. Cuenta que disfruta del espacio en el que vive actualmente porque posee todas las comodidades y confiesa que, de vez en cuando, le gusta tomar una cervecita y bailar una “cumbita”, pero ojo, no cualquier cumbia, sino la mejor de todas: la de los años 90.

Entre los entretenimientos y aficiones que tiene están las de conocer ciudades por internet, además ostenta ser un experto en aeropuertos de todo el mundo, sabe cuáles son las rutas más peligrosas de todos los países, le gusta viajar en avión y juega a la sopa de letras en la comodidad de su hogar.

“Mi vida cambió muchísimo, estoy bien para lo que estaba. Antes, vivía horrorosamente mal. Estoy bien, me encuentro bien. Pasó mucho tiempo para que yo pueda asimilar estos temas”, relata en referencia a lo que significó enterarse de que era uno de los nietos apropiados en la dictadura.

En los próximos días, Marcos viajará a Buenos Aires para participar de la muestra fotográfica “Nietas y Nietos”, de Alejandro Reynoso, en el Centro Cultural Kirchner, un homenaje a Abuelas de Plaza de Mayo por los 45 años de lucha por recuperar a sus nietos y su derecho a la identidad. “Yo me quisiera encontrar con todos los nietos recuperados allá, hablar frente a cámara y un micrófono sea como sea”, es el deseo que tiene Marcos para este viaje.

*Por Andrea Romero para La Nota Tucumán / Imagen de portada: La Nota Tucumán.

Palabras claves: Abuelas de Plaza de Mayo, Dictadura Cívico-Militar, nietos restituidos

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