La OTAN con un ojo en Moscú y la mirada en Beijing

La OTAN con un ojo en Moscú y la mirada en Beijing
6 julio, 2022 por Gonzalo Fiore Viani

Ya es un hecho la futura anexión de Finlandia y Suecia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que continúa ampliándose y moviéndose al este. Mientras la guerra entre Rusia y Ucrania no tiene un final claro en el horizonte, más bien, todo lo contrario. ¿Está la OTAN está tan abroquelada y unificada como parece?        

Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta

El 29 de junio pasado, comenzó la cumbre de la OTAN en Madrid, que tuvo como invitados a Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Además de lo que sucede en el este de Europa, estos movimientos preocupan particularmente a China, no porque Beijing este apoyando abiertamente a Moscú en sus pretensiones expansionistas, sino, especialmente, porque la retórica anti China de los países de la OTAN está in crescendo desde los últimos meses, sobre todo en lo que respecta a la siempre sensible cuestión de Taiwán y del mar de la China Meridional. No es improbable decir que si llega a comenzar, en algún momento del futuro no tan distante, una Tercera Guerra Mundial, hay grandes posibilidades que arranque en la región del Indo Pacífico y no tanto en el Cáucaso o en la zona de influencia rusa.

En un contexto internacional diferente a los que se vivieron en el pasado, sin un solo hegemón, pero, al mismo tiempo, con la ausencia de bloques estancos, como fueron los años de la Guerra Fría, un bloque como el de la OTAN cobra una renovada relevancia. Paradójicamente, al mismo tiempo, se ponen en crisis los organismos multilaterales y la cooperación internacional. Pero, ¿la OTAN está tan abroquelada y unificada como parece? El organismo viene de un período donde su funcionamiento, financiamiento y razón de ser fue muy cuestionada. Donald Trump afirmó en múltiples ocasiones la necesidad de desfinanciar el organismo debido a que, según decía, la mayor parte del peso económico recaía sobre Washington y no sobre sus socios europeos. Con la llegada de Joe Biden y su decisión de volver a convertir a EE. UU. en “líder del mundo libre” y de ocupar nuevamente los espacios que su antecesor dejó vacantes, la organización adquirió nuevos bríos.

La OTAN se formó tras el final de la Segunda Guerra Mundial, con el objetivo claro de contener al comunismo y apuntalar el nuevo orden internacional surgido tras Yalta, en 1945. Motivo que se perdió tras el fin de la Guerra Fría. Entonces, pasó a “expandir las democracias liberales” en el resto del mundo, con resultados poco satisfactorios, siendo generosos. Tras la guerra de Ucrania, nuevamente, vuelve a ser una organización cuyo objetivo es frenar lo que considera “el expansionismo ruso”, aunque ya sin los ribetes ideológicos antisoviéticos, aunque las posturas anti China se parecen cada vez más. 

La OTAN parece dispuesta a obviar lo dicho por George W. Bush a Mijael Gorbachov en 1991: “Ni un centímetro más al Este”. El gran problema es que, si siguen así, le terminarán dando la razón a los rusos cuando dicen que ya dejará de ser una organización “del Atlántico Norte”. Si bien, ya es un hecho la inmediata anexión de Finlandia y Suecia debido a que las oposiciones de Turquía se esfumaron -lo que representa pésimas noticias para las pretensiones autonómicas del Kurdistán, por cierto-, es importante no dejar de mirar lo que suceda con países, por ahora, extra OTAN, como Nueva Zelanda o Australia.

Los avances militares de China en las disputadas aguas del mar de China Meridional, emplazadas en el corazón marítimo del este de Asia, llegaron a los titulares en 2020, en plena pandemia. Y es que la visibilidad que la propia Beijing le ha dado a sus ejercicios militares y avances políticos en el territorio que disputa con otros cinco países de la región no pasa desapercibido ni por sus vecinos ni por Washington. Una muestra de ello fue el anuncio realizado por el gobierno chino en abril de 2021 sobre la creación de dos nuevos distritos como parte de la ciudad de Sansha, ubicada en la isla de Hainan, al sur del gigante asiático. Vietnam y Filipinas, cuyos reclamos territoriales se superponen con los de Beijing, no tardaron en reaccionar. Pero la asimetría evidente, así como su dependencia económica sobre el gigante asiático, imponen límites a su capacidad de protesta.

Por su parte, Washington, que no tiene reclamos territoriales, ha tenido un rol tradicionalmente clave en las disputadas aguas. De acuerdo con el discurso oficial, su objetivo es contribuir a la estabilidad y la seguridad de la región, en la que algunos socios son aliados de larga data, como Filipinas y Singapur. Además, desde Washington, se esgrime que la fuerza naval norteamericana opera para mantener un compromiso con un “Indo-Pacífico abierto y libre”. La zona es comercial y económicamente estratégica. Allí tiene lugar el 60 por ciento del comercio internacional por mar y circula un tercio del total del tráfico marítimo mundial. Posee grandes recursos petroleros y gasíferos, mientras que, sobre su entorno costero, vive el 27 por ciento de la población mundial.

Para los miembros de la OTAN, China es un “desafío sistémico”, es decir, la consideran una verdadera amenaza de fondo contra las democracias occidentales. Para la OTAN, Beijing es mucho más “peligroso” que la Rusia de Putin y así lo establecen en el documento oficial discutido en la cumbre donde incluyeron las directivas políticas para la década que se viene. 

Lo cierto es que China mantiene aún disputas fronterizas activas y concretas con vecinos como Japón, India o Vietnam, al mismo tiempo que pone cada vez mayor presión diplomática, económica, y, últimamente, incluso militar sobre Taiwán. El canciller de la República Popular, Wang Yi, afirmó que Beijing no aceptará de ninguna manera ningún tipo de interferencia respecto de la “unificación del territorio chino”. Washington mira a Moscú, sí, pero, al mismo tiempo, sabe que no puede perder de vista ni por un segundo a su principal competidor hoy por hoy. La OTAN, claramente, va en la misma línea. 

*Por Gonzalo Fiore Viani para La tinta / Imagen de portada: A/D.

Palabras claves: Madrid, OTAN

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