Basta de pinares en el bosque cordobés

Basta de pinares en el bosque cordobés
4 febrero, 2022 por Soledad Sgarella

¿Acaso somos una generación que no reconoce fácilmente nuestros árboles autóctonos? ¿Cuánta info tenemos para ser parte de procesos de reforestación y restauración en una provincia arrasada por el desmonte y el fuego? Conversamos con Lu Peirone, la bióloga millennial que desde las redes educa y nos enseña qué hacer si estamos planificando plantar árboles y colaborar en la reforestación local.

Si alguna vez pasaste por la zona de Calamuchita, concretamente en paisajes como Villa General Belgrano, La Cumbrecita, Inti Yaco y alrededores, habrás notado cómo rápidamente parecemos estar en un fondo de computadora o de peli: pinos que dan un bosque muy fotogénico para una pic. ¿Qué pasa con ese tipo de plantaciones no nativas y qué impactos tienen para nuestra zona? Porque ya sabemos que es muy pintoresco, pero los efectos en nuestra biodiversidad es real. Datos, no opiniones.  

Luciana Peirone Cappri es una bióloga de la generación millennial, becaria doctoral del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (CONICET-UNC), hace podcast y usa las redes sociales para sensibilizar y compartir data importante para cuidar nuestro bosque nativo. Conversamos con ella para que nos tire data concreta, en este caso, sobre las plantaciones de pino en zonas de nuestras sierras. 

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(Imagen: A/D)

—Parece una pregunta obvia, pero habrá que repetirla hasta que no haya más pinos en nuestras sierras. ¿Por qué no hay que plantar pinos? 

Existen varias razones de por qué no plantar pinos, además que es necesario contar con un plan de control y manejo de sus poblaciones. Lo primero a recordar es que el pino es una planta nativa del hemisferio norte y en Estados Unidos y Europa es donde realmente forman bosques, no así acá en nuestra región. En Córdoba, no se generan naturalmente, sino que son producto de plantaciones. Esa es la razón por la cual te llegaron los pinos acá; por un lado, por la industria forestal que fue subsidiada en un momento en nuestra provincia y algunas personas decidieron invertir en ello. Y por otro lado, las distintas migraciones que llegaron a Argentina y que, en Córdoba, las colonias europeas que se instalaron en distintas localidades, como, por ejemplo, Villa General Belgrano, La Cumbrecita, la zona de Calamuchita, trajeron también su vegetación. A partir de esos eventos en distintos momentos de la historia, lo que pasó es que el pino se empezó a adaptar muchísimo al clima de las sierras de Córdoba y empezó a reproducirse por sí solo. Muchas plantaciones forestales no tuvieron en cuenta el costo que tenía cosechar esos pinos y hay bastantes plantaciones que se dejaron abandonadas. Se abandonaron las plantaciones y empezaron a reproducirse e invadir los territorios de los alrededores. Hoy esto está afectando a la biodiversidad nativa, se están esparciendo, reproduciendo y ocupando muchísimo territorio en donde antes había vegetación nativa, ya sea en pastizales o bosques. 

Hay razones ecológicas, en primer lugar, porque al ser el pino una especie que se volvió invasora, eso repercute a nivel ecológico: mata, desplaza y le roba los recursos a la vegetación nativa, entonces toda la fauna asociada a la vegetación nativa no tiene dónde refugiarse y dónde reproducirse. Hay una pérdida enorme de hábitat y de biodiversidad. En segundo lugar, los pinos estarían contribuyendo a que los incendios sean más fuertes o más graves. Naturalmente tienen una capacidad adaptativa a los incendios, de hecho, la reproducción de los pinos dependen en cierta medida de la activación de los frutos por el fuego. Además tienen resinas inflamables en su tronco y en sus hojas. 

Por otro lado, hay una razón ecosistémica que tiene que ver con el agua, que a mí me preocupa muchísimo. Las sierras de Córdoba son nuestras grandes proveedoras de agua continua, en las partes altas es donde los pastizales absorben toda la neblina y toda la lluvia que hay constantemente, sobre todo en la época húmeda, y de a poco van largando esa agua y se va acumulando en arroyos, ríos y finalmente a los diques, y de ahí llega hasta nuestra casa. Los pinos, además de consumir mucha más agua que la vegetación nativa, evapotranspiran muchísimo más. Lo que está claro es que estamos perdiendo capacidad hídrica en las cuencas de las montañas de Córdoba. 

Hay un estudio que midió el rendimiento hídrico, el caudal que tienen los arroyos en una parte de la montaña donde hay plantación de pino y la comparó con una parte donde hay pastizales naturales. Observaron que, en la primera, el arroyo producía 48% menos que en la cuenca nativa. Es un dato central a tener en cuenta por la crisis climática que estamos atravesando y la centralidad del recurso del agua. 

Y también hay razones culturales para no plantar pinos. Fundamentalmente, cuestionar la mirada y valoración de lo extranjero por sobre lo nativo, que es subestimado. Todo lo que no es un bosque de Disney es yuyal o es churqui o baldío. Eso que llamamos yuyo, churqui de manera despectiva, es nuestro bosque nativo. 

—¿Qué hacemos si ya tenemos pinos en alguna zona cercana? 

Depende muchísimo del caso, si es un campo que está en zonas altas o bajas de las sierras, por eso es importante consultar a profesionales para asesoramientos sobre qué manejo hacer. Si hay pinos viejos o que estén enfermos, recomendaría removerlos, sobre todo porque en las tormentas son los primeros en caerse. 

En general, lo que se recomienda es hacer un plan de control de exóticas, en el caso del pino, como ocupa mucho territorio, esa remoción y control debe ser paulatino porque, si sacamos todos de golpe, el suelo queda totalmente desnudo y muy sensible a la erosión del viento y del agua, más si es pendiente. Por otro lado, es importante prestar atención y detectar focos de regeneración de nativas que están luchando para crecer entre los pinos y despejar de exóticas esas partes como para que vayan tomando fuerza. 

Las estrategias pueden ser diversas y dependen de cada caso, pero recorrer, identificar, reconocerlas es un buen comienzo. 

—¿Qué nos sugerís para quienes somos “ciudadanes comunes” y queremos reforestar?

Bueno, yo soy una ciudadana común -risas-, quizá lo que tengo de diferente es el acceso y tipo de información. Si tengo que pensar en algunas sugerencias para reforestar, lo primero a decir es que depende mucho de cada región, qué tipo de bosque o especies hay. Se necesita tiempo, gente y planificación. No es comprar árboles e ir a plantarlos. Es más laborioso, más allá de las buenas intenciones. Hay que empezar con un diagnóstico de qué es lo que se quiere o hace falta restaurar, porque no siempre es reforestar. Hay lugares donde la vegetación natural son pastizales, entonces no hace falta poner árboles y quizás sacar o disminuir el pastoreo de las vacas es lo necesario. En los casos de restauración, hay que ver qué es lo que está degradando ese espacio, para sacar ese factor y que se regenere. La naturaleza, si vos la dejás tranquila, se regenera, pero todo el tiempo la estamos presionando, abriendo caminos, incendiando, poniendo vacas, haciendo piletas, etc. Si respetamos los ciclos, hasta las aves y los bichos vuelven solos. El tema es crear espacios para que eso suceda. 

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(Imagen: Lu Peirone)

Si lo que se va a iniciar es un proceso de reforestación, hay que establecer compromisos a largo plazo y sobre todo con la gente vecina del lugar, de nada sirve ir al lugar que se quiere reforestar o restaurar y plantar árboles y dejarlos ahí a la “buena de dios”. Hay que hacer un seguimiento y justamente hay toda una ciencia que se dedica a la restauración y la reforestación. 


Mi recomendación es que, si les interesa, pueden incorporarse como voluntaries en algún proyecto ya establecido de restauración o reforestación. Pero es muy importante pensar y hacer en otras dimensiones, como ir a lo que está más al alcance de la mano: ir criando y cultivando especies nativas, y empezando a reforestar o restaurar nuestros propios jardines. No hace falta irse al medio de la sierra -por más que se necesitan muchas manos- para empezar a darle refugio a la biodiversidad, puede ser el patio de tu casa, veredas o de la esquina baldía en tu barrio. O haciendo un relevamiento en el barrio de los árboles nativos y cuidando, podándolos y regándolos. 


Lo que nos dice Lu tiene muchísima importancia para desandar las buenas intenciones que implican más esfuerzos que impactos concretos y sobre todo para generar nuevos procesos educativos y tener información para no reproducir las formas coloniales sobre los territorios. “Es muy importante que empecemos a reconocer y a valorar nuestras especies nativas porque ahí se gesta una verdadera sustentabilidad, están adaptadas y sincronizadas con los ciclos naturales de nuestra región y eso permitiría alcanzar cierta sustentabilidad. Volver a lo nativo y dejar de copiar otros modelos de desarrollo de otros países que nada tienen que ver con nuestra región”, concluye la bióloga millennial. 

*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: A/D.

Palabras claves: Bosque nativo, cordoba, Luciana Peirone

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